sábado 14 de diciembre de 2024
Search
Close this search box.

ESCÁNER: Geopolítica y traición, dolorosa experiencia palestina (II, final) (+Fotos +Video)

La Habana (Prensa Latina) Los resultados de la guerra de 1967 dificultan construir la paz en el Medio Oriente, basada en la solución de la causa palestina con la restitución de todos sus derechos políticos, económicos y sociales en un Estado independiente.
Por:
Julio Morejón Tartabull
Redacción de África y Medio Oriente

Israel y sus aliados identifican, a través del distorsionado prisma racista, al espacio árabe en general y en particular al establecimiento de Palestina como enemigos.

Cuando en 1936 la comunidad árabe-islámica boicoteó el intercambio mercantil con la entidad hebrea, quedó clara la polarización de fuerzas que sembró la semilla de la insurgencia palestina, la cual enfrentó en 1947 el proyecto de dividir a la zona.

De 1936 a 1940 las autoridades del mandato británico demolieron dos mil casas, encerraron a nueve mil árabes en campos de concentración; la revuelta contra la adopción del plan sionista causó más de cinco mil palestinos muertos y 10 mil heridos.

Aquel precedente ahogado en sangre marcó el camino emancipador que transitó la primera guerra árabe-israelí (1948-1949) alrededor de la partición territorial, una historia consumada con la adopción de la Resolución de la Asamblea General de la ONU y la fundación del Estado de Israel.

La división de Palestina la condicionaron el resultado de la Segunda Guerra Mundial,  la aparición del campo socialista y la necesidad de dar una respuesta piadosa a las víctimas del  holocausto judío.

Luego, la realidad internacional mostró la secuela cruel de esa decisión, cómo se manipuló a la opinión pública y se concretó la traición sionista a una de causa solidaria con las víctimas del fascismo hitleriano.

Para el profesor Rashid Khalidi, la historia contemporánea de Palestina “es una guerra colonial librada por diversas fuerzas contra la población autóctona para obligarla a ceder su tierra natal a otro pueblo contra su voluntad”, cita politicaexterior.com.

No es solo “un conflicto entre israelíes y palestinos, equiparable a otros movimientos de liberación nacional de un pueblo oprimido contra un Estado opresor, sino estamos ante un conflicto por un proyecto colonial estratégico para las grandes potencias”.

Frente a esto, el derecho a la defensa pasa a ser legítimamente justo y con tal convicción en 1964 se creó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), presidida primero por Ahmed Shukeiri y después por Yasser Arafat (Abu Amar).

La OLP está integrada por el Movimiento Palestino de Liberación Nacional (Fatah), el Frente Popular para la Liberación de Palestina (Fplp), el Frente Democrático por la Liberación de Palestina (Fdlp), la Unión Palestina Democrática (UPD), el Partido Popular Palestino (PPP) y otras agrupaciones.

Subordinada al Consejo Nacional Palestino, encabezó el enfrentamiento armado y diplomático a Tel Aviv, que siempre trató de  asesinar a Abu Amar.
En marzo de 1968 ocurrió la batalla de Karameh, cuando tropas israelíes atacaron una base de Fatah para aniquilar a Arafat, pero fueron enfrentadas con el auxilio de tropas jordanas para darle el triunfo a la resistencia.

Esa victoria militar estimuló años después la realización de las Intifadas (Levantamientos) 1 y 2 en 1987-1993 y 2000-2005, respectivamente, también conocidas como guerras de las piedras.

Desde entonces las circunstancias y los escenarios cambiaron, así como las formas de lucha y la filiación político-confesional de los insurgentes; en los años 90 disminuyeron las tensiones con la Conferencia de Madrid (1991) y los Acuerdos de Oslo (1993).

En ese contexto nació la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobernó en Cisjordania, Jerusalén este y la Franja de Gaza hasta 2006, cuando Hamas ganó las elecciones en el enclave.

Las muertes de los firmantes de la paz Yizhak Rabin (1995) y Yasser Arafat (2004), y el ascenso de una versión muy virulenta del sionismo drenaron todos los intentos de distensión y aún profundizan la crisis en el Medio Oriente.

Por su parte Washington incentiva la inestabilidad subregional: el Departamento de Estado  aprobó transferir a Israel más de mil bombas Mk-82 de 500 libras, alrededor de un millar de otras de diámetro pequeño y espoletas para Mk-80.

La mayoría de las acciones perpetradas por el ejército de israelí en los últimos tiempos fue contra la Franja de Gaza, gobernada desde 2007 por Harakat al-Muqáwama al- Islamiya, el Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas).

Durante 76 años -desde la creación del Estado hebreo- ha persistido la hostilidad entre el representante opresor y los defensores de oprimidos, la cual se disparó el 7 de octubre pasado, cuando Hamas destrozó el cerco de seguridad de Israel.

Hamas -creada en 1987 por el jeque Ahmed Yasin, ultimado por Tel Aviv en 2004-, es una organización político-militar con cariz confesional relacionada con la Hermandad Musulmana.

Encabezada por Ismail Haniyeh, la Resistencia Islámica le disputó al Movimiento Fatah las elecciones de 2006 y asumió el gobierno en 2007 en la Franja de Gaza mientras su oponente lo hacía en Cisjordania y Jerusalén oriental.

Su discurso está intrínsecamente vinculado con las enseñanzas coránicas, y la inclinación militar específicamente es con la Yihad o Guerra Santa a la que  están comprometidos los musulmanes en el camino de la purificación espiritual.

En su carta fundacional  se destaca que “nuestra lucha contra los sionistas es muy grande y muy grave”, y solicita la creación de un Estado islámico en Palestina, en lugar de Israel y los territorios ocupados.

El texto plantea la tolerancia con otras religiones cuando haya una conducta similar con el Islam, concepto contenido en El Corán para con los dhimmis o Gente del Libro, fieles de confesiones abrahámicas o monoteístas residentes en un país musulmán.

Sin embargo, esa tendencia a convivir en un ámbito de paz religiosa estalla cuando Israel viola recintos que son símbolos musulmanes como el Domo de la Roca  y la Mezquita de al Aqsa, en Jerusalén oriental.

Con esa sicología anteislámica y antiárabe el bando sionista masacra la Franja de Gaza, donde impone con horror su doctrina fascista dependiente del imperialismo, la desmedida reacción posterior al 7 de  octubre de 2023 es parte de ese guion fascista.

ACTUALIDAD GAZATÍ

Desde esa fecha la agresión israelí a la Franja de Gaza afecta todas las actividades del enclave, en extremo pobre; la agresión sionista causó más de 35 mil muertos en su mayoría civiles, según estadísticas oficiales y de grupos humanitarios.

Expertos aseguran que ese territorio tardará 68 años para restablecer los niveles de PIB de 2022, cuando dos tercios de la población se hallaba en la pobreza y el 45 por ciento de los ciudadanos estaba desempleado.

Allí un por ciento de paro superior al 41 equivale aproximadamente  a 182 mil trabajadores sin empleo, que de hecho afecta a miles de familias tradicionalmente integradas por más de tres personas.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) añadió que el PIB del enclave se contrajo 4,5 por ciento en los nueve primeros meses de 2023, pero la agresión israelí aceleró ese declive hasta un 24 por ciento.

Con mucho optimismo y un crecimiento de 10 por ciento cada año, “solo en 2035 se alcanzarían los niveles económicos del 2006, cuando Israel impuso un bloqueo a esa zona tras la llegada al poder de Hamas”, pronosticó la institución.

Según Unctad, “más de dos millones de personas confinadas en uno de los espacios más densamente poblados del mundo sufrían un inadecuado acceso al agua potable y alcantarillado y un suministro esporádico de electricidad”, déficit ahora multiplicado.

A tono con ese reporte difundido por Prensa Latina/Al Mayadeen, también en la Franja de Gaza se prevé un retroceso de 16 años en los valores del Índice de Desarrollo Humano en el escenario menos impactado, y de 19 en el más perjudicado por los ataques.

Sólo del 7 de octubre al 12 de diciembre pasado, más de 18 mil 700 palestinos, la mayoría civiles, unos siete mil ellos niños, perecieron en la Franja de Gaza mientras avanzaba el plan genocida sionista que empleó proyectiles de fósforo blanco y bombas de cartucho.

Tel Aviv incluso amenazó con utilizar el arma nuclear en caso de ser necesario, lo que observadores consideraron un balón de ensayo lanzado para atemorizar a la subregión del Levante y evitar confraternizar con Hamas.

No obstante, grupos armados antisionistas en Líbano, Iraq y Yemen manifiestan con acciones concretas su solidaridad con el Movimiento de Resistencia Islámica, que no está aislado tampoco de la admiración política internacional.

La doctrina de exterminio practicada por Tel Aviv fracasa por servir a  intereses que pretenden mantener sojuzgado al honroso pueblo árabe, dispuesto a vencer las trampas como evidencian las protestas callejeras en el margen occidental del Jordán.

Cisjordania -donde murieron cerca de 500 palestinos este año- sufre a diario los desmanes del ejército israelí y los colonos, usurpadores paramilitares de esas tierras árabes, que las toman mediante la fuerza y el terror como en los tiempos de la Nakba.

En el primer semestre de 2023, Tel Aviv aprobó la construcción de  entre 12 mil 855 y 13 mil viviendas para esos individuos en las zonas ocupadas; más de 600 mil de ellos habitan desde 1967 en unos 140 asentamientos en áreas despojadas cisjordanas y de Jerusalén oriental, también escenarios del genocidio.

Israel retira tropas terrestres del sur de la Franja de Gaza

arb/mt

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
Oscar Bravo
Jefe de la Redacción África y Medio Oriente
RELACIONADOS