domingo 13 de abril de 2025

Cuba: En la premier de “Trece días” con Kevin Costner

La Habana (Prensa Latina) Desde 1990, cuando lo disfruté en “Danza con lobos”, film ganador de siete premios Oscar, y dos años después en “El Guardaespaldas”, con aquella inmortal melodía I always love you interpretada por Whitney Houston, lo incorporé a mis preferidos de Hollywood.

Por Noel Domínguez

Periodista de Prensa Latina

Por eso me entusiasmé cuando conocí de la presencia de Kevin Costner en La Habana el martes 10 de abril de 2001, cuando viajó a la capital cubana para estrenar su filme “Trece días”, del cual también era productor, y supe que trataba sobre la Crisis de los Misiles de Cuba, en 1962.

También conocí de antemano que se exhibiría simultáneamente en las tres capitales componentes de la historia -Moscú, Washington y La Habana-, y le comenté a mi antiguo jefe de entonces cuánto me agradaría poder ver la película, y aunque en ningún momento me animó a pensar que lo pudiera hacer durante el estreno, así fue.

El miércoles 11 de abril de 2001, en el cine Charles Chaplin, donde estaba prevista la presentación, a las 10.45 AM todos los invitados se pusieron de pie como un resorte.

Acababa de hacer su entrada, siempre impetuosa, por la puerta especial del lateral, el Comandante en Jefe Fidel Castro, acompañado por el invitado especial, Kevin Costner, quien viajó junto a su intérprete en un jet privado, requerido de una autorización especial del Departamento de Estado de Estados Unidos para aterrizar en Cuba.

No hubo presentaciones, eran innecesarias, los estruendosos aplausos lo decían todo.

Me tocó estar detrás de la primera fila y a tres o cuatro asientos a la derecha de donde se sentaron ambos personajes. Mi oficio de entonces no me permitía concentrarme en el contenido de lo que atesoraba disfrutar, debía estar atento a los movimientos casi exiguos en los alrededores y más que todo a las reacciones personales.

El líder histórico de la Revolución cubana exhortó visualizando solo la pantalla, mientras el visitante y la bella pelirroja intérprete se veían anonadados ante tal personalidad a su lado, a quien miraban inquisitivamente.

Estaban pendientes de sus reacciones cual niños ante su admirado padre.

Finalizada la reproducción fílmica, hubo otro estallido de aplausos, quizás menos estruendoso, con todos de pie volteados como respeto hacia el actor-productor y principalmente atentos a las amplias manos del Jefe de la Revolución, quien además del palmoteo, le hizo reverencias afirmativas de aprobación con la cabeza.

Desenfadado, Costner comenzó la indagación de manera casi inaudible:

-¿Qué le pareció, señor presidente?

El aludido interfirió la traducción, no la necesitaba.

-A mi entender es buena y objetiva, pero solo con la versión que ustedes tienen de los hechos. Nosotros la hubiéramos narrado de otra manera, que quizás no les resultara agradable.

Tímidamente el artista arremetió:

-¿Y por qué no las cuenta usted en su versión?

Él mismo, sin esperar respuesta, prosiguió:

-Aunque habría un gran problema para seleccionar al protagonista que lo supliera a usted en el rodaje de ficción…

Imprevisible como siempre Fidel Castro, estirándose la barba hacia arriba, como era su costumbre cuando meditaba, siguió cual guerrillero ante una emboscada:

-¿Y por qué no pudiera ser yo mismo? Solo tendrían que maquillarme un poco para lucir más joven, dada la época en que transcurrieron los hechos.

El visitante sonrió, algo turbado. Fidel acotó:

-No es de risas, piénselo, no más me avisan. Unas palmadas en la espalda del interlocutor sellaron el intercambio.

Resultó tal el impacto causado por Fidel en el gran actor que al regreso a su país solo atinó a decir: Fue una experiencia para toda la vida. Me alegraría un acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.

Costner viajó a Cuba por segunda ocasión en marzo último para explorar temas de arqueología subacuática, y visitó el Museo Castillo de La Real Fuerza, de La Habana, a fin de conocer el inmueble y sus colecciones, en especial las relacionadas con ese campo.

Fue recibido por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, a quien el actor, director y productor estadounidense le expresó haberse sentido muy bien en Cuba y que había soñado con ese proyecto desde hacía tiempo.

arb/mml/ndm

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