domingo 24 de agosto de 2025

Ecuador, entre la oligarquía neoliberal y la lucha popular

Quito (Prensa Latina) No es una novedad, pero hay que recordarlo y consignarlo: el neoliberalismo necesita del autoritarismo, la represión, la fuerza y la violencia, en todas sus formas, inclusive a costa de vidas humanas para sostenerse en el poder. Unas veces lo ha hecho en forma abierta y cruel, como ha ocurrido en muchos países de América Latina; otras, de manera menos violenta.

Luis Onofa*, colaborador de Prensa Latina

La persecución e intimidación de las que está siendo víctima el líder indígena ecuatoriano Leonidas Iza, confirma el carácter de esa doctrina. El ex presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, ha denunciado que agentes policiales de seguridad merodean su domicilio, en la comunidad en la que él vive, en la provincia de Cotopaxi, en el centro andino del país, con el propósito de intimidarlo y, probablemente, acabar con su vida.

El episodio ocurre en el mandato de Noboa, gobernante neoliberal. Pero el modelo, al igual que su carácter represor, no es patrimonio exclusivo del actual gobernante. Data de ocho años atrás. Los ajustes económicos y sociales los inauguró Lenin Moreno en 2017 y los continuó Guillermo Lasso, a partir de 2021.

Tampoco es nueva la represión de la que ha sido víctima Iza. La movilización indígena de 2019 en contra de los ajustes exigidos por el FMI dejó 11 muertos, mil 507 heridos y mil 128 detenidos. Las protestas de 2022 por parecido motivo se saldaron con seis muertos y cientos de heridos.

Leonidas Iza formó parte de los líderes que encabezaron la movilización de 2019, que obligaron a Lenin Moreno a recular en sus medidas. Tres años más tarde, el líder indígena estuvo a la cabeza de las movilizaciones por la misma causa, las cuales dejaron resultados igualmente favorables al movimiento de pueblos autóctonos. Pero esa protesta le costó ir a la cárcel.

Iza es el dirigente indígena ecuatoriano que visualiza con más claridad el momento político que vive su país en los años recientes: los adversarios verdaderos del pueblo son el neoliberalismo y la oligarquía, sostiene. Para frenarlos, como presidente de la CONAIE, impulsó una alianza de fuerzas de centro izquierda para las elecciones presidenciales y parlamentarias de principios de año en Ecuador, que no se concretó: en la praxis, ganó la derecha.

En la transición entre las elecciones generales y el reposicionamiento de Noboa como gobernante del país para los próximos cuatro años, Iza finalizó su mandato al frente de la CONAIE. Pero el líder indígena ha convocado a las bases indígenas a luchar en las calles contra el modelo del actual presidente ecuatoriano. Así, se sumó a los trabajadores de los sectores público y privado que se han manifestado en contra de los ajustes de Noboa, que incluyen el despido masivo de miles de empleados del sector público, y están convocados para las próximas semanas. Lo han hecho también trabajadores de la cultura y de la salud, éstos últimos, duramente afectados por el deterioro de su infraestructura, la escasez de medicamentos por falta de inversión pública y deficiente administración.

Justamente en momentos como este le son funcionales al gobierno de Noboa las reformas legales y constitucionales autoritarias que ha puesto en vigencia el mandatario, en las que muchos analistas y políticos advierten rasgos de un neofascismo. Ellas lesionan derechos laborales, humanos y civiles, al dar a las fuerzas del orden facultades y un estatuto privilegiado, por encima de la ley.

Todas esas reformas pasaron el trámite parlamentario cobijadas como proyectos económicos urgentes, aunque nada tienen que ver con la economía. Pero ese recurso obliga a la Asamblea Nacional a tratarlos en el plazo indefectible de un mes. Para ello se ha aprovechado también de la mayoría con la que cuenta en la legislatura.

Pero su táctica ha chocado con la objeción de la Corte Constitucional, que las ha suspendido de manera transitoria, mientras las analiza a profundidad, antes de emitir veredicto definitivo. Reprobarlas equivale a afectar el corazón de la estrategia gubernamental de Noboa. Por ello, el gobernante ha optado por presionar en las calles al organismo constitucional, escenario tradicional de las organizaciones populares. Con ello busca que lo favorezca a la hora de fallar de manera definitiva. Inclusive ha amenazado con desestabilizarla, llevando a consulta popular la facultad de enjuiciar políticamente a sus miembros.

La movilización que protagonizó el oficialismo en Quito el pasado 12 de agosto, con Daniel Noboa a la cabeza, fue una demostración de lo que pueden ser capaces el dinero y el poder político del gobierno bajo control de un grupo al que muchos científicos sociales lo definen como oligarquía.

Algunos sectores de la oposición piensan que esa operación, que movilizó hasta Quito a miles de personas, se financió con recursos públicos. Podrían tener razón en la medida que muchos de ellos son trabajadores del sector público, que dejaron de laborar ese día y fueron traídos bajo advertencia de perder sus empleos, según testimonian algunos medios. Pero también es altamente probable que su financiamiento vino de la millonaria fortuna del Grupo Noboa, al que pertenece el mandatario.

Los movimientos políticos de ese grupo económico, uno de los más grandes de Ecuador, nunca han tenido una sólida estructura organizativa de bases ni tampoco de cuadros, ni siquiera a nivel local y menos nacional. Pero cuentan con una red clientelar basada en fundaciones que trabajan en salud y donaciones de alimentos a sectores marginales, con financiamiento de la corporación Noboa. Ellas son lideradas y gestionadas por Anabella Azín, esposa de Álvaro Noboa, patriarca del grupo y padre de Daniel. Esa estructura se activa de manera intensa, cuando alguien de los suyos entra en campaña electoral.

Con esa estrategia, más un intenso mercadeo político, Álvaro Noboa, que nunca tuvo una activa trayectoria política de bases, intentó por cinco ocasiones ganar elecciones presidenciales y pasó en tres de ellas a la segunda vuelta por la presidencia del país. Pero no logró su objetivo. Esa estrategia volvió a repetirse con Daniel Noboa, en las elecciones presidenciales de 2023 y 2025.

En adelante, la confrontación será entre el señorío del dinero, que ha vuelto a controlar el poder político estatal, y la capacidad de las fuerzas de centro izquierda e izquierda para concienciar a las masas sobre su verdadero adversario: el neoliberalismo y su estado mayor, cuya gestión deja como saldo una economía estrangulada, alto desempleo y subempleo, aguda concentración de la riqueza, pobreza, marginalidad, inseguridad y servicios públicos destrozados.

rmh/lo

* Periodista. Magister en Comunicación Social. Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador. Licenciado en Ciencias de la Información. Universidad Central del Ecuador. Productor y conductor del programa de opinión La Oreja Libertaria, del Colectivo Espejo Libertario, en Radio Pichincha, Quito. Presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Ecuador. Presidente del Colegio de Periodistas de Pichincha.

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