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domingo 24 de noviembre de 2024
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¿Dónde está la bala?

Buenos Aires (Prensa Latina) Supe inmediatamente que algo estaba mal cuando escuché un sonido silbante, disparos, e inmediatamente sentí la bala desgarrando mi piel (Donald Trump)…

Victor Ego Ducrot*, colaborador de Prensa Latina

Inmediatamente fue protegido por agentes del Servicio Secreto, que lo cubrieron y lo mantuvieron en el suelo hasta que por el micrófono del atril, que seguía abierto, pudo escucharse a uno de los agentes gritando: “¡el tirador ha caído!…

Trump fue levemente herido en la oreja derecha luego de que un tirador, identificado por el FBI como Thomas Matthew Crooks, abriera fuego desde lo alto de un edificio ubicado a unos 200 metros del podio donde estaba dando un discurso. Breve síntesis de un reporte distribuido el 14 de julio por la BBC, acerca del atentado que habría sufrido el ex presidente y candidato a la presidencia de Estados Unidos.

¿Rozó o perforó la oreja de Donald Trump? Haya acontecido un roce o un agujero en el pabellón auditivo del exaltado ultraderechista del jopo, lo cierto es que la bala debió haber seguido cierta trayectoria y alcanzado un blanco final.

Hasta el momento de escribir este texto ese blanco no había sido identificado, hecho extraño porque, como cualquiera puede ver en el sinfín de películas y series sobre investigaciones criminales y forenses, el paso y el destino final del proyectil son datos siempre imprescindibles.

En el tercer párrafo utilizo la primera o tercera persona del condicional simple del verbo haber y no por error, aunque tampoco con intenciones asertivas.

Simplemente porque en tiempos como los presentes, de manipulaciones y falsedades mediáticas nunca antes registradas en similares magnitudes, los buenos usos y costumbres del periodismo deben ser puestos en tensión: hay que dudar, dudar…y si queda tiempo, seguir dudando.

Con Thomas Matthew Crooks, los agentes estadounidenses de la seguridad fueron mucho más veloces y expeditivos que sus viejos colegas, aquellos que debieron lidiar con el ex infante de marina llamado Lee Harvey Oswald.

¿Lo recuerdan? Investigaciones de diversos calibres y ríos de tinta y kilómetros de celuloide corrieron en torno el asesinato de John F. Kennedy sin que a ciencia cierta se haya sabido alguna vez que fue lo que sucedió; ni se sabrá, porque si los servicios y el sistema de poder todo de Estados Unidos algo saben, eso es conspirar y ocultar; y, llegado el caso, ocultar y silenciar.

Quizá los episodios más obscenos en ese sentido hayan sido los del 11 de septiembre del 2001, cuando un supuesto comando al servicio del tenebroso Osama acabó con las Torres Gemelas de Nueva York y dio en el blanco contra otros objetivos.

Tiempo después, el propio Congreso estadounidense debió concluir lo que al menos dos investigaciones periodísticas o de historia inmediata habían adelantado.

Una, la expuesta en el libro Dreaming War (2003), del notable periodista, historiador y ensayista estadounidense Gore Vidal (1925-2012); y otra, la de un libro publicado en el Sur, de mi autoría y enfocado sobre los movimientos financieros que rodearon al atentado, Bush & Ben Laden S.A. (diciembre de 2001).

Como lo recuerda un artículo de Thomas Klassen, de la Escuela de Políticas Públicas y Administración de la Universidad de York, en Canadá, recientemente publicado en The Conversation, de las 45 personas que han ocupado la presidencia de Estados Unidos, cuatro fueron asesinadas mientras ocupaban el cargo: Abraham Lincoln (1865), James Garfield (1881), William McKinley (1901) y John F. Kennedy (1963). El último que recibió un disparo fue Ronald Reagan, quien tuvo que ser operado de urgencia en 1981.

Los asesinatos políticos afectan al corazón mismo de la psique estadounidense (…). Así lo señala el texto citado, el mismo que da cuenta de otros muchos atentados contra personalidades de la vida política norteamericana.

Todo eso es tan cierto como que las investigaciones llevadas a cabo respecto de cada uno de los casos, pocas veces ofrecieron resultados esclarecedores.

Una secuencia de tres impactantes imágenes muestran el momento exacto en el que una bala impacta la oreja derecha del ex presidente Donald Trump, éste se toma el rostro y luego mira su mano ensangrentada. Las fotografías fueron tomadas por Doug Mills, fotorreportero del diario The New York Times y se viralizaron en las redes sociales por la crudeza de su naturaleza. Así comentaba el día 13 de julio el diario Infobae, de Buenos Aires.

Pero la bala aún no apareció…¿Aparecerá?

rmh/ved

* Periodista, escritor y docente universitario argentino. Doctor en Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina; profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP (VED)

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