Por Verónica Núñez Lastres*
Colaborada de Prensa Latina
Conocida en redes sociales como HanaFox, ella es solo una de los miles de practicantes del cosplay en Cuba, que cada día tiene mayor popularidad y aceptación en esta isla caribeña.
Decir hoy que eres cosplayer es un halago; hay mayor aceptación al respecto y sigue expandiéndose cada vez con mayor calidad, expresó Su Fleites, miembro de la comunidad y dueña del emprendimiento Suzume Studios, dedicado a organizar eventos temáticos vinculados al gremio friki.
La palabra cosplay es la contracción de los términos ingleses costume y play; consiste en disfrazarse e interpretar personajes de la literatura, el cine, el manga, el anime o los videojuegos.
En Cuba este arte se asentó a inicios del siglo XXI gracias al consumo de cinematografía asiática, anime y manga, pero se dio a conocer dentro y fuera del país con mayor fuerza debido al desarrollo de las redes sociales digitales.
Si bien no hay registro del número exacto de practicantes, proyectos y agrupaciones que se relacionan con la comunidad (MangaQuba, Freak Zone, Habana Cosplay, Cuba Cosplay, la Unión de Cosplayers y Cosmakers de Cuba), cuentan con miles de seguidores en sus plataformas digitales.
La pandemia de la Covid-19 (2020-2022) fue un punto de inflexión importante, pues la permanencia dentro del hogar y la falta de actividades recreativas disponibles aumentó el número de cosplayers, cosmakers y propmakers talentosos.
No se trata de un fenómeno exclusivo de la capital; es posible encontrar representantes de esta comunidad en prácticamente todas las provincias del país: Julk (Holguín), Nainyan (Villa Clara), Zeroelf (Camagüey), por solo citar unos ejemplos.
Presumen sus mejores creaciones en el festival anual Hanami, el Cosplay Fashion Show, la Feria Internacional del Libro de La Habana, la Jornada de la Cultura Japonesa y en otros concursos, convenciones o festividades temáticas, aunque son pocas las actividades dedicadas exclusivamente a esta comunidad.
El cosplay fomenta el desarrollo de habilidades esenciales en los jóvenes, como confección, maquillaje, fotografía y actuación, además de promover valores como el compañerismo.
Para HanaFox, sirvió para educarse en distintas artes y fomentar rutinas positivas. “Es mi forma de vida y me permite expresar mi identidad”.
El cosplayer camagüeyano Zeroelf, cuyo nombre oficial es Lastiel Huerta, confesó que el pasatiempo lo ayudó con su depresión diagnosticada, sacándolo de su zona de confort y mejorando los hábitos personales y las dinámicas con la familia.
“Se ha convertido en un lugar seguro donde construir nuevas experiencias; me hace feliz ir a eventos y ver cómo otros reconocen y elogian tu trabajo”, dijo.
Sin embargo, hacer cosplay se vuelve un desafío en Cuba debido a las condiciones socioeconómicas; muchos elaboran casi todo el atuendo a mano e improvisan con materiales reciclados, por lo que la creatividad y la paciencia son claves durante el proceso.
El problema fundamental que todos sufrimos es la falta de material; en la capital hay más tiendas dedicadas al comercio de materiales útiles, pero en el resto de las provincias debemos recurrir al sector privado, explicó Zeroelf.
“Por lo general suelo reciclar telas viejas, cartones, plástico, papel y hasta tapas de pomo; con un poco de imaginación todo sirve para la confección de los trajes”, comentó. A lo anterior se suman dos elementos comunes presentes también en otras tribus urbanas: cierta falta de unidad y de competencia no sana.
Su Fleites explicó que esos son los motivos por los que evita realizar competiciones o concursos de cosplay, pues en sus eventos busca que las personas disfruten, no que haya conflictos.
HanaFox, quien comenzó el pasatiempo en 2020, consideró que queda mucho trabajo por hacer en conjunto, pues aún no existe una organización legítima que los avale.
La comunidad es popular, pero todavía inmadura; las redes sociales permitieron una mayor visibilidad, pero el difícil acceso a los recursos es un freno que nos sitúa por detrás de otros países en América Latina, reflexionó Hanafox.
Mientras, Zeroelf opinó que hay varios factores a tener en cuenta para el desarrollo del cosplay en Cuba, siendo uno de ellos el apoyo del Estado: “Muchos proyectos se ven desmotivados por las trabas impuestas ante la propagación de una cultura diferente a la nativa”.
A pesar de los desafíos, la comunidad continúa creciendo y mostrando todo su talento en la costura y la interpretación al mundo, que responde interesado en conocer el aparente elemento exótico que resultan ser los cosplayers cubanos.
Cuando llegas a un grupo de redes sociales y dices que eres cosplayer cubano, automáticamente te preguntan: ¿Cómo es Cuba? ¿Qué es lo que se hace?; quieren saber sobre nuestra cultura porque no esperan que existamos, comentó HanaFox.
Esto me ha permitido compartir nuestra cultura con el resto del mundo; en mi canal de YouTube cuento mi vida como cosplayer en Cuba, hablo de las tradiciones, de cómo confeccionamos los trajes a pesar de las limitaciones y la convivencia entre la subcultura asiática y la cultura cubana, añadió.
Los cosplayers cubanos se muestran abiertos a la sociedad, no obstante las críticas que reciben en ocasiones, pues buscan dar a conocer esta subcultura y los valores que fomenta.
Zeroelf se muestra positivo al respecto. “Falta mucho para que socialmente sea algo reconocido y aceptado en el país, sobre todo en lugares ajenos a la capital, pero cada día nosotros mismos hemos normalizado un poco el fenómeno en el actual panorama”.
arb/mml/vnl
*Estudiante de Periodismo