Por María Julia Mayoral
Redacción de Economía
En total, casi un tercio de los habitantes vive en situación de pobreza, proporción que se eleva a 42,5 por ciento en el caso de la población infantil y adolescente, indicó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La incidencia de la miseria también es más alta entre las mujeres, los indígenas y los residentes en localidades rurales, explicó la máxima autoridad de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, al presentar en noviembre pasado el informe sobre el Panorama Social de 2023.
Incluso, antes de pandemia de la Covid-19 y la guerra en Ucrania, el objetivo de erradicar el hambre y la malnutrición para 2030 “no se estaba cumpliendo”, juzgó la agencia de Naciones Unidas.
De 2014 a 2019 el número de personas hambrientas y en situación de inseguridad alimentaria grave o moderada ya iba en aumento, advirtió un examen de la Cepal, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Mientras tanto, la balanza comercial de la región no dejó de recibir los beneficios del aumento en los precios internacionales de los alimentos durante los años más recientes, corroboró el estudio conjunto.
Por los cálculos de la Cepal, la FAO y el IICA, en el área hay 16 países exportadores netos agropecuarios y 16 importadores netos, pero más del 80 por ciento de los habitantes vive en naciones que son exportadoras netas.
El análisis de las tres instituciones, sobre las perspectivas de la agricultura y el desarrollo rural para el bienio 2023-2024, remarcó que el sector representa aproximadamente el 22 por ciento de las exportaciones de mercancías a escala regional, alrededor del cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y da empleo al 15 por ciento de la población.
Históricamente, el crecimiento del PIB ha estado correlacionado con los precios de los “commodities”:En el ciclo de alza 2020-2022, el aumento anual de las exportaciones agroalimentarias de América Latina y el Caribe (ALC) superó el promedio mundial y el de otras regiones, pese a los efectos de la Covid-19 y la guerra en Ucrania, ilustró el informe.
El Caribe, puntualizó la pesquisa, fue la única subregión de ALC con un aumento de las exportaciones agroalimentarias por debajo del promedio mundial en el período 2020-2022.
De acuerdo con evaluaciones de Naciones Unidas, el incremento de la inseguridad alimentaria a escala global es más un tema de acceso que de oferta o disponibilidad de nutrientes.
Entre 2011 y 2020 los precios internacionales de los alimentos tendieron a la baja y aun así la incidencia del hambre aumentó en ALC debido al menor crecimiento económico y la expansión de la pobreza, sopesó la Cepal.
Tampoco debe pasarse por alto la excesiva dependencia de la agricultura de los insumos importados: ALC compra en el exterior cerca del 85 por ciento de los fertilizantes que utiliza y la intensidad en su uso prosigue en ascenso, argumentaron la Cepal, la FAO y el IICA.
Para los próximos años es de esperar que los precios de los alimentos continúen más elevados en relación con la etapa prepandemia, mientras la región seguiría experimentando “un síndrome de bajo crecimiento más estructural y de largo plazo”, advirtió la Cepal.
En noviembre de 2023, la FAO también reiteró su llamado de alerta por el comportamiento de la malnutrición en niños y niñas, al considerar el retraso del crecimiento, la emaciación infantil, las carencias de vitaminas y minerales, el sobrepeso y la obesidad.
El escenario para nada resulta halagüeño: el área tiene, por demás, el costo más alto de una dieta saludable en el mundo, al subir 5,3 por ciento de 2000 a 2021, indicó la FAO.
Estimaciones recientes del Programa Mundial de Alimentos (PMA) confirmaron que en 2022 alrededor de 247,8 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria moderada o grave en esta parte del planeta.
Esto significa que en el transcurso del año millones de personas se quedaron sin alimentos, experimentaron hambre o se vieron obligadas a pasar días sin comer: en términos de inseguridad alimentaria grave, la prevalencia fue del 12,6 por ciento en 2022, poco más de un punto porcentual por encima de la media mundial, detalló el PMA.
En cambio, datos de la Cepal avalaron que la fortuna de solo 105 personas en Latinoamérica y el Caribe representó en 2021 casi el nueve por ciento del PIB regional.
Aunque en 2022 disminuyó la desigualdad de ingresos medida por el índice de Gini, el crecimiento esperado del PIB no permite prever para 2023 nuevas mejoras en materia de pobreza y las disparidades siguen siendo muy elevadas, señaló la entidad de Naciones Unidas.
Además, la creación de empleos entre 2014 y 2023 fue la más baja desde la década de 1950, y de los 292 millones de personas ocupadas actualmente, una de cada dos ingresó al sector informal de la economía.
De tal forma, sintetizó la Cepal, cerca de un quinto de los ocupados vive en situación de pobreza, cuatro de cada 10 posee ingresos laborales inferiores al salario mínimo y la mitad no cotiza en los sistemas de pensiones,
La inserción en el trabajo remunerado es fundamental, pero no suficiente para alcanzar la inclusión laboral: en 2022 alrededor de 54,2 millones de hogares (39 por ciento del total) dependían exclusivamente del empleo informal, ejemplificó.
“No es posible crear un mejor futuro del trabajo sin crear un mejor futuro de la producción y viceversa”, declaró Salazar-Xirinachs.
A juicio de la Cepal, ALC continúa sumida en una “doble trampa estructural” de bajo crecimiento asociado con altos niveles de pobreza y desigualdad.
Para 2023 la previsión de crecimiento del PIB regional es de 1,7 puntos porcentuales, es decir, significativamente inferior al 3,8 por ciento registrado en 2022 y, por los cálculos de la Cepal, el indicador apenas subirá 1,5 por ciento en 2024.
arb/mjm