Frei Betto*, colaborador de Prensa Latina
Antes de la clase siguiente, fue citado ante el director de la escuela. Este le explicó que no podía continuar con el tema si quería conservar su puesto. Un grupo de padres lo acusó de “adoctrinar ideológicamente” a sus hijos.
El profesor replicó. Enfatizó que no existe una lección de historia ideológicamente neutral. El enfoque de la narrativa depende de la postura que se adopte sobre el evento. Para la élite paulista, hombres como Fernão Dias Paes Leme, Domingos Jorge Velho y Raposo Tavares fueron pioneros heroicos del “sertão” brasileño, el interior del país. Por esta razón, merecen monumentos, y sus homónimos adornan importantes carreteras y vías públicas. Para los indígenas y los negros esclavizados, eran la versión colonial del Escuadrón de la Muerte rural.
¿Por qué muchos libros didácticos todavía se refieren a los conspiradores del estado de Minas Gerais como “inconfidentes”? Como dijo el escritor brasileño Machado de Assis, “las palabras son como las monedas: cuanto más circulan, más pierden su valor”. Pero no pierden su raíz etimológica. “Inconfidência” significa traición. Fue la Corona portuguesa la que calificó a los compañeros de Tiradentes como “inconfidentes” a través de los registros judiciales realizados por la “Devassa”, como se denominó la investigación oficial sobre la conspiración. Un “inconfidente” es alguien que no merece confianza. Si fuera hoy, la reina María I llamaría a la conspiración “Delación Mineira”.
Contrario a la censura impuesta por el consejo escolar, el profesor renunció.
Es inútil que los padres y las escuelas asuman que existe una lección de historia ideológicamente pura. Ni siquiera la historia del calendario escapa a esto; es solo investigar por qué el último mes del año de doce meses se llama diciembre, que equivale al número 10, y por qué julio y agosto tienen 31 días. La clave está en los emperadores Julio César y Augusto.
En una sociedad tan desigual como la nuestra, la versión del opresor rara vez coincide con la del oprimido. Recuerdo al sacerdote francés que, cenando como invitado en casa de una pareja que lideraba un movimiento católico, causó enorme malestar al charlar en la cocina con los dos cocineros, solo para descubrir que no tenían contratos de trabajo formales ni horario laboral fijo.
Paulo Freire demostró que la versión del opresor a menudo influye en los oprimidos, ya que quienes ostentan el poder político y económico dominan los principales medios de comunicación. Por eso, tantas personas oprimidas ven el mundo a través de los ojos de quienes las oprimen, como la persona esclavizada que dejó la “senzala”, donde vivían los esclavos, para trabajar y vivir en la “casa grande”, donde vivían los señores dueños los esclavos.
El estudio curricular de la historia brasileña es un insulto a la historia misma: algunos creen que los colonizadores portugueses trajeron la civilización a Brasil; las tropas brasileñas obtuvieron una victoria honorable en la Guerra del Paraguay; y que nuestros grupos étnicos indígenas carecen de educación.
Historia bajo censura
Debido a que insisten en ignorar a Walter Benjamin, Michel Foucault y Eduardo Galeano, en muchas escuelas estadounidenses se enseña la anexión imperialista de vastos territorios mexicanos, como Texas, Arizona, California y Nuevo México, en el siglo XIX, como una simple expansión del país para cumplir su “destino manifiesto”, es decir, la misión histórica y divina de extender su territorio hasta el Pacífico.
En el país de Trump, ¿cómo usted cree que se narra la guerra de Vietnam en las escuelas? Sí, hay excepciones, pero en general, no se acepta la derrota de las tropas de la mayor potencia militar del mundo a manos de campesinos pobres cultivadores de arroz. Afortunadamente, algunos profesores se atreven a usar la obra del historiador Howard Zinn como referencia, especialmente su libro “Una historia popular de los Estados Unidos”, que ha vendido más de un millón de ejemplares.
La derecha puede querer censurar a las escuelas y a los profesores. Pero nunca podrá borrar el sufrimiento de las víctimas ni silenciar su clamor.
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* Escritor brasileño y fraile dominico, conocido internacionalmente como teólogo de la liberación, autor de 60 libros de diversos géneros literarios. En dos ocasiones, 1985 y 2005, mereció el premio Jabuti, el reconocimiento literario más importante del país. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. Asesor de movimientos sociales como las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra, ha participado activamente en la vida política de Brasil en las últimas cinco décadas.