Por Osvaldo Cardosa
Corresponsal jefe en Brasil
Al menos otros 10 ciudadanos que pretendían viajar no subieron a ocupar el total de los 68 asientos del turbohélice porque llegaron retrasados al vuelo 2283 o se retiraron.
Documentos de la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC) señalan fallas y problemas en los procedimientos de mantenimiento de la flota de aviones de Voepass, la cuarta compañía aérea más grande del país, con una participación del 0,5 por ciento en el mercado doméstico.
El historial de manutención forma parte de la pesquisa y el plazo para la primera declaración sobre la causa de la tragedia, según la Policía Federal (PF), es de un año.
Los especialistas de la PF que indagan al respecto esperan informes del Instituto Nacional de Criminalística y la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) para descubrir la causa del siniestro y acusar a los posibles responsables.
El avión partió de la ciudad de Cascavel, en el sureño estado de Paraná, con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en Sao Paulo.
Según el sitio web de rastreo de vuelos Flight Radar 24, la aeronave voló durante casi una hora a 17 mil pies (cinco mil 180 metros), hasta que a las 13:21 (hora local) comenzó a perder altitud y en solo un minuto tuvo una fuerte caída a cuatro mil pies (mil 250 metros).
La Fuerza Aérea Brasileña informó que el aparato perdió contacto con el radar a las 13:22 (hora local) y que la tripulación en ningún momento “declaró emergencia o reportó estar bajo condiciones meteorológicas adversas”.
Personas vinculadas a la investigación, escuchadas por el portal Metrópoles, afirman que aún resulta prematuro hablar de sospechosos, pero no están descartadas las hipótesis de delito culposo, por negligencia o imprudencia.
Asimismo, emergió la posibilidad de crimen con eventual dolo, cuando se asume el riesgo de cometerlo, incluso si no fue la intención.
El accidente aéreo de Voepass resulta, hasta el momento, el mayor del mundo este año en cantidad de víctimas, según el website Aviation Safety Network.
POSIBLES CAUSAS
Todavía no se sabe qué generó el incidente, pero el desplome en espiral sugiere la aparición de un stall (en inglés), situación en la que el ala pierde completamente su sustentación útil, lo cual provoca la caída brusca del avión.
Dependiendo de la altitud y las condiciones, es posible recuperar la altitud en vuelo.
Expertos apuntan que el stall puede ocurrir, por ejemplo, por formación de hielo sobre las alas y en la ruta del avión había esa situación, según pilotos escuchados por el portal G1 y la estación televisiva Globonews.
Precisan que tal congelación es una de las hipótesis. Sin embargo, no hay un solo factor que cause un accidente y resulta apresurado sacar conclusiones a partir de videos o la información divulgada.
Un análisis satelital indica que el avión voló entre ocho y 10 minutos dentro de una formación de hielo severo, una condición climática que el manual del fabricante clasifica como “de emergencia” y que puede hacer que la aeronave pierda sustentación y gire.
Por su parte, el Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Cenipa) indica que posiblemente la tripulación del avión accidentado perdió el control del aparato.
Tal tesis apareció en la página de la pesquisa del Cenipa sobre el incidente, no obstante, dejó entrever que toda la información puede ser modificada y no vincula obligatoriamente las conclusiones que serán publicadas en el denominado Informe Final de Investigación.
El organismo es responsable de indagar las posibles causas del desplome y emitir directrices sobre cómo prevenir posibles accidentes futuros similares.
Un documento preliminar debe ser divulgado hasta el 10 de septiembre y el final no tiene fecha para ser publicado, comunicó el centro.
“Durante el vuelo en ruta, la tripulación perdió el control de la aeronave”, apunta el sitio web del Cenipa.
Por el momento, las dos cajas negras fueron recuperadas. Una de ellas graba los datos del vuelo y la otra, las conversaciones, incluso las de dentro de la cabina.
El equipo fue enviado al laboratorio de lectura y análisis de datos de los registradores de vuelo en Brasilia.
Además de los grabadores, los motores del avión fueron recuperados para tratar de determinar la causa del derribo.
Las víctimas del accidente murieron de politraumatismo, refiere otro informe del Instituto Médico Legal (IML).
Señala que identificó a las 62 víctimas fatales de la desdicha y entregó los restos mortales a los familiares de 42.
De ese total de cadáveres, 40 fueron identificados mediante los exámenes de dactiloscopia y los demás por análisis de su arcada dentaria o por otras características físicas.
El IML acopió muestras genéticas de los familiares de las víctimas, pero no fue necesario utilizar métodos de comparación para identificarlas, según precisó el superintendente de Policía Técnico-Científica del IML, Claudinei Salomão.
“Los procesos de identificación prescindieron de los exámenes complementarios de ADN, pues la experiencia que tenemos nos permitió comparar los cuerpos con datos preexistentes, como huellas dactilares o imágenes radiológicas de las víctimas”, argumentó.
FATAL VOEPASS
Actualmente, Voepass tiene una flota compuesta por 15 aeronaves de modelo de la empresa franco-italiana ATR: el ATR 72-500, ATR 72-600 y ATR 42-500 y cuenta con un acuerdo de reparto de vuelos con la aerolínea Latam.
Seis días después de la desventura del 9 de agosto, el pánico volvió a sacudir a los brasileños tras otro avión de la ahora cuestionada empresa aterrizó luego de declarar situación de emergencia.
El avión, que salió de Rio Verde, en el central estado de Goiás, con destino al aeropuerto internacional de Cumbica, en Guarulhos (Sao Paulo), tuvo que tomar tierra en Uberlândia (Minas Gerais, sudeste).
La aerolínea argumentó que se trató de “un aterrizaje técnico” después de identificar “una cuestión técnica” en el vuelo PTB 2211.
Aseguró que el aparato aterrizó con todos los sistemas operativos en funcionamiento y que los 38 pasajeros “serán reacomodados para seguir hasta su destino”.
No explicó las razones por la que varios de los trayectos, con sus aeronaves, están suspendidos. Solo informó que todos los aviones en operación están “aptos para volar, con todos los sistemas requeridos en funcionamiento”.
Recientemente el presidente de Voepass, el piloto y empresario José Luiz Felício Filho, conocido como comandante Felício, habló por primera vez públicamente sobre el accidente en Vinhedo, en un video de dos minutos y 42 segundos.
Lamentó las muertes y comunicó que la compañía está ofreciendo asistencia a las familias de las víctimas.
Aseguró que la vida de los pasajeros y tripulantes es “la prioridad número uno” de Voepass.
Los restos del avión accidentado fueron totalmente retirados el 17 de agosto y llevados a la sede de la compañía en el municipio paulista de Ribeirão Preto, donde todos los equipajes fueron recogidos y están en proceso de limpieza y separación.
De igual manera, los motores de avión fueron recogidos por el Cenipa y llevados al Cuarto Servicio Regional de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Seripa IV), en la zona norte de la capital paulista.
La Agencia Nacional de Aviación Civil lamentó el accidente y adelantó que supervisará “la prestación de atención a las víctimas y sus familiares por la empresa”.
Notificó que adopta las medidas necesarias para averiguar la situación de la aeronave y de los tripulantes.
La tragedia de Vinhedo es el accidente aéreo más mortífero en suelo brasileño desde 2007, cuando un avión de la aerolínea TAM mató a 199 personas al estrellarse contra un edificio mientras intentaba aterrizar en Congonhas (Sao Paulo).
El Cenipa prometió que la conclusión de la investigación de la caída del vuelo 2283 “tendrá el menor plazo posible, dependiendo siempre de la complejidad del suceso”. Un informe preliminar debe ser publicado en 30 días.
arb/ocs