Por Joel Michel Varona
Corresponsal jefe en Haití
En Haití cerca de 15 mil hombres engrosan las filas de las bandas armadas, pero las más letales radican en Puerto Príncipe, donde controlan ya no el 80 por ciento, sino el 85, y esto hace más difícil el trabajo de la policía, auxiliada desde hace algún tiempo por el Ejército.
Las batallas urbanas persisten, y es cierto que algunos jefes pandilleros y secuaces fueron eliminados, pero no basta, porque los bandidos con armas procedentes de Estados Unidos, tienen buen poder de fuego, labor de inteligencia comunitaria y la convicción de que les toca morir linchados y quemados, suficientes elementos para seguir perpetuando el terror.
Las últimas semanas del año han sido de gran consternación; otra masacre enlutó la nación, no la única pero sí la más sentida, pues entre el 6 y el 11 de diciembre 207 personas (134 hombres y 73 mujeres) fueron ejecutadas en el sector Wharf Jeremie de Cité Soleil, en esta capital.
El hijo del gánster Micanor Altes, alias Wa Mikano, estaba muriendo, y un líder religioso le dijo que su desgracia era debido a que los practicantes de la brujería lanzaron un hechizo mortal contra su descendiente, y lo enfermaron hasta dejarlo moribundo.
Este chico murió, su padre en venganza localizó a todos los brujeros que pudo, y con su banda y a filo de machete acabó con esas personas, todas mayores de 60 años.
Los pandilleros ya atacaron el puerto, escuelas, comisarías, prisiones, ministerios, sucursales bancarias, almacenes comunitarios, la Imprenta Nacional -que hizo su primera publicación en 1804- y le prendieron fuego a un depósito de 96 mil metros cuadrados en la zona franca.
También arremetieron contra automóviles particulares, un seminario religioso, la primera Iglesia Bautista de Haití, con más de 180 años de fundada, y a más de una docena de farmacias.
En abril del año en curso, en demostración de que van en serio, le quemaron la casa al entonces comandante en jefe de la Policía Nacional de Haití, Frantz Elbé.
Ahora su historial se hace más notorio pues abrieron fuego contra una aeronave en plena maniobra de aterrizaje de la compañía estadounidense Spirit Airlines, la cual fue a parar a la República Dominicana con una azafata herida.
A raíz del atentado, fue realizada una inspección a las naves que vuelan a Puerto Príncipe, y se descubrió que los bandidos habían agujereado un aparato de la aerolínea Jet Blue y otro de American Airlines.
Todos esos hechos violentos quedan en la impunidad en medio de la incapacidad de la policía y el Ejército de poner freno a las bandas armadas, incluso con el apoyo de los efectivos de Kenya.
El país africano encabeza una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, un contingente que sigue sin nutrirse de los militares prometidos por varios países; cierra el 2024 y no llegan a la nación caribeña.
SORPRESIVO GOLPE DE ESTADO
En medio de la ola de violencia, un sorpresivo golpe de Estado trajo la destitución del exprimer ministro Garry Conille, una jugada de la cúpula política que puso en peligro la transición en Haití, donde las contradicciones tienden a agudizarse y podría esfumarse el sueño de celebrar comicios generales.
La elección fundamentalmente partidista de Alix Didier como nuevo primer ministro pone a tambalear la neutralidad de la transición.
El golpe de Estado del Consejo Presidencial de Transición (CPT), que llevó a esta elección sin ninguna consulta previa con los actores estratégicos, fue considerado aquí contrario al espíritu y la letra del consenso de Jamaica del 11 de marzo de 2024, el acuerdo del 3 de abril y los demás textos fundacionales de la transición.
La idea de reorganizar el gobierno mantuvo tensa la situación política en Haití, donde cada día era más notorio el enfrentamiento entre el CPT y Conille.
Desde su ascenso a la jefatura del CPT, Leslie Voltaire apostó por la reestructuración del gobierno, una idea en la que insistió y complicó aún más las relaciones poco armoniosas de Conille con los consejeros, y viceversa.
En tanto, desde la Primatura se exigió la renuncia oficial de tres miembros del CPT, acusados de chantajear a un directivo bancario.
Conille envió una carta al máximo responsable del CPT, Leslie Voltaire, para que decidiera sobre esa situación y tomara las medidas necesarias a fin de eliminar del órgano a los tres asesores implicados.
A finales de agosto, la Unidad de Lucha contra la Corrupción interrogó a Smith Augustin, Emmanuel Vertilaire y Louis Gérald Gilles, los tres consejeros presidenciales acusados de chantajear a un directivo bancario. Ellos negaron los cargos y denunciaron que se trataba de una maquinación con fines políticos.
La investigación comenzó luego que el presidente del Consejo de Administración del Banco Nacional de Crédito, Raoul Pascal Pierre-Louis, escribiera una carta al primer ministro provisional de Haití, Garry Conille.
En la misiva reveló que esos tres consejeros le pidieron una suma de 100 millones de gourdes (757 mil 575 dólares estadounidenses) si quería mantenerse en su puesto de trabajo.
Al cierre del 2024, ninguno de los tres consejeros presidenciales entregaron sus cargos, ni se presentaron a las citaciones de los tribunales, haciendo valer su posición en la cúpula política, dejando en entredicho la lucha contra la corrupción en la nación caribeña.
PERCEPCIÓN DE LA CORRUPCIÓN
Haití ocupa hoy el primer lugar entre los países del área del Caribe con el mayor índice de percepción de la corrupción en el sector público.
La llamada Perla de las Antillas ocupó en 2023 el segundo puesto en las Américas y el 173 en el mundo, de 180 naciones analizadas.
Todo este escenario conspira de una manera u otra contra la idea de celebrar elecciones generales en un país donde hace 16 años no se realizan consultas de este tipo.
Luego de sucesivos conflictos en el seno de organizaciones y de unas contra otras, Haití cuenta con un Consejo Electoral Provisional (CEP) completo. La formación del ente tuvo dos pasos, pues la primera vez el órgano quedó constituido con siete miembros, de nueve que debían integrarlo.
Costó mucho que existiera un CEP, pues al no ponerse de acuerdo los de casa, Estados Unidos -que juega en el tablero político del país antillano-, presionó a Puerto Príncipe para contar de una vez con este aparato.
El director de CEP, Max Délice, vaticinó que el proceso para preparar los comicios será complejo, teniendo en cuenta la situación del país.
En primer lugar está el tema de la violencia, y otro elemento a tener en cuenta es que el panorama electoral cambió considerablemente, “pero seguimos trabajando a pesar de la difícil situación que enfrentamos”, precisó Délice.
Puntualizó que en condiciones óptimas de seguridad, el Consejo Electoral Provisional necesita de 180 a 200 días para celebrar elecciones, dijo Délice.
Debemos preparar un calendario y resolver el asunto de la poca cantidad de centros de votación accesibles por la crisis de seguridad, sin mencionar las restricciones en cuanto al movimiento de personas y la falta de equipamiento, explicó.
Hemos planteado el tema del padrón electoral, pues miles de personas fueron desplazadas por la violencia o abandonaron el país.
Declinó decir cuándo estará lista la maquinaria electoral para llevar a cabo la consulta en la nación. No puedo dar una fecha fija, nuestro rol es presentar los datos en cuanto al padrón, las operaciones y la logística electoral.
Hacer elecciones en Haití requerirá de mucha voluntad e involucrará a los partidos políticos y la sociedad civil.
arb/joe