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miércoles 27 de noviembre de 2024
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ESCANER: Se formó la rumba, suenen tambores, campana y cajones (+Audio +Fotos +Video)

La Habana (Prensa Latina) La rumba define un status y permanece en la cultura popular de Cuba donde surgió con una mezcla festiva de baile, música y todas las prácticas vinculadas a ella.
Por:
Daimarelys Pérez Martínez
Redacción de Cultura

El género posee raíces africanas debido a los negros que desembarcaron en estas tierras junto con su música y deidades convertidos en esclavos, pero también tiene elementos característicos de la idiosincrasia antillana y rasgos del flamenco español.

Surgió durante la etapa colonialista en momentos de la expansión azucarera, según referencias históricas que ubican el nacimiento de la rumba en los finales de los siglos XVIII y principios del XIX en barrios marginales (y marginados) de este archipiélago caribeño.

En los inicios tuvo un mayor arraigo en las provincias de La Habana y Matanzas, contando las proximidades de algunos puertos y en poblados de chabolas -vivienda de pobre construcción en zonas suburbanas-, pero se extendió a todo el país.

Su música y baile llegaron a popularizarse en esas zonas rurales habitadas por comunidades africanas, sobre todo, por los esclavos ya libres pertenecientes a distintas etnias del gran continente, como lucumí, ganga, arará y quizás la más significativa de todas: la gangá-bantú.

Uno de los mayores cultores de la rumba fue el percusionista Federico Arístides Soto (Tata Güines/1930-2008), quien siguió la línea de otro grande, Chano Pozo, y sobresalió por sus aportes dentro de la música folklórica, y del jazz afrocubano y latino.

El heredero de Tata Güines, seudónimo que tiene historia, hijo de ese gran maestro de la rumba, Arturo Soto (Tata Güines Jr.), continúa el legado cultural de su padre y en entrevista exclusiva con Prensa Latina dialogó desde su posición de familia más cercana del músico y como director de la agrupación con su nombre.

La rumba es muy amplia, no hay música sin ella, a decir de Soto, sobre todo por la clave que es dos, tres, y en Cuba es así como se identifica, pero en el mundo entero mencionarla es armar una fiesta, aunque aquí es donde más se goza con todas estas mezclas, aseguró orgulloso el músico.

Durante muchos años las personas han utilizado la frase “me voy de rumba” para referirse usualmente a “irse de fiesta” y de la nada se formaba una juerga con este ritmo, evocó Tata Güines Jr.

Lo mismo era tocada sobre un cajón, en una puerta, en el escaparate, con una maleta, dondequiera se dejaba -y aún sucede- escuchar la música que todos identifican desde sus primeros acordes; basta un encuentro amistoso en un lugar abierto, unos amigos, integrantes de alguna agrupación o no de rumberos para “formar una rumba”, reconoció.

Recordemos que en todo este recorrido evolutivo había muchos cañeros y cuando se terminaba una zafra en Matanzas (provincia occidental cubana) o en la capital, trasladaban sus bailes y cantos a otra región, combinándose así varios compases, relató.

La columbia es una de las variantes de la rumba y nació en aquel territorio -donde, de igual forma, surgió el danzón-; se diferencia del baile de La Habana por ser más cadenciosa, y es ejecutada en solitario por hombres que muestran su destreza y agilidad con cuchillos.

De la rumba se deriva, además, el guaguancó, con un carácter juguetón y movimientos coquetos entre los bailarines. A menudo incorpora elementos de cortejo y desafío entre los participantes.

Se desprende también de ella el yambú, más lento y pausado, generalmente interpretado por parejas mayores, tendiendo a ser más reflexivo y menos enfocado en la competitividad a diferencia del anterior.

Así es como la rumba comienza a salir de los solares (cuartería) a los parques, nacen más cantantes y bailadores; ello conllevó a un proceso de desarrollo cultural en medio del cual surge un espectáculo en el cabaret habanero Tropicana con Los Papines, mi papá Tata Güines y Changuito, dispersándose hacia el mundo con otro tratamiento a través del famoso show bajo las estrellas, reconocido internacionalmente por sus bellas bailarinas, precisó.

Salen luego a la palestra en La Habana, mencionó, agrupaciones de mucho prestigio, entre ellas, Yoruba Andabo, Clave y Guaguancó, Muñequitos de Matanzas o Afrocuba.

Tata Güines Jr. comentó a este medio de prensa que la rumba representa un lenguaje. Significa un “preguntas y respuestas”. En sus primeros años llevaban ropa impecable, como los zapatos de dos tonos de los hombres, las mujeres vestidas de blanco; fue la época en la que Celeste Mendoza, la llamada Reina del guaguancó, comenzó a sobresalir, evocó.

Todos esos músicos que viajaron llevaron este baile tanto en el jazz, en el son, en el chachachá, como en el rock, el pop y el soul, es decir, donde hay dos congas o tumbadoras ahí está presente nuestra protagonista, afirmó el músico.

Igual sucede con los mismos españoles; están las rumbas catalana, gallega, flamenca, también la argentina, unos con sus gaitas y su taconeo, otros como los turcos. Hay un video en internet en el que aparece mi padre con el mejor percusionista de Turquía, reseñó.

UN GRAN PASO HACIA PATRIMONIO DE LA UNESCO

El vocablo rumba define una expresión lírico-danzaria de carácter abierto al uso popular e identifica un comportamiento social en el cual no solo se consideran los componentes musicales básicos; los diseños melódicos, polirrítmicos y politímbricos específicos se incluyen en todo este camino, con patrones, células y figuraciones danzarias de un amplio espectro artístico.

Tomando como base esa trayectoria, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ingresó este ritmo en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, sin embargo, en palabras del artista, costó mucho sacrificio lograrlo.

El trayecto fue difícil. Insertarla en esa lista nos dio mucho trabajo, porque la rumba no es bienvenida para gran parte de la gente. Hay que convencer a partir de la labor de quienes nos antecedieron, precisó, pero se alcanzó gracias a instituciones y personas, como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Ministerio de Cultura, el etnólogo y escritor Miguel Barnet, a muchos que ya no están, pero se unieron para persuadir con un amplio portafolio y las investigaciones necesarias, evocó.

Rememoró cómo le tocó, al igual que a otros, aportar fotos de su padre, pequeños documentales; se apoyaron en el trabajo y los estudios sobre el tema del Conjunto Folklórico Nacional y la Asociación Yoruba de Cuba.

Cuando se estaban haciendo los estudios existían en ese museo del sincretismo muchos sacerdotes de Ifá, quienes contribuyeron con anécdotas, se involucraron rumberos de la calle y nos costó trabajo toda esa indagación, sin embargo, cuando se presentó por primera vez para su inclusión por la Unesco fue muy convincente, recapituló.

Tuvo que ir a una segunda audiencia ante el organismo internacional, lo cual bastó para incluirla como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, añadió.

A propósito de este paso para otorgarle el título al género, surgió la idea de construir el Palacio de la Rumba, ahora en proceso de restauración, sostuvo el músico quien, como fiel defensor de las raíces más cubanas, busca rescatar el sitio y espera el apoyo de instituciones para mantener viva esa herencia.

Está el apoyo de festivales, por ejemplo, el Rumbatazo en la oriental provincia de Camagüey, con la agrupación Rumbatá; el evento Tata Güines In Memorian, del cual soy su presidente, en homenaje a mi padre o la Fiesta del Tambor, también en La Habana, acotó.

Se suma el lugar donde nació mi viejo como espacio para organizar descargas de música y baile; es decir, la rumba es una gran institución y no la podemos perder, todo esto ayudó a convertirla en patrimonio, aseveró.

Tata Güines Jr. se refirió a una famosa rumba en la que sus toques se empastaron magistralmente con los acordes del virtuoso músico Sergio Vitier en la obra “Ad Libitum”, bailada por los estelares Alicia Alonso y el español Antonio Gades.

Existe un documental sobre este hecho: la maestra con su técnica de ballet en punta marcando la rumba, Gades con su españolada y Tata en las tumbadoras; allí parecía que había una sinfónica, rememoró.

ESPARCIDA POR EL MUNDO

El género se ha esparcido por el mundo a través de la apertura de escuelas y sitios, tanto para impartir clases, como para un momento de descarga, y entre los regalos están las academias infantiles de rumba, señaló.

Soto relató a Prensa Latina sobre los sitios fundados por músicos cubanos para darla a conocer por el mundo. En Tokio, capital de Japón, se inauguró un lugar donde se baila; en República Dominicana existe un Sábado de la Rumba, así como en Colombia, enumeró.

Cada país defiende su cultura y lo aplaudo, Brasil, por ejemplo, pero el Festival Cuba Rumba Tata Güines In Memorian suena y en diciembre se celebrará en Río a través de la Asociación Yoruba; en Miami tenemos espacios, de igual manera; en Veracruz, México, se realiza en agosto y los cubanos ganamos en esta última nación un potencial muy fuerte en cuanto a rumba se refiere, por eso nos toca a nosotros ahora darle continuidad, puntualizó.

Abogó porque se conozca sobre los premios. Mi papá junto con Angá tiene un Grammy por el disco “Pasaporte” (2002); la rumba también obtuvo el galardón y otros lauros, y se logró con la unificación de grandes rumberos de diferentes agrupaciones, relató.

Tengo tantos sueños de tener una sede en cualquiera de esos centros nocturnos vacíos y que me lo den para caracterizarlo, como “La zorra y el cuervo”, de Jazz, por citar uno de los más conocidos, manifestó.

En mi opinión, la mayoría de los intérpretes de rumba no fueron en vida reconocidos, sin embargo, este ritmo merece honor dentro de nuestra sociedad por su naturaleza divertida, por sus raíces y por ser parte esencial de la cubanía.

arb/mml/dpm

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Mario Muñoz
Jefe Redacción de Cultura
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
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