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sábado 27 de abril de 2024
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ESCÁNER: Diversificación económica en Angola, impostergable y desafiante (+Audio +Fotos +Info)

Luanda (Prensa Latina) La reducción en la producción anual de petróleo en Angola, principal fuente de divisas para el país, convierte a la tan añorada diversificación económica en un camino impostergable.
Por:
Karina Marrón González
Corresponsal en Angola

“No hay una tercera alternativa, ahora o diversificamos, o diversificamos”, dijo a Prensa Latina el analista económico y profesor universitario Carlos Rosado de Carvalho, para quien los números no mienten.

El sector de los hidrocarburos (petróleo y gas) constituye el 96 por ciento de las exportaciones del país, alrededor del 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y en el entorno del 60 por ciento de los ingresos del Estado.

 Sin embargo, la producción decayó de poco más de 1,3 millones de barriles de crudo diarios en 2019, a 1,09 millones en 2023.



En otras palabras, el país dispone de menos recursos financieros en un momento en que su población aumenta cerca de un 3,1 por ciento anual, una ecuación que el Gobierno conoce bien y cuya única solución está en disminuir la tan llevada y traída petrodependencia.

UNA ESTRATEGIA A LARGO PLAZO

En ese camino desempeña un rol muy importante la Estrategia Económica y Social a largo plazo, denominada Angola 2050, en la cual se sustenta el Plan Nacional de Desarrollo 2023-2027 (PNDE).

Dicho programa tiene cinco ejes prioritarios dentro de los que se incluye el desarrollo de una “economía diversificada y próspera, con énfasis en la agricultura, la ganadería, la pesca, la silvicultura, la industria manufacturera, los recursos minerales y el turismo”.

El país busca de esta manera aumentar los niveles de seguridad alimentaria, incrementar la producción nacional y el empleo, disminuir la dependencia del exterior, reducir las desigualdades sociales, y garantizar una mejor calidad de vida a la población.

Ello demanda políticas de apoyo a la producción, la ampliación de los renglones exportables y la sustitución de las importaciones; también programas de fomento de la producción agrícola, de la explotación y gestión sostenibles de los recursos forestales, de la industria manufacturera, así como el desarrollo y modernización de las actividades geológicas y mineras.

La aspiración es que hasta 2027, el PIB no petrolero crezca en torno al 4,6 por ciento como promedio anual, para compensar la contracción del sector petrolero, que será de alrededor de un dos por ciento.

Ese objetivo requiere igualmente el aumento de la inversión extranjera directa (IED) y la participación del sector privado en la economía, a partir de una mejoría del ambiente de negocios.

AGRICULTURA Y SECTOR PETROLERO EN CENTRO DE ATENCIÓN

La mayor apuesta gubernamental para diversificar la economía viene de la mano del sector agropecuario. El secretario de Estado para la Coordinación Económica, Jose de Lima Massano, a inicios de febrero señaló que el país tiene condiciones favorables como la disponibilidad de tierras cultivables, clima, agua y tradición.

Mas no se trata de algo sencillo. La agricultura tiene que crecer anualmente al menos un seis por ciento, mínimo indispensable para aspirar a la seguridad alimentaria dado el aumento de la población; y de acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura y Silvicultura, en la campaña 2021-2022 fue de un 5,6 por ciento.

El ministro de la cartera, António Francisco de Assis, reconoció que existen tres grandes problemas que afectan el desarrollo agrícola: el primero el capital humano, pues se necesitan más personas preparadas para aprovechar mejor los recursos.

El segundo, la logística, pues el país prácticamente depende de las importaciones de semillas y fertilizantes, lo que genera falta de sincronía entre la compra de insumos y el inicio de la siembra.

Y el tercer elemento es el mercado, dentro del cual De Assis incluyó todas las infraestructuras que son necesarias para llevar las producciones a la venta, como carreteras o envases y embalajes.

El Presupuesto General del Estado para 2024 hizo un incremento de más del 80 por ciento en lo dedicado al sector agrícola, comparado con el 2023, y según Jose de Lima Massano, se buscan variables de apoyos como el financiamiento de cajas comunitarias vinculadas a cooperativas, el sistema de garantías públicas y el crédito agrícola de campaña.

Otras acciones van encaminadas a reforzar la capacidad de los institutos de fomento y desarrollo agrícola, el inicio de un programa de mecanización dirigido a cooperativas familiares y los mecanismos de garantías de precios mínimos para algunos renglones.

Pero no es suficiente, en un país que anualmente importa alrededor de 2,3 mil millones de dólares en alimentos, según el Ministerio de Agricultura, la inversión en ese sector es considerablemente baja, si se toma en cuenta que entre 2018 y 2022 solo se invirtieron 991 millones de dólares.

El sector de los recursos minerales, petróleo y gas, generador de la mayor cantidad de riquezas, está llamado a convertirse en el motor impulsor de esta y todas las ramas de la diversificación económica en Angola, algo que también tiene que hacer a lo interno, y que contempla el PNDE.

El ministro del ramo, Diamantino Azevedo, ha señalado en varias ocasiones que Angola tiene los recursos para ser autosuficiente en la producción de fertilizantes, pues cuenta con los minerales para ello, y esta es una de las líneas de desarrollo en las cuales trabajan.

También avanzan en la industria de derivados del petróleo y el aprovechamiento de los residuales de los procesos de toda la industria, proyectos dentro de los que destacan la construcción de tres refinerías, actualmente en diferentes momentos de su desarrollo.

No obstante, el mayor reto para esta rama está en lograr inversiones en estudio, exploración y explotación minera, para ampliar los renglones exportables en este campo, en particular hacia los llamados minerales críticos (litio, níquel, plomo, cobalto, cobre) y su cadena de valor, así como en el área del petróleo.

Angola planea subastar 50 bloques petrolíferos hasta 2025, con lo que se propone impulsar e intensificar la reposición de reservas, con el fin de mitigar el fuerte descenso de la producción de crudo, que declina cada año cerca de un 10 por ciento según la Agencia Nacional de Petróleo, Gas y Biocombustibles.

EL TRASFONDO DE LA DIVERSIFICACIÓN

“El problema de Angola no es su potencial, que está acá, sino realizar ese potencial”, consideró el analista económico y profesor universitario Carlos Rosado de Carvalho en conversación con Prensa Latina sobre el tema.

Para el experto hay varios asuntos que dificultan el proceso de diversificación económica, más allá del impacto innegable del contexto internacional, con las fluctuaciones del precio del petróleo, las guerras y las crisis tras la Covid-19.

Entre ellos mencionó la falta de infraestructuras, pues no es posible desarrollar la agricultura y la industria sin agua, energía, carreteras, telecomunicaciones…; el escaso desarrollo del sector empresarial, y la carencia de un buen ambiente de negocios.

“En 2020, según estudios del Banco Mundial, Angola estaba entre los 20 peores ambientes de negocios del mundo. Eso no ha cambiado y es vital para atraer inversiones”, comentó el profesor, quien señaló que fuera del sector petrolero la inversión es casi nula.



Otras fuentes avalan ese criterio, como la agencia de calificación financiera Standard & Poor’s (S&P), que a mediados de febrero decidió mantener la calificación de Angola en B-, por debajo de la recomendación de inversión, atendiendo a vulnerabilidades como la baja oferta de divisas, la elevada tasa de inflación y la fuerte petrodependencia.

De igual forma, el presidente de la Cámara de Comercio Angola-Estados Unidos, Pedro Godinho, declaró que la inestabilidad cambiaria y fiscal en 2023 causaron pérdidas por más de nueve millones de dólares a los socios, a lo cual se une la burocracia como aspectos que desalientan a los inversores.

La falta de divisas también es un grave problema, explicó De Carvalho. “Se dice que habrá una oferta de 600 millones de dólares mensuales, pero eso no es suficiente”, ni siquiera cubre los mil 900 millones que el país gasta mensualmente en importaciones de bienes y servicios, apuntó.

En opinión del especialista, otros aspectos negativos para la diversificación son la excesiva intervención estatal en la economía y la poca inversión en la agricultura, pero el principal de todos es el capital humano.

“Nosotros podemos tener recursos naturales, podemos tener todo, pero si no tenemos personas calificadas, no lograremos mucho, no tendremos productividad y competitividad”, subrayó.

Al respecto acotó que el país invierte considerablemente menos en educación y salud que en defensa y seguridad, o en el subsidio a los combustibles, algo que se demuestra en la ejecución del presupuesto, aunque en los planes diga lo contrario.

“La recomendación internacional para la educación es invertir un 20 por ciento del PIB, para la salud un 15 por ciento, pero en el caso de Angola se gastan alrededor del seis por ciento en educación y el cinco en salud, lo que quiere decir que hay que triplicar las inversiones actuales”, dijo.

Esas son las bases para la diversificación y no las estamos creando, añadió. “Angola es muy dependiente del petróleo, pero en realidad el problema es que no somos capaces de crear bienes y servicios competitivos internacionalmente, y en ello inciden la falta de capital humano, de infraestructuras, la burocracia y la corrupción”, concluyó.

arb/kmg

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Oscar Bravo
Jefe de la Redacción África y Medio Oriente
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
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