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domingo 24 de noviembre de 2024
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ESCÁNER: Unión Africana, una mirada a economías de la región (+Audio +Fotos +Video)

Addis Abeba (Prensa Latina) Nuestra visión es tener a África plenamente integrada, donde las fronteras sean menos restrictivas y las personas, los bienes y los servicios circulen libremente por todo el continente.
Por:
Nara Romero Rams
Corresponsal jefa en Etiopía

Así lo expresó en entrevista exclusiva con Prensa Latina la comisionada del Departamento de Agricultura, Desarrollo Rural, Economía Azul y Medio Ambiente Sostenible de la Unión Africana (UA), Josefa Correia Sacko, al abordar los desafíos internos y externos de los países y economías emergentes del continente desde el punto de vista del bloque regional.

Sacko fue enfática en que, “si queremos ser fuertes en este mundo globalizado, debemos tener una organización fuerte que pueda enorgullecer a los africanos y a otros, además de contar con el compromiso de los Estados miembros para garantizar esa visión africana”.

Esta última, recordó, se refleja en la Agenda 2063, considerado el proyecto y plan maestro para transformar el continente en una potencia global del futuro. Sirve como marco estratégico para lograr un desarrollo inclusivo y sostenible que refleja las aspiraciones panafricanas de unidad, autodeterminación, libertad, progreso y prosperidad colectiva.

Sin duda, la Agenda 2063 define varios objetivos ambiciosos para el continente africano, aspira a ser un continente próspero y con un alto nivel de vida para todos sus ciudadanos. Esto incluye el crecimiento económico sostenible, la creación de empleo y la reducción de la pobreza, recalcó.

Esto implica mejorar la infraestructura, la conectividad y el comercio, lo que también incluye un África pacífica y estable, libre de conflictos y violencia, fortalecer la gobernanza, promover los derechos humanos y garantizar el estado de derecho, que son desafíos irreversibles.

Adentrándonos más en el tema de los países y economías emergentes en África, la comisionada de la UA hizo referencia a un análisis de “Africa’s Pulse”, la actualización económica bianual del Banco Mundial para la región.

Según el estudio, el crecimiento para 2022 y 2023 también se mantiene justo por debajo del cuatro por ciento, lo que seguirá estando por detrás de la recuperación en las economías avanzadas y los mercados emergentes y reflejando una falta de crecimiento, de inversión.

Mostró también que las velocidades actuales de recuperación económica en la región son variadas: las tres economías más grandes, Angola, Nigeria y Sudáfrica, crecen un 0,4 por ciento, un 2,4 por ciento y un 4,6 por ciento, respectivamente.

Excluyendo a Sudáfrica y Nigeria, el resto de África se recuperó más rápidamente a una tasa de crecimiento del 3,6 por ciento en 2021, y los países no ricos en recursos como Costa de Marfil y Kenya tienen una fuerte recuperación estimada del 6,2 por ciento y el 5,0 por ciento, respectivamente, comentó.

Una tendencia positiva es que, según los autores del informe, los países africanos aprovecharon la oportunidad de la crisis para promover reformas estructurales y macroeconómicas.

“Varios países han iniciado reformas estructurales difíciles pero necesarias, como la unificación de los tipos de cambio en Sudán, la reforma de los subsidios al combustible en Nigeria y la apertura del sector de las telecomunicaciones al sector privado en Etiopía”, mencionó.

Además, gracias a políticas monetarias y fiscales prudentes, se espera que el déficit fiscal de la región que correspondió al 5,4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2021, disminuya al 4,5 por ciento en 2022 y al tres por ciento en 2023.

Sin embargo, la disciplina fiscal, combinada con un espacio fiscal limitado, ha impedido que los países africanos inyecten los niveles de recursos necesarios para lanzar una respuesta política vigorosa a la Covid-19.

A esto se suman las crecientes presiones fiscales y los elevados niveles de deuda a medida que implementan disposiciones para una recuperación económica sostenible e inclusiva, los países del África subsahariana también sufren el empeoramiento de los impactos del cambio climático.

EN MEDIO DE LOS DESAFÍOS, OPORTUNIDADES

Pese a que los análisis destacan el contexto único de África de bajo nivel de desarrollo básico, vulnerabilidades climáticas preexistentes, acceso limitado a la energía y alta dependencia de sectores sensibles al clima, lo que plantea desafíos,  en modo esperanzador, puntualizó Sacko que también brinda oportunidades para transformar la economía y crear empleos.

Empresas privadas y gobiernos africanos están formando para puestos de trabajo en el sector de la energía solar (Togo y Sudáfrica) y, en ese sentido, las inversiones en infraestructura climáticamente inteligente pueden ayudar a las ciudades a generar trabajo, reflexionó.

“La descarbonización es una oportunidad para incentivar actividades transformadoras en la región, incluida la producción de componentes del “Internet de las Cosas”, agregando valor a minerales que impulsarán la economía verde y la inserción a cadenas de valor regionales”, precisó.

Aun así, agregó, los indicios de bajo dinamismo en el mercado internacional de bienes afectan directamente uno de los canales tradicionales para transmitir beneficios a las economías emergentes.

Las perspectivas no son de una recuperación pronunciada en los próximos años y esto no sólo afecta negativamente a una importante fuente de demanda para estas economías, sino que genera una preocupación adicional, advirtió.

Recordó la comisionada de la UA que, históricamente, en períodos de baja actividad económica los países tienden a proteger a sus productores y empleos, aumentando así las posibilidades de una intensificación de las medidas proteccionistas en relación con las importaciones.

Por el lado de la interacción financiera, el grupo de economías emergentes está hoy mucho más globalizado que en el período anterior a la crisis de 2008.

Precisó que esas economías lograron beneficiarse de una situación de gran liquidez pero al mismo tiempo se intensificaron los mecanismos de transmisión de shocks. En este contexto, ¿qué se podría recomendar a una empresa emergente?

El bajo dinamismo de la demanda global no debería, en principio, comprometer los esfuerzos por mejorar la inserción comercial. Después de todo, la mayoría de los mercados emergentes tienen una pequeña proporción del valor total comercializado, lo cual significa que hay espacio para aumentar su presencia en los mercados, enfatizó.

 

DEFINIR PRIORIDADES

Una condición básica es la definición de prioridades para la economía nacional. A partir de ahí, resulta más factible diseñar lo que podría ser aceptable en la mesa de negociación para posibles acuerdos preferenciales: los ritmos de posibles cambios de políticas y las formas de abordar los costos del ajuste.

La comisionada de la UA Josefa Correia Sacko explicó que, en el aspecto financiero, los países emergentes deben prepararse para enfrentar un escenario sin precedentes, dado el nivel alcanzado en su relación con los mercados financieros globales.

El cuidado con la regulación y supervisión del sector financiero, así como el ajuste de las cuentas públicas, son dos condiciones que no pueden pasarse por alto, enfatizó.

“El escenario previsible hoy en el corto y mediano plazo trae consigo importantes desafíos para las economías emergentes, pero, como por definición, estas economías ocupan sólo un papel relativamente destacado, siempre habrá oportunidades que explorar. Esto resalta la importancia de definir claramente la estrategia de inserción internacional de cada país”, manifestó.

Por tanto, vaticinó, el África del mañana ya no será petróleo ni otros recursos no renovables, sino agricultura, sector vital para el que debe convertirse en palanca de la transformación económica del continente, del que su política debe ser, sobre todo, un  ‘New Deal’ para avanzar en su financiación.

Asimismo, facilitar su crecimiento inclusivo a través de la innovación y la inteligencia, especialmente con el cambio climático, especificó.

Para el África del mañana, reflexionó, son necesarias políticas que aprovechen el enorme potencial del continente, incluidos los recursos naturales, conocimientos ancestrales y el proceso de integración regional con la Zona de Libre Comercio Continental Africana (Afcfta).

En 2018, 53 Estados miembros de la Unión Africana firmaron un acuerdo para eliminar las barreras comerciales dando lugar a la creación del Afcfta tres años después, la zona de libre comercio más grande por población y tamaño geográfico que abarca a mil 300 millones de personas.

De acuerdo con el Banco Mundial, podría sacar a 30 millones de africanos de la pobreza extrema, aumentar los ingresos de 68 millones de personas y generar hasta 450 mil millones de dólares en ingresos para 2035.

Como recomendaciones finales, la comisionada de la UA explicó que los países africanos deben ampliar y diversificar su participación en el comercio internacional y las cadenas de valor globales para reducir la pobreza a gran escala y transformar sus economías.

De igual modo, necesitan un nuevo marco de política comercial para ayudar a ampliar y diversificar el acceso de la región a los mercados de exportación, fortaleciendo al mismo tiempo el comercio intrarregional.

Aumentar las exportaciones de bienes y servicios que, aunque en la última década registraron un crecimiento más rápido, los volúmenes siguen siendo bajos y representan sólo un tres por ciento del comercio mundial.

arb/nmr

 

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Oscar Bravo
Jefe de la Redacción África y Medio Oriente
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
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