martes 10 de diciembre de 2024
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ESCÁNER: Geopolítica y traición, dolorosa experiencia palestina (I) (+Audio +Fotos)

La Habana (Prensa Latina) Las guerras acumulan extensos expedientes de desolación y mientras la paz queda reducida a anhelos cada vez más utópicos y nebulosos; la violencia parece imponerse como herramienta de ajuste contemporáneo, como en el apetecido Medio Oriente.
Por:
Julio Morejón Tartabull
Redacción África y Medio Oriente

Al Mayadeen   #palestinalivre    #palestina

Cuando las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial se repartieron la región mesoriental con el despojo de las colonias otomanas, se dio paso al nacimiento de Jordania, Iraq, Líbano, Arabia Saudita y Palestina.

Sin embargo detrás de los esfuerzos descolonizadores patrióticos hubo planes para controlar excesos y evitar que peligraran los intereses neocoloniales, los cuales luego reforzarían el hallazgo y explotación de petróleo.

De hecho, la importancia de la zona ascendió ostensiblemente a la vez que perdió fuerza la influencia turca de preguerra, cuando poseía autoridad sobre territorios en Europa, África y Asia.

El reordenamiento geopolítico promovido por Francia y Reino Unido, junto con el nacionalismo en boga desde finales del siglo XIX, aceptó como útil fomentar un Estado prooccidental “tapón” en tierras del Islam, clavar allí una pica reaccionaria.

En 1897 sesionó en Basilea (Suiza) el Primer Congreso Sionista, que aunó intereses diversos de la vida social y económica de los judíos residentes en el Viejo Continente, abogó por potenciar la exclusividad ideológica de esa comunidad y de lograr un “hogar” en Tierra Santa.

La figura prominente del encuentro fue el periodista y escritor austro-húngaro Teodoro Herzl, quien desató una campaña para la creación de un Estado confesional, que en apariencia fuera solidario pero refractario en su esencia.

Transcurridos 20 años del evento y en medio de la Primera Guerra Mundial, el premier  británico Arthur James Balfour emitió una declaración que a costa de los habitantes árabes del lugar respaldó decisivamente la idea de establecer allí una entidad judía.

PARTICIÓN DE PALESTINA

Con la emigración judía a Palestina bajo el mandato británico (1922-1948) concedido por la Sociedad de Naciones, se favoreció a esas personas procedentes de Europa central y oriental, el Mediterráneo y el norte de África, pero la espiral del crecimiento poblacional impidió cambios sustantivos en la disposición demográfica.

“En noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó la partición del territorio bajo el mandato británico, a lo que sucedió la guerra hasta 1949 y la construcción del Estado árabe quedó en suspenso. En 1948, Israel creó el suyo”, cita contralinea.com.mx.

A la fractura territorial sucedió la primera contienda árabe-israelí (1948-1949) que coaligó a efectivos de Egipto, Iraq, Líbano, Siria y Transjordania (luego Jordania) contra el recién proclamado Estado judío, respaldado por Occidente.

Esa ruptura constituye uno de los ejes del conflicto árabe-israelí y obstaculiza la estabilidad subregional, escenario de cinco guerras y una treintena operaciones militares perpetradas por Tel Aviv en los últimos años contra Palestina.

La alianza político-militar de Israel con Occidente le facilitó vencer a los ejércitos árabes, conseguir representatividad en el Medio Oriente y ser miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Conforme  Ale Kur en el sitio digital primera-linea.com.ar, en la década de 1920  la presencia árabe en el área era del 93 por ciento, mientras la población judía era solo del siete, proporción que los sionistas tratarían de transformar con la Nakba, uno de los episodios más dolorosos sufridos por el pueblo palestino.

La Nakba o catástrofe fue la expulsión de los palestinos de sus tierras y  el despojo de otros bienes mediante el  terror, un método similar al usado por los nazis durante el Holocausto (1941-1945) contra los judíos en Alemania y la Europa ocupada.

Fue un crimen de lesa humanidad al desplazar por la fuerza a la población civil de su hábitat, lo cual intenta reeditar Israel en 2024 contra los residentes de la Franja de Gaza con bombardeos aéreos y ataques terrestres.

Desde aquella época y por medio de la violencia, las administraciones hebreas (sin tener en cuenta matices de derecha o izquierda) asumen un programa único de geofagia e implantación de asentamientos en el suelo árabe secuestrado.

ACUERDO SYKES-PICOT

En mayo de 1916 con el acuerdo Sykes-Picot, Londres y París se repartieron el espacio levantino colonizado por el imperio otomano; las clausulas secretas luego las divulgó la prensa rusa, algunos estudiosos refieren que las filtró León Trotsky, de origen judío.

Los términos del pacto firmado por  el inglés Mark Sykes y el galo François Georges-Picot, sin tomar en cuenta los intereses árabes, fueron el preámbulo del advenimiento neocolonial en la transición de la primera postguerra mundial.

Otro acuerdo franco-británico-otomano al respecto fue firmado en la ciudad gala de Sèvres en 1920, el cual reconocía la derrota turca en la guerra y su realeza aceptaba el desmantelamiento de su espacio colonial, pero ese convenio nunca se ratificó.

Si bien la primera contienda árabe-israelí mostró la capacidad militar hebrea, su perfil antiárabe lo definió el papel de gendarme desempeñado al lado de Francia y Reino Unido en  la crisis del Canal de Suez de 1956.

Ese año el Egipto del líder Gamal Abdel Nasser nacionalizó la estratégica vía marítima, cuya importancia es vital para el comercio y la comunicación entre tres continentes: Asia, África y Europa, así como con sus repercusiones en las Américas.

“Por la vía puede pasar el 61 por ciento de la actual flota mundial de petroleros, el 92 de la de buques de carga a granel (carga completa) y ciento por ciento de los portacontenedores, portavehículos y buques de carga general”, aseguraron las autoridades, citadas por bbc.com.

De consuno con Israel en 1956, las dos potencias europeas atacaron a Egipto. Así Tel Aviv con la operación Kadesh o Canal de Suez pasó a ser un guardián creíble de los intereses occidentales en la estratégica subregión.

El conflicto de 1956, tiempos de Guerra Fría, cedió por gestiones soviéticas y estadounidenses, y se diferenció de desarrollos bélicos anteriores a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando no existía la presión del campo socialista.

No obstante, 70 años después del Primer Congreso Sionista y 50 de la Declaración de Balfour, Israel desata otra contienda a partir de la operación Paz para Galilea, la Guerra de los Seis Días, pero ya estaba en la escena la resistencia armada palestina.

(Continúa)

arb/mt

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
Oscar Bravo
Jefe de la Redacción África y Medio Oriente
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