Por Nara Romero Rams
Corresponsal jefe en Etiopía
Considerada una cita crucial para la acción climática continental y global, se celebrará del 8 al 10 de septiembre próximo, con una serie de eventos previos entre los días 5 y 7 del propio mes en el Centro Internacional de Convenciones de Addis Abeba.
Bajo el lema “Acelerando las soluciones climáticas globales: Financiación para el desarrollo resiliente y verde de África”, contará con un programa dinámico que garantiza soluciones climáticas, alianzas e inversiones lideradas por el continente.
Según fuentes oficiales, asistirán de 20 mil a 25 mil participantes, entre ellos líderes africanos, jefes de Estado y de Gobierno de todas partes del mundo, asociados para el desarrollo, organizaciones intergubernamentales, sector privado, instituciones académicas, representantes de la sociedad civil, mujeres y jóvenes.
La ACS2 tiene por objeto diseñar y catalizar soluciones dirigidas por África para el cambio climático y deliberar sobre la forma de aprovechar la financiación nacional e internacional, arraigada en las prioridades continentales y la innovación local, para acelerar el cumplimiento de los compromisos existentes.
Subraya la necesidad de que el continente aproveche las estrategias de financiación que aborden los efectos del cambio climático y contribuya al mismo tiempo a las intervenciones de adaptación y mitigación del clima y a la garantía del desarrollo ecológico.
De igual manera, reconoce el potencial africano para las soluciones climáticas mundiales, haciendo hincapié en una asignación justa y equitativa de recursos y apoyo, en particular para sus naciones que históricamente contribuyen con el menor daño a la crisis, pero son víctimas de desproporciones mayores afectadas por sus efectos.
Esta visión, de acuerdo con la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África, empodera a las comunidades, especialmente a los jóvenes y a los grupos indígenas, para dar forma a un futuro próspero y resistente al clima.
La Cumbre buscará además elevar la crisis del cambio climático como una cuestión de justicia y equidad, al tiempo que resonará el tema de la Unión Africana del año 2025 “Justicia para africanos y personas de ascendencia africana a través de las reparaciones”.
A todos los encargados se les pedirá formular políticas y a las partes que presenten soluciones correctivas para movilizar medidas políticas y financieras encaminadas a combatir la crisis climática.
Posicionadas antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), prevista para finales de este año en Brasil, la ACS2 consolidará la voz africana como una fuerza unificada en las negociaciones internacionales.
Asimismo, el cónclave analizará las reformas pendientes desde hace mucho tiempo en el sistema financiero mundial y abogará por nuevos mecanismos que reflejen las realidades y prioridades de África, principalmente en el acceso a las energías renovables, la adaptación al clima y la resiliencia.
Profundizará la cooperación Sur-Sur y fomentará una nueva era de alianzas mundiales enraizadas en la equidad, la innovación y las soluciones dirigidas por africanos.
El impacto a largo plazo será una posición continental fortalecida que no sólo influye en la COP30 sino que también institucionaliza el liderazgo de África en la gobernanza mundial del clima.
INVERSIÓN VERDE, APOYO PARA ÁFRICA
Para la ministra de Planificación y Desarrollo de Etiopía, Fitsum Assefa, la inversión verde es clave para liberar el vasto potencial africano como centro de oportunidades e innovación, en medio de la intensificación de los desafíos climáticos.
Assefa argumentó que África debería considerarse no como un continente de beneficencia, sino como un destino para inversiones inteligentes y de alta rentabilidad.
A su juicio, la Segunda Cumbre Africana sobre el Clima será un momento decisivo para que el continente posicione su economía verde como una ola de inversión “esperando ser desatada”.
Citando datos del Banco Africano de Desarrollo, destacó la urgencia de los riesgos climáticos, ya que las sequías, las inundaciones y los fenómenos meteorológicos extremos ya reducen el Producto Interno Bruto del continente entre un cinco y un 15 por ciento anual.
Al mismo tiempo, continuó, África posee el 60 por ciento de los mejores recursos solares del mundo, pero solo uno por ciento de esa capacidad energética y atrae tan solo tres por ciento de la inversión.
En ese sentido, mencionó el progreso de Etiopía como un ejemplo del potencial del continente. La red eléctrica nacional del país funciona casi en su totalidad con energías renovables, principalmente hidroeléctricas, afirmó.
La Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD) genera actualmente dos mil 350 megavatios (MW), con una capacidad total prevista de cinco mil 150, a la vez que suministra electricidad a países vecinos como Djibouti, Kenya, Sudán y Tanzania, continuó.
Destacó además proyectos renovables emblemáticos en África, como la central solar Jambur de 23 MW en Gambia, el complejo eólico Impofu de 330 MW en Sudáfrica y la iniciativa de Kenya para la producción de amoníaco verde con energía solar.
La ministra etíope aseveró que marcos como la próxima Iniciativa de Industrialización Verde de África y el Informe Insignia de la ACS2, contribuirán a la ampliación de estas iniciativas con el respaldo de gobiernos, inversores privados e instituciones financieras de desarrollo.
Sobre la narrativa tradicional de África como dependiente de la ayuda, enfatizó que “los africanos no piden que los rescaten. La demografía joven, la abundancia de recursos y la innovación de nuestro continente hacen que las inversiones verdes se encuentren entre las más prometedoras del mundo.”
Recalcó el papel indispensable del continente en las soluciones climáticas globales, al declarar que “el camino hacia un clima estable y una economía justa pasa por África”.
Por último, dijo que se enfrentan a una decisión crucial en la ACS2: invertir en la economía verde de África para impulsar el crecimiento sostenible o arriesgarse a agravar la inestabilidad climática y perder oportunidades.
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