por Mariela Pérez Valenzuela
Corresponsal jefe en Repùblica Dominicana
Un acercamiento a la vida de este profesional casi desconocido en su país proponen los fotorreporteros chilenos Erika Santelices y Orlando Barría, radicados en República Dominicana desde hace dos décadas, en su recién estrenado documental “El fotógrafo de La 40”.
El artista fue apresado y asesinado en 1960 tras denunciar públicamente las torturas a que eran sometidos los opositores a la tiranía de Trujillo (1930-1961) en el penal clandestino de la calle 40.
Un público sobrecogido y conmovido por las imágenes del sufrimiento de los detenidos en ese recinto, recibió la ópera prima de esos dos creadores durante su presentación en el Festival de Cine Global de Santo Domingo 2024. A partir del 1 de marzo el documental se exhibe en varias salas de cine del país.
Años atrás, el matrimonio chileno Barría -labora para la agencia española de noticias EFE- visitaba sitios de Santo Domingo, la capital, cuando conocieron una de las fotos históricas de Fuentes Berg, tomada en el penal.
La instantànea del opositor José Messón, captado con el terror en el rostro cuando era electrocutado en La 40, y que ahora figura en el Museo de la Dignidad, llamó la atención de los paseantes. Sin embargo, al preguntar por el autor, nadie tenía respuestas.
De inmediato pensaron qué se ocultaría en esa imagen, y qué sentiría el que la tomó. Lo primero era iniciar una investigación sobre esa persona.
Para los cineastas resultó difícil el proceso de recolección documental, ya que la vida del fotorreportero dominicano, pese a ser un mártir de la dictadura trujillista, es casi anónima.
Tales inconvenientes solo acrecentaron su deseo de conocer y divulgar la vida de quien consideraron un héroe desde que vieron el retrato de Messón, sin camisa, amarrado a la silla eléctrica.
El impulso que precisaban para iniciar el proceso de “El fotógrafo de La 40”, de 76 minutos, lo recibieron cuando el proyecto ganó el concurso público Fonprocine, organizado por la Dirección General de Cine.
A partir de ese momento decidieron dedicarse a la pesquisa de los sucesos que rodearon a Fuentes Berg, asesinado a los 32 años de edd por los represores del régimen trujillista, junto a su hermano Gilberto, el 20 de enero de 1960.
Arriesgando su vida y la de Gilberto, empleado de la entonces Compañía Dominicana de Aviación, Fuentes Berg envió copias de sus fotografías al exterior para divulgar la verdad de los acontecimientos en República Dominicana.
En 2018, Santelices y Barría comenzaron a dar cuerpo a lo que sería su documental. Cinco años de averiguaciones permitieron el inicio del rodaje en coincidencia con el aniversario 60 del asesinato de los hermanos Fuentes Berg y la designación de la calle La Guardia de Villa Consuelo con el nombre de ambos.
Para la pareja constituyó una obligación con la verdad dar a conocer a este fotógrafo y su martirio.
Recuerdan como uno de los momentos más emotivos de su búsqueda ser testigos de la apertura de cartas que Fuentes Berg envió a sus hijos Gladys y Gustavo, que habían permanecido cerradas durante décadas. Y la conversación con Darlene, la hija de Messón.
“Eran cartas de amor, de consejos, cosas muy íntimas”, detalló Barría.
Según contó su hija Gladys, Pedro Aníbal trabajaba en la Dirección General de Migración, pero además pertenecía a una célula del movimiento clandestino “14 de junio”.
Su madre le contó que su papá hizo, mandado por Migración, una prestación al Servicio de Inteligencia Militar durante una visita que realizó a este país el dictador cubano Fulgencio Batista (1953-1959).
A los jefes del SIM les gustó tanto su trabajo, refirió Gladys, que lo trasladaron a ese cuerpo. Sin embargo, nunca le quitaban los negativos tras obligarlo a fotografiar a detenidos y torturados.
Su hermano Gilberto recibía las fotografías que él le pasaba y se las entregaba a dos pilotos de su confianza: Manolo Lamarche y Monchi Moliné.
Así se dieron a conocer las imágenes. Esos testimonios se entrelazan en el documental con la historia del combatiente antitrujillista Delio Gómez Ochoa y la de Julio Escoto, a quienes Fuentes Berg fotografió también en La 40.
“El fotógrafo de La 40” tuvo la producción de Fernando Santos Díaz y la música del maestro Manuel Tejada.
Para Santelices y Barría, su opera prima entrega al público “no solo una parte de la historia, que no es solo la de un fotógrafo, sino la de un país….
…Nosotros, manifestaron en la presentación, asumimos la fotografía como un documento y, en este contexto, Pedro Aníbal Fuentes Berg y la cárcel de La 40 se transforman en una evidencia de la verdad, en el contexto de una dictadura”.
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