Por Yhonny García Calles*
Colaborador de Prensa Latina
Para la Revolución cubana, esta es su génesis y no una simple política, sino una práctica vital, un principio fundacional, un deber moral y una expresión concreta de justicia social.
El líder histórico de ese proyecto emancipador, Fidel Castro, dijo que “(…) ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será nunca suficientemente capaz de luchar por sí mismo”.
Fidel, heredero del ideario del Apóstol José Martí y del legado antiimperialista de nuestros Libertadores, cristalizó en la solidaridad la columna vertebral del proceso revolucionario.
La Revolución cubana demostró que una verdadera revolución no se limita a las fronteras de un país, sino que se extiende a todos los pueblos que luchan por su independencia y soberanía.
LA SOLIDARIDAD COMO ACTO REVOLUCIONARIO
El Comandante en Jefe cubano enseñó a los pueblos del mundo, que el internacionalismo no es un gesto de misericordia, sino un acto de justicia.
“Compartir lo que tenemos, no lo que nos sobra” fue su máxima, que definió el carácter solidario de la Revolución cubana desde su nacimiento, incluso en los momentos más difíciles del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la isla por Estados Unidos.
Para el líder revolucionario mundial, la solidaridad es un deber concreto e histórico de la Revolución cubana y en “las relaciones internacionales practicamos nuestra solidaridad con hechos, no con bellas palabras”, expresó.
Con este convencimiento, la Revolución cubana fue capaz de brindar su heroica contribución a los movimientos por la liberación en América Latina y el Caribe, como también al África.
A esos lugares envió médicos, a las zonas más pobres del mundo. Es de resaltar que en las universidades cubanas se han formado, de manera gratuita, alrededor de 40 mil profesionales de la salud de 138 países, incluidos jóvenes estadounidenses, en demostración que la solidaridad cubana no discrimina por raza, religión o ideología y se ofrece a quien la necesite.
PATRIA ES HUMANIDAD: EL LEGADO DE MARTÍ Y FIDEL
José Martí, el más universal de los cubanos, fue el autor intelectual e inspirador del proceso de transformación social en la mayor de las Antillas y con su visión integradora de alcance universal, sentenció que “Patria es humanidad”.
Ese principio fue convertido en acción por el máximo dirigente de la Revolución cubana, quien reforzó la orientación sobre ser conscientes de que solo podemos salvarnos si la humanidad se salva.
Cuba y su pueblo no solo resisten a la agresión permanente del imperialismo norteamericano, sino que se convirtieron en trinchera de lucha de los pueblos oprimidos, al brindar su concurso decisivo para preservar la independencia de Angola, doblar así las campanas del apartheid y abrir el camino a la independencia de las naciones africanas.
El envío de sus misiones médicas, culturales, educativas y deportivas, entre otras, a diversos países de Nuestra América, África, Asia, e inclusive a naciones desarrolladas de Europa, confirman que la verdadera grandeza de un Estado no está en su poderío económico, sino en su capacidad de servir a los demás.
UN EJEMPLO EN UN MUNDO EGOÍSTA
El sistema global de explotación, impuesto por las transnacionales y su plutocracia, se sustenta en la indiferencia al sufrimiento de los pueblos.
Mientras exportan guerra, saqueo y desigualdad, y profundizan crisis sanitarias y hambre, la Revolución cubana sigue honrando el legado de Fidel: “Más médicos y menos bombas”.
Sus “Ángeles de Batas Blancas”, auténticos héroes de la solidaridad, no solo curan enfermedades, sino que, con desprendimiento y generosidad, sanan el alma de los más humildes de la tierra.
Muy a pesar de la campaña deshonesta y de odio que ha desatado el gobierno de Estados Unidos para desacreditar a la cooperación médica cubana, pueden los pueblos del mundo contar con la dignidad, la profesionalidad y el altruismo del personal médico cubano.
Como lo reafirmara el líder histórico de la Revolución cubana: “El personal médico que marcha a cualquier punto para salvar vidas, aun a riesgo de perder la suya, es el mayor ejemplo de solidaridad que puede ofrecer el ser humano”.
Esa es la esencia de la Revolución cubana, un proyecto que no se conformó con liberar a su pueblo, sino que hizo suya la lucha por la liberación de los pueblos que claman por justicias.
Por eso, mientras exista la injusticia en el mundo, el internacionalismo cubano sembrado por Fidel Castro seguirá siendo semilla de rebeldía y esperanza.
CUBA SIEMPRE EN EL LADO DE LAS CAUSAS JUSTAS
Desde aquel enero luminoso de la victoria revolucionaria en 1959, Cuba ha mantenido a lo largo de seis décadas, una posición inquebrantable al lado de los pueblos que luchan por su independencia, soberanía y dignidad.
Precedida por los postulados del internacionalismo proletario y el legado martiano, la “isla insumisa” ha convertido la solidaridad en acción concreta, y aboga por poner fin al genocidio sionista que perpetra contra el pueblo palestino.
Alza su voz frente a la guerra económica impuesta por el gobierno de Estados Unidos al pueblo de Simón Bolívar y Hugo Chávez, en su resistencia activa frente a las mil 237 medidas coercitivas unilaterales, enmarcadas en la política de máxima presión contra gobiernos que no responden a sus designios.
Además, Cuba mantiene su principio inamovible en la defensa de la causa del pueblo saharaui, y muchas más, al enfatizar en todos los foros internacionales el derecho de los pueblos a su autodeterminación y ofrecer una cooperación desinteresada.
Todo esto demuestra que Cuba siempre estará al lado de la paz, la justicia, que su lugar está y estará junto a las causas justas de la humanidad, no por cálculo político, sino por su convicción revolucionaria.
EL EJEMPLO SOLIDARIO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA
La Revolución cubana sigue escribiendo las páginas más luminosas de solidaridad en la historia moderna, al exhibir incluso que una pequeña isla del Caribe, bloqueada y asediada, se ha convertido en un gigante de la dignidad humana, porque con machete y fusil en mano supo conquistar su libertad.
Su ejemplo trasciende fronteras con más de 600 mil misiones médicas en 165 países, y el gesto heroico de haber enviado médicos a las zonas más peligrosas durante pandemias y desastres naturales, incluso antes que los países ricos, es la demostración inequívoca de su altruismo y solidaridad.
Pero lo más extraordinario no son las cifras, sino el principio rector de su política exterior: el internacionalismo concreto, heredado de Martí y forjado por Fidel, que convirtió la solidaridad en acto extraordinario y cotidiano.
Con ello demostró que los pueblos se apoyan no por interés, sino por principios, que la medicina sustituye a las balas. Como nos enseñara el Che Guevara.
“Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el verdadero revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad”, dijo el Guerrillero Heroico.
Por eso decimos que cuando la historia juzgue nuestro tiempo, el ejemplo de la Revolución cubana brillará como faro ético para la humanidad.
arb/jcd/ygc
*Coordinador General del Movimiento Nacional de Amistad y Solidaridad Mutua Venezuela-Cuba