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viernes 29 de noviembre de 2024
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Escritor cubano Francisco López Sacha tras la eternidad (+Foto)

La Habana (Prensa Latina) La más reciente novela del escritor Francisco López Sacha titulada “Voy a escribir la eternidad” da mucho que hablar en estos días aquí, y según parece, trascenderá el momento de cara al futuro.

Por Dai Liem Lafá Armenteros

Redacción de Cultura

Porque la eternidad es infinita, inacabable, y en esta obra el reconocido intelectual cubano la presenta con remembranzas, anhelos y símbolos propios, que pueden resultar comunes a sus congéneres, coterráneos, a los seres humanos de todos los tiempos.

Según describió, en el texto desarrolla el criterio de que “la eternidad somos nosotros, simplemente porque nadie va a repetir nuestras vidas, ni siquiera nosotros mismos”.

La vida implica un cambio, una singularidad irrepetible -afirmó-, tal como lo expresara el poeta español Federico García Lorca en su obra “Muerte de Antoñico el Camborio”: Viva moneda que nunca se volverá a repetir.

En exclusiva con Prensa Latina, López Sacha compartió unas breves impresiones sobre esta creación suya galardonada con el premio Alejo Carpentier de novela 2023; confesó que “Voy a escribir la eternidad” es la más ambiciosa que ha escrito, y la que cree puede trascenderlo cuando él ya no esté.

Reveló que todos, o casi todos los símbolos espirituales y musicales de su vida aparecen en estas páginas, redactadas por un hombre para quien “escribir es un dolor muy fuerte que uno tiene que expresar” y la eternidad es “inescribible”.

Y la música, resaltó este beatlemaníaco consumado, “también lo es todo, la base, el arte, y de ahí sale la literatura”, sentenció.

LA NOVELA

Recuerdos, deseos, erotismo, dolor, amor, amigos, los Beatles, aciertos, fracasos, personajes históricos, el terruño natal Manzanillo y su famosa glorieta, son protagonistas en este viaje personalísimo del escritor nacido en 1950; travesía movida entre la verdad histórica y la fabulación.

Traté de escribir desde el origen de Manzanillo hasta hoy, pero también desde el origen de mi vida hasta ahora. Y además, preocupado por el destino de mi generación que nació en la Revolución con una apertura extraordinaria, y por el futuro del planeta y el mundo que nos ha tocado vivir, aseveró el también ensayista y profesor.

La novela le tomó a López Sacha casi 30 años de escritura, pero el inmovilismo impuesto por la pandemia en 2020 lo obligó a sentarse y terminar al fin la obra, recordando lo que dijera Pablo Neruda: escribí solo para no morirme.

Y un buen día me dije “ya he escrito la eternidad sin haberla escrito. Porque la eternidad es “inescribible”. Se escribe la eternidad de tu vida”, declaró.

De acuerdo con el intelectual Alberto Marrero, jurado del premio Alejo Carpentier, atrapar el tiempo en un entramado de palabras parece ser la ambición del narrador, quien se erige en voz de una generación de cubanos que vivió los cambios trascendentales, épicos, y no pocas veces traumáticos y contradictorios acaecidos después del triunfo revolucionario de 1959.

Aquí la ciudad de Manzanillo es personaje que respira a través de su gente: casas, calles, bares, cafés, talleres, parques, imprentas, periódicos, tradiciones…

Todo fluye en un velo de remembranzas donde nada escapa al calidoscópico de la memoria, en que el autor hace gala de maestría narrativa y una cultura ecuménica alimentada por el estudio y una existencia agitada, escribió Marrero en la contraportada del libro.

Y continuó: Con luces y sombras, con aciertos y fracasos, con fe o sin ella, pero siempre con la franqueza desgarradora que engancha al lector en algo muy semejante al laberinto de la eternidad.

Por su parte, López Sacha aprovechó la plataforma de la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana -efectuada del 15 al 25 de febrero en esta capital, y dedicada a su persona y a la relevante intelectual Isabel Monal-, para presentar y hablar de esta, su más reciente creación, pero no la última, porque ya tiene en el tintero otros proyectos, según dejó entrever.

En rico conversatorio desarrollado en la fiesta cubana de la literatura, el poeta y amigo de este prolífico autor, Waldo Leyva, quien lo conoce desde la juventud, asombró al público al rememorar pasajes de los años universitarios.

A pesar de poseer desde entonces amplios conocimientos y ser bujía inspiradora del grupo, “él no quería escribir”, dijo refiriéndose a López Sacha.

Pero cierto es que hasta hoy su bibliografía cuenta títulos como “La división de las aguas”, “El cumpleaños del fuego”, “Análisis de la ternura”, “Dorado mundo”, “Pastel flamante”, “El que va con la luz”, “Prisioneros del rock and roll” y otros más.

arb/mml/dla

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