Por Teyuné Díaz Díaz
Redacción de Economía, Prensa Latina
Ese proyecto tiene entre sus objetivos contribuir a la seguridad alimentaria mediante la gestión de las cadenas agroalimentarias de mango, guayaba y papaya, y desde 2018 trabaja en cinco municipios del país -Caimito, Alquízar, Artemisa, Contramaestre y Santiago de Cuba-, de las provincias de Artemisa y Santiago de Cuba.
En entrevista con Prensa Latina, el viceintendente de la Administración Municipal de Artemisa, Lázaro Yadier Pérez, explicó que la localidad participa en la implementación del proyecto gestionado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con Canadá como país donante.
Ese financiamiento externo, dijo, posibilitó el desarrollo de la economía territorial con la instalación de tecnologías novedosas como la minindustria “Badon” cuyas capacidades de producción para el procesamiento de frutales rondan las 12 toneladas por hora, y como valor agregado se inserta en un proyecto de género.
Parte de esa línea productiva es trabajada por mujeres, precisó Pérez.
Aunque inicialmente, acotó, estaba previsto concluir la minindustria en 2024 se solicitó una extensión con un nuevo financiamiento que permita el cambio de matriz energética a fin de dar continuidad en el proceso productivo.
A pocos meses de su instalación “Badon” ya aportó grandes beneficios, y es considerado uno de los principales proyectos insertados en la estrategia de desarrollo territorial del municipio, al ser una localidad eminentemente agrícola con elevados resultados en la producción de frutales, aseveró.
Otro beneficio importante, amplió, fue la instalación de un grupo de sistemas de riego a productores líderes que potencian la producción de frutales en la localidad, además, brinda aportes como implementos agrícolas para diferentes formas productivas que tributan al desarrollo del territorio.
Hoy está en proceso de fomento una juguera -parte del proyecto de género- en una comunidad bastante alejada del casco urbano del municipio, un pequeño desarrollo para esa zona y fuente de trabajo para mujeres de esa comunidad, subrayó el viceintendente artemiseño.
Todos estos proyectos generan empleos, sobre todo la minindustria que a partir del enfoque género creó más capacidades para mujeres, en actividades desde la llegada de la materia prima, clasificación, beneficio, lavado, selección, monitoreo, despulpado de la fruta, cocción, envasado y etiquetado, hasta el almacenamiento.
Estos procesos antes eran un poco más rústicos, por lo general realizados por hombres, pero esta novedosa tecnología favorece el desarrollo y vinculación de las mujeres a estas líneas de producción.
También impulsó la reincorporación de féminas a la actividad laboral de las residentes en la comunidad, sobre todo, las pertenecientes al grupo etareo comprendido entre los 30 y 40 años, acotó Pérez.
EL FUTURO
A partir de las potencialidades de “Badon”, dijo, se trabaja en la articulación a la economía, en el encadenamiento productivo y la vinculación con otros actores económicos.
Dichas cuestiones permitirán incrementar los niveles de producción e incluso mejorar el salario mientras sean capaces de producir, agregar valor a sus productos y encadenarse a otros nichos de mercado.
Esta tecnología permite una gran variedad de procesamiento, precisó Pérez, desde la zafra del tomate, guayaba y mango, y con el plus de tener garantizada la materia prima dada la extensión territorial del municipio de Artemisa, y el apoyo del resto de las localidades de la provincia.
Hoy “Badon” produce para la población en pequeño formato, a granel y con una gran aceptación en las ferias del pueblo y en la red de comercialización, y fundamentalmente está enfocada en el consumo social.
Pero para garantizar la sostenibilidad necesita ampliar sus nichos de mercado, certificar las producciones y otras cuestiones que le permitan un reaprovisionamiento en divisas.
En el proyecto Agrofrutales participan el Ministerio de la Agricultura y el Instituto de Fruticultura -como brazo ejecutor-, y fue concebido por etapas que buscan tres resultados.
En primer lugar, ampliar las capacidades locales para, entre gobierno y productores, gestionar la cadena, diagnosticar la planeación estratégica local y el fortalecimiento de las capacidades de las personas.
También fortalecer las capacidades productivas de las entidades cooperativas, y por último, afianzar las capacidades productivas de entidades estatales o no cooperativas.
Además, aborda aspectos transversales en municipios participantes: la eliminación de brechas de género y el empoderamiento de las mujeres, y la eficiencia energética mediante el uso de fuentes de energía renovable, cuestiones que se aprecian en el municipio de Artemisa.
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