Por Karina Marrón González
Corresponsal jefe en Angola
Luego de 21 años viviendo en esta tierra, y con familia cubana y angoleña, Félix Arozarena considera que su historia personal refleja en buena medida cuán estrechos son los vínculos entre ambas naciones. “Soy profesor, he participado de la creación de escuelas, universidades, he desarrollado tareas de carácter docente y tengo muchas personas que estudiaron conmigo aquí; creé familia… tengo dos patrias: nací en Cuba y me estoy desarrollando en Angola”, comentó.
El presidente de la Asociación de la Comunidad Cubana Residente en Angola (Accra) significó que, así como él ha estado en diversos sitios para aportar al desarrollo de la nación africana, los hijos de la isla son parte de las realizaciones de este medio siglo.
“Somos prácticamente parte del mismo proceso. Creo que no se pueden escribir los 50 años de Angola sin hablar de Cuba, sin hablar de Fidel Castro, sin hablar de muchos cubanos que pasaron por acá, algunos que dieron su sangre y otros que dieron sus esfuerzos”, sostuvo.
Señaló que ese profundo lazo lo sienten todos los residentes, pues los hijos de la nación caribeña nunca son extranjeros en esta tierra, sino parte de la familia.
“Los angoleños, como los africanos, tienen la concepción de la familia extendida, y el cubano es un primo. Así nos decían en el tiempo en la guerra, primo, y es porque realmente te convierten en parte de la familia”, añadió.
Para el pintor Yasiel Palomino, la amistad entre los dos países resulta muy beneficiosa para los cubanos residentes, en tanto que los dos países se han esforzado para crear un espacio de comunicación, de crecimiento y de desarrollo.
“Para mí ha sido un verdadero privilegio hacer parte de este proceso en la última década”, dijo el artista, quien imparte clases, realiza talleres, exposiciones y con su Galería Palomino Artes se ha abierto camino en el escenario de las artes plásticas en el país.
También con familia creada aquí, el pintor asegura que estos 10 años de labor han sido fructíferos, con puertas abiertas al desarrollo, al conocimiento y resguardados por la sensación de sentirse como en casa, por la manera en la que son tratados.
DE IDA Y VUELTA
Si los cubanos se sienten acogidos en Angola, para los angoleños que estudiaron en Cuba resultan inolvidables el cariño del pueblo de la nación caribeña, las experiencias vividas y los conocimientos adquiridos.
El coronel de las Fuerzas Armadas Angoleñas (FAA) Gervasio Casoma Pinto, quien estudió en la Isla de la Juventud de 1988 a 1990, en la Academia Raúl Díaz-Argüelles, considera que esa etapa lo formó no solo como militar, sino como hombre.
Actualmente integrante de la Asociación de Precadetes y Cadetes de Angola (Assopreca), valoró que más que relaciones diplomáticas, lo que existe es un lazo entre los dos pueblos.
“En mi caso personal fui con 18 años, muy joven, me torné hombre allí y hoy sirvo a las FAA”, dijo, y agregó que Cuba es como su segunda patria, por eso festeja cada logro de los cubanos como propio.
Con él coincidió Luisa Mateus, integrante de la Asociación de exalumnos angoleños que estudiaron en Cuba, conocidos como Caimaneros, y quien vivió en la nación caribeña desde 1986 hasta 1999, primero en la Isla de la Juventud y luego en La Habana, donde estudió el nivel medio y la universidad y se graduó en la especialidad de Alimentos.
“Llegué a Cuba con 14 años, una niña”, recordó y significó que una parte importante de los profesionales que hoy ejercen en Angola deben su formación a las escuelas cubanas.
No sé qué seríamos si no hubiésemos tenido esa oportunidad, refirió a Prensa Latina y agregó que en la amplia extensión del archipiélago antillano se brindó educación a muchísimos niños y jóvenes que volvieron con un futuro garantizado gracias a la formación en diferentes áreas del saber.
“Me gustaría que más angoleños fueran a estudiar a Cuba, porque el sistema de enseñanza es un sistema modelo, Yo he estudiado en Asia, en Europa, pero no se compara con la formación que tuve”, subrayó.
Explicó que los profesores cubanos se preocupan mucho por sus alumnos, por el aprendizaje, atienden las diferencias individuales y, paralelamente, también se ocupan de formar al ser humano, para que sean hombres y mujeres de bien.
“El vínculo entre Angola y Cuba es una relación de hermandad, no solo de amistad, sino de hermandad”, valoró la también Caimanera Isabel da Gracia Lemus Sardiña Díaz, que estudió en la nación caribeña de 1987 a 1994.
“Los hermanos cubanos vinieron a ayudarnos en muchas situaciones: la guerra, la creación de escuelas, salvaron muchas vidas en los hospitales, eso es inolvidable”, afirmó.
A esto se suman los niños que como fueron a estudiar, acotó, y sostuvo que no sabe qué hubiesen sido hoy si no hubiesen hecho ese viaje.
La relación que tenemos con Cuba es de mucha gratitud, porque allí nos tornamos hombres y mujeres, crecimos con nuestros propios esfuerzos, nos hicimos fuertes; los hombres que estudiaron allá son muy caballerosos y las mujeres somos fuertes, aseguró.
CONTINUAR FOMENTANDO LA AMISTAD
A 50 años del establecimiento de relaciones diplomáticas, el 15 de noviembre de 1975, quienes conversaron con Prensa Latina coincidieron en la necesidad de continuar fortaleciendo los lazos de amistad entre los dos países.
El presidente de la Accra opinó que hay que estrechar más las relaciones, pues “todavía hay muchas cosas en las cuales se puede hacer más”. Aludió a que, con tantos puntos en común, existen muchas ramas en las cuales la cooperación puede ser aún mayor.
El coronel Casoma Pinto, por su parte, consideró que sería importante que haya más facilidades para viajar entre ambas naciones, para que sean más frecuentes las visitas en las dos direcciones.
Las caimaneras, con la nostalgia de sus escuelas secundarias en el campo, desean que en el futuro más jóvenes angoleños puedan estudiar en Cuba, a causa de que les gustaría que sus hijos tuvieran la oportunidad de vivir una experiencia similar a la de ellas, que aprendieron conocimientos y principios para vida.
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