Por Deisy Francis Mexidor
Corresponsal jefe en Estados Unidos
“Se pensaba que esto era un duelo soñoliento entre dos viejos cascarrabias, y ahora se ha convertido nuevamente en una carrera al rojo vivo”, dijo el estratega republicano Matthew Bartlett, citado en medios locales al referirse al choque que se auguraba entre el presidente Joe Biden y su antecesor en el cargo, Donald Trump.
La entrada de la vicepresidenta Kamala Harris como cabeza de la lista demócrata dio un vuelco dramático al escenario político e hizo a Trump y a su compañero de fórmula, el senador de Ohio JD Vance, replantearse su estrategia que ya no tiene el principal argumento usado contra Biden: la edad.
Con anterioridad, el senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, advirtió que debían estar preparados para una “carrera completamente diferente” si Harris, a quien describió como una candidata “vigorosa”, obtuviera la nominación.
Y no estuvo lejos en su apreciación. La entrada de lleno en la campaña de la también exfiscal general de California y exsenadora federal energizó de manera sorprendente las bases y unificó criterios alrededor suyo.
Cuando Biden anunció su renuncia a la reelección el 21 de julio y dio su total apoyo a Harris, expresó su seguridad de que entregaba la antorcha a una persona calificada para ocupar el máximo puesto del país. Un criterio que pocos días antes también había repetido.
Harris logró recaudar 200 millones de dólares en la primera semana de campaña, récord, y sumó unos 170 mil voluntarios.
El 28 de julio, el equipo de Harris dijo que la mayor parte de las donaciones, el 66 por ciento, salieron de los bolsillos de contribuyentes debutantes en el ciclo electoral de 2024, lo cual es un detalle notable.
Según escribió en un memorando Michael Tyler, director de comunicaciones de la campaña, “el impulso y la energía de la vicepresidenta Harris son reales (…), esta elección será muy reñida y se decidirá por un pequeño número de votantes en tan solo unos pocos estados”.
Vance, admitió en una parada en Waite Park, Minnesota, que Harris “ha recibido un pequeño empujón desde su presentación”, aunque, según él, pronto se disipará. Sin embargo, otros no creen lo mismo. Word In Black, un sitio web digital que agrupa a 10 periódicos locales, fundado tras el asesinato por la policía de George Floyd (2020) aseguró que el entusiasmo que está generando Harris no se había visto desde la histórica campaña de Barack Obama en 2008.
“La inteligencia, la tenacidad, el carisma y la alegría de Harris en la campaña la distinguen de sus oponentes republicanos”, señaló.
“Con tantos riesgos históricos en juego (…) representa el cambio que queremos ver ahora”, es una figura transformadora -dijo- lista para hacer historia como la primera mujer en servir a la nación como comandante en jefe y como la primera mujer negra que entraría al Despacho Oval.
Para no pocos observadores, la renuncia de Biden a seguir en la batalla electoral fue, sobre todo, una calculada maniobra desde el “establishment” del Partido Demócrata en un intento para evitar un posible retorno a la Casa Blanca de un Trump que durante meses ha hecho vivir en las pantallas de la televisión sus múltiples enredos legales.
PARA COMPLETAR EL BINOMIO
Los demócratas nominarán a Kamala Harris para la candidatura presidencial durante una votación nominal virtual el 1 de agosto, según las reglas adoptadas por el Comité Nacional Demócrata.
A partir de ese momento tendrá hasta el día 7 para elegir un compañero de fórmula. El partido se reunirá para su Convención Nacional en Chicago, Illinois, del 19 al 22 del propio mes.
Mas todavía hay muchas interrogantes y expectativas, una de ellas es a quién escogerá Harris como su compañero de fórmula en un momento en que está consolidando el apoyo del liderazgo demócrata, de las principales figuras del partido, de importantes grupos de votantes y de los delegados que asistirán a la cita en Chicago.
Las especulaciones señalan entre los probables candidatos a la vicepresidencia al gobernador de Pensilvania Josh Shapiro, el senador de Arizona Mark Kelly y los también gobernadores de Kentucky, Andy Beshear, y de Minnesota, Tim Walz.
Para los estrategas esas las opciones más sólidas si se pretende para expandir el mapa del partido y aseguran que el elegido de Harris tendría que aportar un mayor equilibrio ideológico a la fórmula, así como desempeñar un papel esencial en estados clave, que serán verdaderos campos de batalla este año como Pensilvania.
Una reciente encuesta de CBS News mostró que el 52 por ciento de las votantes mujeres, el 76 de los votantes negros y el 62 de los votantes que están en el segmento entre 18 y 29 años prefieren a Harris sobre Trump.
Otro tanteo significó que el 88 por ciento de los entrevistados demócratas dijo que están entusiasmados con la idea de que ella encabece la lista.
“Espero que le den a Kamala todo el corazón y el alma que me dieron a mí”, exhortó Biden a sus seguidores el 22 de julio, un día después de apartarse a un lado.
Trump, quien sobrevivió a un intento de asesinato durante un mitin en Butler Pensilvania y oficialmente nominado como candidato en la Convención Nacional Republicana celebrada en Milwaukee del 15 al 18 de julio, opinó que “Kamala Harris será más fácil de derrotar” que Biden, pero no debe estar tan seguro.
David Axelrod, exasesor de Obama en la Casa Blanca advirtió que la campaña electoral en este país “cambió de manera dramática” el 21 de julio y que una cuestión es real: Trump es “un candidato vulnerable y puede ser derrotado”.
La exfiscal, de 59 años, de ser finalmente nominada, peleará con el expresidente, de 78, lo que augura una de las campañas más feroces quizás en la historia electoral de Estados Unidos.
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