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jueves 10 de octubre de 2024
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Los cinco castillos más emblemáticos de Cuba

La Habana (Prensa Latina) La Habana cada año suma más encantos con sus castillos, murallas y añejas construcciones levantadas en la época colonial y conservadas de la mejor manera posible.

Por Roberto F. Campos

De la redacción de Economía

Foto Vladimir Molina, Prensa Latina

Y ahora que en el mundo hay una tendencia por los viajes culturales e históricos, la capital cubana propone fortalezas de antaño como El Morro, La Cabaña, La Fuerza, La Punta y el Torreón de La Chorrera.

Esos lugares captan la atenciòn de quienes llegan a esta nación en busca de conocimiento y aprender y ponerse en contacto con sus antepasados.

1.- EL IMPENITENTE MORRO

De guardia siempre, el Castillo de los Tres Santos Reyes de El Morro, radica sobre una alta roca a la entrada de la bahía de La Habana. Esa fortaleza y su farola guían a los barcos, aunque hoy dìa los navegantes se valen de instrumentos màs precisos.

Es un sitio digno de una visita de larga duraciòn, al que se llega en una embarcación que cruza el canal de entrada de la rada o por tierra, pasando el Túnel de La Habana.

La corona española lo concibió y ordenò su construcciòn para planes defensivos en los siglos XVI y XVIII ante los ataques de piratas.

Las obras duraron 40 años, iniciadas en 1589 y terminadas en 1630, bajo la dirección del ingeniero militar Juan Bautista Antonelli, quien además fue el padre de otras construcciones.

El Morro, como simplemente se le conoce, tiene forma de polígono irregular, con gruesas murallas, se eleva a 40 metros sobre el nivel del mar y posee baluartes y salientes defensivos.

Su hecho más distintivo derivò de la defensa contra una escuadra inglesa en 1762 que superò la resistencia de los criollos y desde allí propició la toma de La Habana que duró 11 meses (hasta el 6 de julio de 1763).

Todo viajero distingue la fortaleza por su torre de 10 metros, su faro marítimo, que sirvió de atalaya y tuvo varios cambios: al principio alimentado por leña, en 1819, por aceite; en 1928, con acetileno, y desde 1945, con electricidad.

2.- LA FUERZA SE HIZO INEXPUGNABLE

Protegiendo la entrada de la Bahía y como el más antiguo se encuentra, de la parte cosmopolita de la urbe el Castillo de la Real Fuerza. Allí, hoy se puede tener una tarde maravillosa, sobre todo a la puesta del sol, en una cafetería en la parte superior o disfrutar de exposiciones de ceramistas en su interior.

Su construcción tuvo que ver con el incremento de los ataques de corsarios y piratas, lo cual obligó al Rey de España, Felipe II, a ordenar al entonces gobernador de La Habana, Don Hernando de Soto, la edificación de una gran fortaleza.

Esas obras comenzaron en 1558 y terminaron en 1578. Como peculiaridad, sus comienzos estuvieron a cargo de la única mujer gobernadora de la capital, Doña Isabel de Bobadilla, esposa de De Soto, quien murió en 1542 a orillas del Misisipi.

La enamorada mujer, que siempre esperó el regreso de su compañero, encargó al arquitecto Mateo de Aceituno la obra. Fue un lugar tan seguro que varios gobernadores la emplearon como residencia.

Bobadilla se convirtió en tal símbolo que crearon una veleta, una estatuilla de metal, que se colocó en su cúpula y recibió el nombre de La Giraldilla, uno de los principales emblemas de La Habana con la figura de mujer oteando el horizonte.

3.- LA PUNTA, MUY PEGADO AL MAR

La Punta se elevó en un saliente, pegado al mar, directamente sobre él, y duró 10 años levantarlo, para terminarlo en 1600, 30 años antes que El Morro. Esta fortaleza se convirtió en un baluarte sencillo en forma de cuadrilátero con 100 metros de lado y 58 de ancho.

Los historiadores recuerdan, que durante la toma de La Habana por los ingleses sufrió grandes daños, luego reparados, y en 1868, durante La Guerra de los 10 años por la independencia de la colonia española, se le añadieron cuatro explanadas para similar cantidad de cañones.

4.- SAN CARLOS DE LA CABAÑA, SEDE DE EVENTOS

Además de acoger al Museo de Armas y una oficina donde el comandante guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara instalò su oficina a principios de la Revolución cubana en 1959, forma parte del centro del Parque Histórico, Turístico y Militar Morro-Cabaña.

La construcciòn de esa fortaleza tambièn corriò a cargo del arquitecto Juan María Antonelli y se sitúa en una colina desde la cual se domina toda la ciudad y que en su època los militares la consideraron clave para su defensa.

Tal fue así, que el propio Antonelli, al construir El Morro miró hacia ese promontorio y dijo que quien lo dominara tendría a La Habana como ocurrió después con la armada inglesa.

La obra comenzó en 1763 –inmediatamente después de la retirada de los ingleses- por orden de Carlos III y terminó un año más tarde. Los planos los realizó el francés M.de Vallière y los diseños estuvieron a cargo del también galo M. Ricaud de Tirgole.

Hablamos de una plaza de 700 metros de largo, con un polígono de 450 metros de murallas con baluartes, terrazas, caponeras y rebellines. En 1859 allí había una guarnición de mil 300 soldados y con una dotación de 120 cañones y obuses de bronce.

Cada noche a las 21:00, hora local, se dispara un cañonazo, conocido por los cubanos como El cañonazo de las nueve con una pieza de artillerìa de la época colonial, manipulada por cadetes vestidos a la usanza de aquellos tiempos.

5.- TORREON DE LA CHORRERA

El fuerte de Santa Dorotea de la Luna de la Chorrera se terminó de construir en Cuba en mayo de 1646. Junto con el torreón de Cojímar, esta fortaleza formaba parte de la defensa de La Habana.

Su misiòn consistìa en proteger la desembocadura del río Almendares y evitar que barcos enemigos a la Corona española se abastecieran de agua dulce.

Durante la toma de La Habana por los ingleses, este torreón sufrió daños mayores. La artillería de los barcos atacantes lo destruyó en su mayor parte.

El torreón actual se reconstruyó después que La Habana regresó bajo el gobierno de España.

La Chorrera se debió a Juan Bautista Antonelli, hijo de Bautista Antonelli, constructor del Morro y de la Punta. Originalmente era redondo, como las torres que había en las costas de España para rechazar los ataques de los moros, estaba artillado y tenía capacidad para 50 hombres.

Cumplió su misión protectora hasta que en la toma de La Habana por los ingleses fue abatido por la escuadra de Lord Albemarle.

La Chorrera ahora es un centro turístico con una magnifica vista, muy bien conservado, y al lado del también restaurante 1830, sitio muy concurrido por su buen quehacer gastronòmico y servicio.

arc/rfc

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