Por Fausto Triana
Corresponsal jefe en España
Quince preciosas lagunas en Ossa de Montiel, entre dos provincias, Albacete y Ciudad Real, en Castilla-La Mancha. De esos tesoros escondidos de España a los que se llega con ayuda de Kica Moya Oliver, antigua guía y exitosa empresaria que dirige la Fábrica de Esencias Peñarrubia del Alto Guadiana.
Se ubica en el nacimiento de Alto Guadiana, un río con una peculiaridad, que a lo largo de su recorrido se van formando unos diques llamados travertínicos, por la acumulación de carbonato cálcico. Luego, represan el agua del embalse y los van convirtiendo en lagunas, explica Kica Moya a Prensa Latina.
Ahora estamos en una laguna perteneciente al término municipal de Ossa de Montiel, llamada Santo Morcillo. Se añaden Laguna Blanca, Conceja, Tomilla, Tinaja, de San Pedro, Redondilla, Lengua, Salvadora, Batana, Colgada, del Rey, Cueva Morenilla, Coladilla y Cenagosa, precisa.
“En algunas de ellas está permitido el baño, navegación sin motor, la pesca, mientras otras están más protegidas, porque este entorno es muy rico en flora y fauna, con especies autóctonas.
Hay mucha flora acuática, peces como carpa, barbo, boga, lucio, laplaz, percasol; nutrias, jabalíes, ciervos, meloncillo, culebras de hasta dos metros”, comentó a Prensa Latina.
Además, patos, somorgujos, cabra montesa, águila real, dentro de una formación que es única en Europa, junto al Parque Nacional de Plitvice, Croacia (declarado Patrimonio de la Humanidad), puntualizó.
Está repartida en cinco términos municipales. Ossa de Montiel, Ruidera, Argamacilla de Alba, Villa Hermosa y Alhambra de Ciudad Real.
Se trata de una zona de especial conservación dentro de la red europea, Humedal de importancia internacional, con el núcleo de Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda.
Sus 15 lagunas a lo largo de 30 kilómetros, que constituyen el valle de Alto Guadiana, se deben a un proceso geomorfológico que sigue activo. El agua de lluvia caída se enfrenta al terreno disolviendo las calizas a su paso, acumulándose en el acuífero, dando lugar a represas.
PARAISO EN LA MANCHA
Llama la atención como el color del agua varía con el intenso azul turquesa, siempre transparente y con rasgos prístinos. Las lagunas se rebosan e inundan unas a otras formando cascadas y saltos debido a formaciones geológicas como las barreras travertínicas.
Kica Moya, que tiene especial pasión por la naturaleza y por su región, disfruta del paseo por las lagunas en un día soleado, aunque bastante frío. Así, apunta que Ruidera se declaró como Parque Natural en 1979 y de esta forma se consiguió la conservación de su rico patrimonio.
Sin embargo, ha sufrido la presión humana desde la prehistoria, mucho mayor al enclave de Croacia, por encontrarse en una zona tan seca. La eterna dicotomía de preservarlo intacto o permitir el acceso con fines turísticos vuelve a estar en la ecuación.
Dispone de numerosas actividades como el senderismo, la educación ambiental, así como el buceo, kayak, paddle surf y vela, además de zonas de baño durante el verano y de pesca deportiva.
A unos siete kilómetros de Ossa de Montiel nos espera otra sorpresa: la Cueva de Montesinos. Se trata de una cavidad kárstica de unos 80 metros de profundidad, generada por procesos de disolución de las aguas de lluvia.
La curiosidad no es sólo la cueva, que, entre los hallazgos más significativos, se encontraron restos de útiles que reflejarían actividad humana desde Neolítico Final. Está también el sello de Miguel de Cervantes.
El insigne escritor escribió en 1615 “El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha”, la segunda parte de su obra maestra. Y los capítulos XXII y XXIII fueron precisamente consagrados a un sueño del Quijote recreado en la Cueva de Montesinos.
En una visita a Albacete, Silvia Rodenas, especialista de la Asociación Provincial de Empresarios, Hostelería y Turismo (APEHT), también se esmera en mostrarnos otras bondades.
A lo descrito, se suman con notas altas la Finca Pago de La Jaraba, consagrada a la producción de vinos, quesos y aceites de oliva virgen extra, y próximamente frutos secos, en Villarrobledo.
Ya en la ciudad capital, considerada un cruce de caminos, ofrece dos espacios sui-géneris, el Teatro-Circo más antiguo del mundo y el Museo de la Cuchillería, junto con una gama de restaurantes que derrochan la excelencia culinaria y un platillo que identifica a Castilla-La Mancha: “atascaburras” (a base de bacalao, papas y huevos, con una salsa cremosa).
arc/ft