Por Isaura Diez Millán
Corresponsal jefe en China
La nueva China que fundó el líder Mao Zedong el 1 de octubre de 1949 se convirtió en una de las voces más representativas del Sur Global y uno de los principales críticos de la hegemonía y el unilateralismo de Estados Unidos.
El presidente chino, Xi Jinping, aseguró que el Partido Comunista (PCCh) unió y lideró a los pueblos de todos los grupos étnicos para crear dos milagros: un rápido desarrollo económico y estabilidad social a largo plazo.
Asimismo, afirmó que la revitalización de la nación está en marcha de manera irreversible y resaltó el papel crucial de los héroes en este proceso histórico.
Enfatizó en que China se encuentra en un período crítico de promoción integral de la construcción de un país fuerte y la gran causa del rejuvenecimiento nacional con la modernización al estilo nacional.
El sistema de gobernanza forjado en el gigante asiático desempeña un papel esencial en esta tarea, aunque muchos países occidentales lo acusan de dictatorial y represivo por alejarse de sus cánones de democracia liberal.
En declaraciones a Prensa Latina, el politólogo uruguayo Leonardo Batalla subrayó que los éxitos de China en cuanto a gobernanza son disímiles, pero en particular resaltó su capacidad para resolver el tema étnico y avanzar en la unidad nacional.
Beijing aboga por «incorporar a las minorías en el fortalecimiento de la construcción del poder político desde la base, permite que quienes entienden las teorías y políticas étnicas estén inmersos en el Partido Comunista y se encarguen de lo étnico en la propia base del pueblo», destacó.
En su opinión, todo esto se desarrolla en un contexto cultural que permite la aplicación del modelo chino.
China es un país donde conviven 56 etnias, de ellas la Han es la más numerosa y representa más del 90 por ciento de la población nacional.
«Mientras en el capitalismo aumenta la pobreza y la desigualdad, en esta nación asiática se dan cambios que posibilitan a las y los hijos vivir mejor que sus padres, sin importar el origen étnico», apuntó Batalla.
El tibetano Ciwang Pingcuo, de 38 años de edad, comentó a Prensa Latina como el Estado construyó una villa para unas 84 familias (349 personas), la dotó de infraestructuras, comunicaciones y capacitó a sus miembros para que pudieran desempeñar diferentes oficios.
También apuntó sobre cuánto mejoraron sus condiciones en las últimas dos décadas: “Ahora vivimos muy cerca de toda clase de sistema de transporte y es muy conveniente para los niños ir a la escuela y obtener educación, la cual no tengo que pagar”.
China mantiene un enfoque centrado en el pueblo y considera la protección de los derechos humanos como una tarea fundamental en la gobernanza del país, subrayó en varias ocasiones la Cancillería.
Sobre este particular, Beijing rechazó las declaraciones del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la supuesta persistencia de «problemas legales y políticos» en Xinjiang, un punto recurrente en el discurso occidental para desacreditar a China.
El vocero de la Cancillería Lin Jian destacó que el gigante asiático logró avances históricos en materia de derechos humanos, lo que se refleja en el aumento de la sensación de bienestar, felicidad y seguridad entre su población.
«Este es un hecho reconocido por cualquier persona libre de prejuicios», afirmó Lin y agregó que Beijing garantiza la igualdad de todas las etnias y protege plenamente sus derechos.
De hecho, según datos oficiales la economía de la región autónoma uigur de Xinjiang creció un 6,8 por ciento el año pasado y el lugar recibió a 265 millones de turistas, un aumento interanual del 117 por ciento.
DEMOCRACIA DE TODO EL PROCESO
Leonardo Batalla elogió además las creación en China de instancias de discusión en distintos niveles que permiten al pueblo chino sentirse partícipe de las decisiones y los cambios.
«Esto se sustenta en las asambleas populares y las diferentes instancias de debate. En síntesis, en China existe un modelo de democracia participativa diferente a la de Occidente, no solo en su forma, sino también en sus resultados», señaló.
En particular resaltó el objetivo del gobierno chino de poner al pueblo como un actor tomador de decisiones al asignarle la exclusividad para la monitorización y la evaluación de su democracia popular de proceso entero.
El modelo chino no se puede imponer en otros países, acotó, pero discutir en base al conocimiento permitiría entender y eliminar preconceptos.
«Si China redujo sustancialmente la pobreza por qué no mirar la forma, si en Occidente cada día hay más pobreza por qué no buscar alternativas para beneficiar a sus pueblos”, se cuestionó el experto.
Beijing aplica la denominada democracia popular en todo el proceso que caracteriza al sistema político del gigante asiático y abarca todos los aspectos de la economía, política, cultura y sociedad, al tiempo que comprende cuestiones que van desde las elecciones, consultas, la toma de decisiones, gestión y supervisión.
Así lo explicó Li Shulei, miembro del Buró Político y titular del Departamento de Publicidad del Comité Central del Partido Comunista de China, en el recién realizado III Foro Internacional sobre democracia: valores humanos compartidos.
El funcionario de alto nivel destacó que China adoptó activamente nuevas tecnologías y plataformas en línea para ampliar la participación democrática y mejorar la eficiencia del proceso.
Además, hizo hincapié en que Beijing respeta plenamente la diversidad de enfoques democráticos en todo el mundo y se opone a la imposición de modelos institucionales y valores de otros países.
«China está comprometida con la construcción de relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo, la equidad y la cooperación beneficiosa para todos, en aras de un futuro mejor para la humanidad», señaló.
Por su parte, Gao Xiang, presidente de la Academia China de Ciencias Sociales, destacó que la democracia, como búsqueda de valores comunes de toda la sociedad humana, es un símbolo importante del desarrollo y progreso de la civilización.
«China, con más de cinco mil años de historia, ha arraigado su sistema democrático contemporáneo en su rica cultura tradicional», agregó.
En la actualidad, la política exterior del gigante asiático está enfocada en el diálogo respetuoso entre civilizaciones, aceptar las diferencias y trabajar por la prosperidad común en un mundo turbulento.
En el 75 aniversario de la fundación de la RPCh, el país aún perfecciona su sistema de gobernanza, impulsa la reforma integral y la modernización para lograr en 2035 una economía de mercado socialista de alto nivel.
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