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sábado 12 de octubre de 2024
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ESCÁNER: Pobreza, inseguridad y hambruna, lastres que arrastra Haití (+Fotos +Audio +Video)

Puerto Príncipe (Prensa Latina) En octubre de 2022 el Programa Mundial de Alimentos anunció que el hambre en Haití alcanzó niveles catastróficos con 19 mil personas en la última fase de clasificación de seguridad alimentaria.
Por:
Anelí Ruiz García
Corresponsal en Haití

Es la primera vez desde que se llevan los registros, que el país caribeño ingresa a esa lista y ocurre en un momento crítico, cuando la policía lucha por restaurar el clima de paz contra grupos bien armados y organizados, los cuales controlan vastas zonas estratégicas de la capital y otras regiones.

“Por primera vez hay más de 19 mil personas en una parte de la capital que están viviendo en condiciones de hambruna prácticamente. Es la primera vez en Haití y la primera vez en las Américas”, dijo a Prensa Latina Marc Andrés Prost, director adjunto del Programa Mundial de Alimentos en Haití (PMA).

Marc Andres Prost

Cité Soleil, foco de hambruna

Situado en la salida norte de Puerto Príncipe, Cité Soleil es una comuna que nació durante los últimos años de la dictadura de Jean Claude Duvalier (1971-1986) e inicialmente albergó a los miles de personas destinadas a trabajar en las incipientes maquiladoras.

Hoy es un amplio territorio que acoge a más de 300 mil personas con altos niveles de pobreza, poco acceso al trabajo y a condiciones de vida consideradas inadecuadas.

La zona también es bastión de una de las alianzas de bandas más poderosas de Haití, conocida como el G-9 y aliados, dirigida por el expolicía Jimmy Cherizier (Barbecue).

Barbecue, quien se autoproclama como revolucionario, logró bloquear durante dos meses la distribución de los combustibles, cuestión que agravó los accesos a alimentos y atención médica de más de 11 millones de personas.

Según datos del PMA, Cité Soleil es la zona más afectada por la inseguridad alimentaria con el 65 por ciento de su población en esa condición, y donde 19 mil personas se encuentran actualmente en situación de hambre extrema.

Además, uno de cada cinco niños en la localidad sufre desnutrición aguda con graves consecuencias para su desarrollo a corto, mediano y largo plazo.

El desbocado aumento de la violencia de grupos armados en disputa por el control del enclave provocó que sus residentes perdieran el acceso a su trabajo, a los mercados y a los servicios de salud y nutrición, lamentaron en un comunicado conjunto el PMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Asimismo, deploraron que muchos de sus habitantes tuvieron que huir o esconderse en sus casas en medio de la lucha fratricida entre las pandillas que dejó cientos de víctimas mortales.

Pero no solo Cité Soleil está comprometido pues la seguridad alimentaria se deterioró en las zonas rurales. En las áreas agrícolas, las pérdidas de cosechas como consecuencia de las escasas precipitaciones junto al terremoto que asoló la región sur de Haití a mediados de 2021 empeoraron las condiciones de vida de la población.

“Lo que vemos en zonas rurales es que los agricultores luchan para vender sus productos porque no pueden acceder a los mercados. Hay una disminución de riqueza en el país y un aumento de la pobreza en general”, lamentó Prost.

Actualmente se estima que 4,7 millones de haitianos sufren inseguridad alimentaria, entre ellos 1,8 millones en fase de emergencia.

Los vulnerables son los que más sufren

Eugene huyó de Cité Soleil en julio último, cuando las bandas del G-9 y el G-Pep se enfrentaban por el control territorial, y se refugió con sus dos hijos en casa de unos familiares en Meyotte, al sudeste de esta capital.

“Nos fuimos sin nada y todavía tengo miedo regresar. La violencia no me deja trabajar y así no puedo alimentar a mis hijos ni enviarlos a la escuela”, dijo a esta agencia.

Como Eugene, más de cuatro mil 500 personas tuvieron que abandonar sus hogares en medio de un conflicto mortal que dejó más de 300 fallecidos, de acuerdo con la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos.

Y esto, como apunta Prost, no ocurre en una zona aislada, sino en la principal ciudad de Haití. que es hogar de unos tres millones de personas y donde el impacto de la inseguridad es muy evidente.

“Sin gasolina, sin transporte, con los hospitales y las escuelas cerrados, es una situación insostenible, una situación con un impacto económico muy alto y lo que vemos ahora es una disminución del poder adquisitivo de las familias”, señaló.

Varios economistas indicaron que la situación podría empeorar tras el anuncio del Gobierno de retirar los subsidios de los combustibles, lo cual automáticamente duplicó el precio de la gasolina y aumentó en un 89 por ciento el valor del diésel.

El presidente de la Asociación de Economistas de Haití, Eddy Labossière, advirtió a mediados de noviembre que el alza de los costos de los hidrocarburos podría llevar al país a un proceso hiperinflacionario sin precedentes.

En este contexto, mujeres, niños, personas con discapacidad o enfermos son los sectores más vulnerables al consumir menos alimentos o adquirir aquellos con baja calidad nutricional.

Los menores, además, están expuestos al trabajo infantil para llevar comidas a sus hogares o generar mayores ingresos, mientras que para las niñas aumenta el riesgo de explotación sexual, matrimonio forzado y embarazos adolescentes, lamentó en julio la organización Plan Internacional.

Indicadores económicos en rojo

Además de la violencia de las pandillas en auge durante los últimos años, la sostenida crisis económica constituye un factor que aumenta la inseguridad alimentaria, de acuerdo con varios expertos.

“La economía de Haití atraviesa una situación difícil por la inestabilidad sociopolítica que contribuye a la desaceleración de las actividades económicas. También el Covid-19 afectó mucho por la disminución de las remesas de la diáspora”, explicó a Prensa Latina Jean Jores, financista e integrante de la Plataforma Haitiana para el Desarrollo Alternativo.

Por cuarto año consecutivo el país sufre una recesión económica y en el último ciclo fiscal tuvo un crecimiento negativo del 0,4 por ciento que el Gobierno atribuyó a las crecientes actividades de los grupos armados, el aumento de los secuestros y la falta de acceso a varias zonas del área metropolitana.

La recesión económica aumenta la pobreza de las familias, en particular en Haití, donde más del 50 por ciento de los ciudadanos vive por debajo de la línea de la pobreza y cerca del 70 por ciento de la población activa no cuenta con empleos formales.

“Es la peor situación que Haití ha vivido en muchos años en términos de hambre, en términos de crisis económica, social y política también. La inestabilidad está la raíz de todo lo que está pasando en el país”, apuntó Prost y reiteró: es un proceso que se viene gestando desde hace años.

   ODS cada vez más lejos

En este contexto, los Objetivos de Desarrollo Sostenible que pretenden para 2030 poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad, están cada vez más lejos para la pequeña nación caribeña.

Si bien hace cuatro años la ONU señaló que alcanzar los objetivos no era imposible en Haití, los analistas indican que la situación actual marcada por la inseguridad, el retroceso de los indicadores económicos, el aumento del hambre y el desempleo, ponen trabas a ese proyecto.

“Por ahora es complicado porque los indicadores nos dicen que Haití no está en marcha para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible debido al deterioro de su situación”, dijo Prost.

No obstante, aún se pueden obtener algunos resultados, pero es imprescindible la justicia social para que los propios haitianos puedan construir un futuro sostenible y brindar oportunidades económicas que le permitan crecer a sus ciudadanos, señaló.

Jores, por su parte, abogó por la inversión en el sector agrícola, que representa un 20 por ciento del Producto Interno Bruto y provee casi el 50 por ciento del empleo.

Para el financista, la agricultura podría incidir mucho en el desarrollo económico, así como las inversiones en infraestructura, capacidad energética y sectores sociales como la educación y la salud que permitirán a mediano y largo plazo un mejor desempeño de la economía nacional y disminuir los índices de pobreza y desigualdad.

arb/tdd/ane

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
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