Por Roberto F. Campos
Redacción de Economía
Se encuentra en la oriental ciudad de Santiago de Cuba y este año se convierte prácticamente en lugar de peregrinación de turistas de todo el mundo, por lo bien conservada y su belleza. Perteneció al explorador español Diego Velázquez y sobresale en un entorno maravilloso cargado de música local y un colorido que la complementa con creces.
Está ubicada en el centro histórico de la urbe, en un costado del Parque Céspedes, que es una plaza abierta en la parte alta de las terrazas marinas sobre las que se fundó en 1515 la villa, delimitada por el este con la Catedral Metropolitana, por el norte con los hermosos edificios del Hotel Casa Granda y el Club San Carlos, por el oeste con el Palacio de Gobierno.
Y en la parte sur del Parque Céspedes, la casa de Diego Velázquez, edificación del siglo XVI considerada la más antigua vivienda que se conserva hoy en Cuba y América, de influencia mudéjar en su arquitectura, fácilmente distinguible desde el exterior por esa hermética construcción de sillería donde se abren ventanales con entramados de celosías.
La mansión está ubicada entre las calles Aguilera y Santo Tomás. Diego Velázquez -un bizarro conquistador que llegó a América en 1493, en el segundo viaje que hiciera Cristóbal Colón- fue el propietario de dicha vivienda hasta su muerte en 1524.
Cuando pasó a ser Museo Histórico de Ambiente Cubano, se dotó al lugar con diverso mobiliario perteneciente a la época colonial y se sumó, como parte del museo, una vivienda aledaña del siglo XIX que también posee notables valores arquitectónicos.
En el inmueble, repiten los guías, vivió y murió Diego Velázquez, primer Gobernador de Cuba y fundador de las siete primeras villas en el país (Baracoa, Santiago de Cuba, Trinidad, Sancti Spíritus, Puerto Príncipe, La Habana y Bayamo).
El inmueble se levantó entre 1516 y 1530, funcionó allí la Casa de Gobernación, fue vivienda de Velázquez, y en la planta baja se encontraba la Casa de Contratación y de fundición de oro de la Corona española.
La antiquísima casa fue construida con muros exteriores con sillares, bloques de piedra labrados, y, en sus interiores, horcones de madera insertados a las paredes. En estas últimas se utilizó la técnica conocida como verdugada de ladrillos, de origen árabe y más resistente, así el mampuesto sirvió para su revestimiento.
En la década de 1940, el prestigioso arqueólogo, restaurador de obras arquitectónicas y especialista en Artes, de origen catalán, Francisco Prat Puig, asumió el rescate de la deteriorada mansión para evitar que fuera demolida.
Estuvo al frente de la restauración de 1965 a 1970 para convertirla en lo que es hoy, el Museo de Ambiente Histórico Cubano que muestra en sus salas una cronología del arte e historia del mueble en Cuba desde el siglo XVI hasta el XIX con sus ambientes domésticos y las decoraciones interiores.
De la casa se conservan el horno de fundición de metales preciosos, las troneras (especie de ventanas que apuntaban a la bahía) y los muros exteriores. Igualmente, interiores de mampuesto hechos con cal, piedra y tierra, algunos horcones de madera sujetos con pasadores de plomo y techos de armadura.
Según varias investigaciones, el mobiliario se importaba desde el siglo XVI hasta finales del XVII, cuando comenzó a construirse por los artesanos del archipiélago y, posteriormente, se copiaron estilos europeos.
Por demás y sobre las remodelaciones del XIX, refleja la influencia de la arquitectura neoclásica, con la llegada a Cuba de emigrantes franceses procedentes de Haití y la introducción del uso de vitrales, persianas, arcos de medio punto y cenefas que adornaban los diferentes espacios.
Entre sus tantos valiosos exponentes figura una cama imperio la cual, se afirma, fue utilizada en esta urbe por Carlos Manuel de Céspedes, abogado, hacendado y líder cubano que inició la Guerra de los Diez Años al levantarse en armas contra el Gobierno español el 10 de octubre de 1868.
Declarada la casa de Diego Velázquez Monumento Nacional, no deja de sorprender a los visitantes con los exponentes de sus salas, y las narraciones y anécdotas de sus especialistas.
Porque uno de los lugares más emblemáticos para el turismo en el país es la oriental ciudad de Santiago de Cuba.
Actualmente las autoridades de la Ciudad Héroe de Cuba delinean el trabajo del sector turístico para este año por el camino del éxito, potenciando las posibilidades del lugar en materia hotelera y extrahotelera.
LA MÁGICA SANTIAGO DE CUBA
Cristóbal Colón ya había avistado la abrigada bahía en sus primeros viajes a América. Los primeros conquistadores y colonizadores españoles de Cuba fijaron en ella su capital desde 1522, fecha en que fue declarada oficialmente como Ciudad. La Iglesia católica tuvo igualmente la sede primada del arzobispado en la isla, título que aún ostenta.
El conquistador Hernán Cortés fue el primer alcalde de la ciudad y de allí partió hacia la conquista de México. De Santiago marchó también el conquistador y explorador Pánfilo de Narváez con los títulos de adelantado y gobernador rumbo a las costas de Florida en viaje exploratorio, que terminó en fracaso y le costó la vida.
Santiago de Cuba fue atacada por corsarios, piratas y filibusteros en la búsqueda de las riquezas que formaban parte de este territorio. En 1554 el pirata francés François Le Clerc, conocido como Jambe de Bois (Pata de Palo), saqueó la ciudad.
La Guerra de los Diez Años (1868-1878, mambises cubanos contra el colonialismo español) encontró un positivo apoyo en las jurisdicciones de Santiago, a pesar de ser una comarca fuertemente defendida por su condición de centro político-económico.
El 24 de febrero de 1895 se reinició la Guerra de Independencia, con acciones decisivas en los alrededores de la ciudad, como el combate de la Loma de San Juan y la batalla naval de Santiago de Cuba (1898), entre muchos acontecimientos históricos que atesora la urbe.
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