El joven político y abogado, junto a dirigentes de esa isla caribeña, encabezaron primero un proceso de oposición a la dictadura militar de Eric Gairy (1967-1979) a través del llamado Movimiento de la Nueva Joya (NJM, por sus siglas en inglés).
“Esa fuerza surgió en 1973 de la fusión de dos organizaciones”, explicó en exclusiva para Escáner Otto Marrero, durante 10 años jefe de la sección de América del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Lo integraron el Movimiento de Asambleas del Pueblo (MAP), liderado por el propio Bishop, y el Esfuerzo Conjunto por el Bienestar, la Educación y la Liberación (Jewel, voz inglesa que significa “joya”), de Unison Whiteman, recordó.
Obreros y campesinos, una pequeña burguesía de maestros, empleados bancarios y trabajadores de la salud conformaron la base de la agrupación que en poco tiempo logró influencia sindical, así como tres asientos de 15 en el Parlamento, describió.
Prácticamente Granada era un lugar desconocido, me pidieron un análisis y concluimos que allí se gestaba un movimiento en contra de la continuidad de Gairy, contó el miembro de la Cátedra de Estudios del Caribe “Norman Girvan” de la Universidad de La Habana.
Este buscaba adelantar las elecciones generales y cambiar la constitución, mientras le atribuían 27 muertes, algo grande en el Caribe, entre ellas el padre de Bishop durante una protesta antigubernamental, abundó.
“Pero días antes del 13 de marzo de 1979, sobresale que Gairy viajaría al exterior a una sesión de las Naciones Unidas y dejó instrucciones, no lo dudo, de eliminar físicamente a la principal figura opositora”, agregó el abogado de profesión.
Bishop y militantes del NJM constituyeron un grupo de aproximadamente 50 hombres con armas y fusiles de baja calidad para atacar el cuartel True Blue, sede de la policía y las fuerzas armadas, detalló.
La acción tuvo éxito, con un solo fallecido y un herido del lado de los soldados, tomaron además la planta de radio, la jefatura del Estado, algo que el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro, denominó un Moncada Victorioso, remarcó Marrero.
ESPERANZA DE JUSTICIA PARA LA REGIÓN
La llamada Revolución del Pueblo se definió en sus tareas inmediatas como democrática, antioligárquica y antiimperialista, pero pronto (y sobre todo a partir de 1981) comenzó a desarrollar una política nacionalista y socializante, expuso el sociólogo argentino Lautaro Rivera.
Entre la serie de acciones del Ejecutivo -amplió- resaltaron la reforma agraria, la reconstrucción del sistema educativo, becas para familias pobres, gratuidad de la atención médica, licencias de maternidad, el primer seguro social de la historia y aumento del salario.
Desde el inicio mismo, Bishop pidió ayuda a Cuba en todos los sentidos, afirmó Marrero, quien viajara varias veces a Granada y dialogara tanto en La Habana como en Saint George con los máximos cargos de la Nueva Joya.
Colaboramos en muchas cosas, mandamos 15 médicos inmediatamente, tres estomatólogos, alfabetizadores, le compramos cinco mil toneladas de nuez moscada, mencionó.
Construyeron carreteras e iniciaron un nuevo aeropuerto internacional para fomentar el turismo, añadió para esta sección de Prensa Latina, por otra parte, el entonces periodista del diario Granma Antonio Paneque.
El gobierno estadounidense promovió la matriz de opinión de que el aeródromo serviría de punto de apoyo para los aviones militares soviéticos en el contexto de la Guerra Fría, recordó el reportero, cuya labor desarrolló en Granada a principios de 1983.
ESCÁNER: Maurice Bishop, asesinato de un líder: Entrevista Antonio Paneque
“La Revolución propició cambios interesantes” en cuanto a los vínculos históricos del país anglosajón y su política exterior, declaró el jurista Peter Davis, actual ministro de la cartera de relaciones internacionales.
Rápido extendió los nexos, que antes de 1979 eran limitados por las demandas de varios territorios, principalmente Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos, aseveró.
UN PROBLEMA DE HEGEMONÍA
Aparte de las aproximaciones a Cuba, Bishop estrechó lazos con la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Nicaragua, las Repúblicas Popular Democrática de Corea y Cooperativa de Guyana, entre otras, aportó Marrero.
La nueva derecha estadounidense, asentada en un discurso belicista, consideró la revolución granadina como un problema de hegemonía en la región y un avance del comunismo internacional, acotó el investigador español José Pérez.
Para ella era necesario abortar el proyecto, por lo cual negó préstamos y presionó a organismos internacionales a fin de estrangular la débil economía, al tiempo que emprendió una campaña de desprestigio hacia sus dirigentes, subrayó el doctor en Ciencia Política.
El propio Bishop denunció que, entre otras acciones, Washington preparaba una agresión, pues la ensayó en secreto en la isla puertorriqueña de Vieques bajo el nombre de ‘Plan Pirámide’, escribió el periodista de esta agencia Jorge Luna.
El jefe del Ejecutivo granadino criticó en sendos mensajes al entonces presidente estadounidense (1981-1989), Ronald Reagan, la hostilidad de la Casa Blanca.
Un informe confidencial del Departamento de Estado de la nación norteamericana presentó a la incipiente revolución como aún más amenazante que la cubana o la sandinista, dado que sus líderes hablaban inglés.
Asimismo, refirió el texto, podían intercambiar directamente con el pueblo estadounidense, ya que eran negros y podían identificarse y ser identificados por la comunidad afrodescendiente.
DIVISIÓN Y MAGNICIDIO
Bishop fue un hombre extraordinario, muy hábil, gran comunicador, orador estelar, movía a las masas, caía bien, siempre dado al consenso, amigo de sus amigos, adoraba a Fidel Castro, como todos los dirigentes que lo conocieron, acentuó Marrero.
ESCÁNER: Maurice Bishop, asesinato de un líder: Entrevista Otto Marrero
Su amigo desde los 12 años Bernard Coard, viceprimer ministro en el gobierno revolucionario, en cambio, era de extrema izquierda, poco dado a las concesiones, todo esto matizado por su ambición personal, precisó el analista.
En junio de 1983 se reunió el Comité Central del NJM, integrado por 17 miembros, y este último con su grupo reprocharon al líder lentitud en sus medidas, lo acusaron de pequeño burgués y desorganizado en su trabajo, evocó.
Pese a los logros sociales, esta microfacción de una forma u otra empezó a conspirar para eliminar a Bishop, reflexionó Marrero, quien descartó que en su momento saliera a la luz esa información.
Los desacuerdos por una dirección compartida alcanzaron su máxima expresión cuando el 13 de octubre de 1983 se produjo un golpe de Estado promovido por el jefe del Ejército, general Hudson Austin, con la anuencia de Coard, enfatizó Marrero.
Tras seis días de confusión, Bishop, de 39 años, y 15 compañeros suyos, cinco de su propio gabinete, incluida su esposa, ministra de Educación, Jacqueline Creft, fueron ejecutados, comentó.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) ya estaba infiltrada en el ejecutivo, el partido, las fuerzas armadas y las organizaciones populares, aseguraron luego George Louison (titular de Agricultura), Don Rojas (secretario de prensa) y Kenrick Radix (fiscal general).
El factor fundamental fue la división interna, “hubo elementos revolucionarios que asumieron posiciones de extrema izquierda y dañaron el proceso”, valoró Marrero.
ILEGAL INTERVENCIÓN TRAS EL CRIMEN
Desde el 15 de octubre de 1983, Washington planificó una acción militar llamada “Furia Urgente”, que concretó con el apoyo simbólico de tropas de Jamaica, Barbados y otros miembros de la Organización de los Estados del Caribe Oriental.
El 25 de octubre de 1983, con aviones y helicópteros, siete mil 300 marines y paracaidistas invadieron la ciudad por el aeropuerto en construcción en la capital, revelaron estudios.
El pretexto de ellos era proteger las vidas de los ciudadanos del norteño país que estudiaban medicina en la isla, confirmó Marrero.
Los combates provocaron la muerte de 71 granadinos, 18 estadounidenses y 24 cubanos de 784 cooperantes, al tiempo de contabilizarse 538 heridos en ambos bandos, de acuerdo con documentos oficiales.
Fue una invasión cínica, infame, un abuso contra un país pequeño y pobre, opinó el exfuncionario cubano.
En un discurso el 14 de noviembre de 1983, Fidel Castro sentenció: “El gobierno imperialista de Estados Unidos quiso matar el símbolo que significaba la revolución granadina, pero el símbolo ya estaba muerto”.
LEGADO
Durante la ceremonia de inauguración del aeropuerto internacional de Saint George en 2009, el primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, narró que todavía estaba en la escuela primaria cuando Bishop llegó al poder.
Sin embargo, dijo, aún recordaba el papel fundamental desempeñado por el carismático líder en favor de ayuda para Roseau tras la devastación causada por el huracán David, en agosto de 1979.
Skerrit admitió que leyó muchos de sus discursos e instó a los jóvenes de toda la región a hacerlo de igual modo.
El jefe de gobierno de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, intervino en el acto y llamó a Bishop uno de los mejores hijos que dio el Caribe, encarnación de la lucha contra el colonialismo.
Creo en los países pequeños, en sus posibilidades de hacerse un sitio en este mundo de gigantismos, de grandes magnitudes en pugna, confesó en otra ocasión el intelectual martiniqués Édouard Glissant.
En octubre de 1984 el entonces presidente de Burkina Faso , Thomas Sankara, durante su visita al barrio neoyorkino de Harlem previa a una intervención en las Naciones Unidas, anticipó una recomendación para el futuro.
Al lamentar el horrible crimen cometido en Granada, el mandatario africano, quien curiosamente fue asesinado después, planteó: “El año pasado estuve con él y nos hemos dado consejos mutuamente; si no queremos que se asesine a otros Maurice Bishop, tenemos que luchar contra el imperialismo”.
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