Por Fausto Triana
Corresponsal jefe en España
Digerir “fake news” o bulos, como se les llama en España, termina confundiéndose con una práctica cotidiana ante la cual algunos científicos y expertos comienzan a rebelarse.
El filósofo y ensayista Byung-Chul Han, galardonado recientemente con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, es autor entre otras obras, de “La sociedad del cansancio” o “La desaparición de los rituales”.
Detractor del hiperconsumismo, el sometimiento a la tecnología y el exceso de información, este analista alemán de origen surcoreano sostiene que la sociedad actual vive en la edad de los trastornos neuronales (depresión, síndrome de fatiga crónica, de déficit de atención).
Todo esto provocado por un exceso de positividad en una sociedad que ha abandonado la reflexión, el retiro, la meditación y que, por tanto, no valora la individualidad, según sus puntos de vista.
LA CIENCIA OPINA
La ficción del cine se acerca cada vez más a la realidad y la existencia de billonarios con ambiciones de controlar el mundo confirman estos hechos, concluyen expertos en España.
En un estudio difundido por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), el profesor Antoni Roig, basado en un informe Oxfam, comentó que el uno por ciento más rico de la población mundial se ha apropiado de casi dos terceras partes de toda la nueva riqueza creada desde 2020, una concentración sin precedentes que alerta de las graves amenazas.
El catedrático Roig, profesor de Estudios de Ciencias de la Información y de la UOC, indicó que “en varias películas y series de ficción recientes nos encontramos con una tendencia al alza: los principales malvados de la función son billonarios o colectivos de billonarios que actúan como simple extensión de sus privilegios”.
“La concentración de poder, la explotación de personas, el menosprecio del cambio climático ante el negocio que supone la explotación de los recursos naturales para el consumo o la emergencia de formas de gobierno autoritarias basadas en la plutocracia o la cleptocracia”, son los reflejos.
Roig apuntó a figuras de la actualidad como Donald Trump o Elon Musk que ejemplifican este fenómeno, como grafica en su artículo “Solo son negocios: superricos y supermalvados en la ficción contemporánea”.
“A diferencia del malvado clásico rico, de una pieza, megalomaníaco o perturbado, que hemos visto en sagas como las de James Bond, aquí nos encontramos con personas aparentemente normales, funcionales, que simplemente se mueven con otros códigos morales, derivados directamente de la acumulación de poder y de dinero, por encima del resto”, señaló.
En esa línea, argumentó que se pone de relieve la fascinación por el mal si se traduce en poder: “La morbosa fascinación que nos provoca ver esta desinhibición que da el dinero, sea a través de la comedia, la ciencia ficción o el thriller, hace que nos importe menos que sean malvados”.
Concluyó con una sentencia lapidaria: “Las series de los billonarios malvados, como el resto, nos llegan a través de plataformas controladas por billonarios”.
Para profundizar acerca de esta cuestión, Elena Neira, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, puntualizó que la ficción ha incorporado la preocupación social por la desigualdad.
“Los multimillonarios y los ultrarricos se plasman en la ficción reciente como la evolución natural de los villanos de otros géneros. Squid Game tardó una década en venderse porque parecía demasiado irreal; hoy, esta crítica es perfectamente plausible”, manifestó.
“La crisis financiera de 2008 y el aumento de la conciencia sobre las desigualdades sociales, han impulsado la creación de contenidos en los que la riqueza extrema y la impunidad se convierten en el eje central de la narración”, destacó.
Neira consideró que figuras como Musk o Trump, “ofrecen arquetipos perfectos para construir antagonistas que, pese a su aparente respetabilidad, acaban revelando comportamientos claramente disfuncionales o antisociales”.
“Probablemente, personajes como los de Succession o The Boys se inspiran en figuras reales como Musk o Trump, puesto que la ficción busca conectar con los miedos y las preocupaciones latentes de la sociedad actual”, añadió Neira.
RIQUEZA VS. DEMOCRACIA
Científicos como el doctor en Ciencias Informáticas radicado en Sevilla, Adalberto López Ceballos, consideran que las bases de la democracia estás cuestionadas por el enorme poder que alcanzan en la actualidad los billonarios.
Una sociedad atrapada por las tecnologías, que de momento aísla a las personas mayores y se arrastra al mercado, choca con el egoísmo de las élites, que por un lado los necesita y de otro los arrincona para acentuar el control, consideró López Ceballos.
Andreu Paneque, profesor de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, indicó que “la concentración de riqueza y el aumento de la capacidad de influencia directa gracias a los recursos, generan un agravio comparativo en relación con el resto de la sociedad”.
“Esto afecta a la lógica democrática y, por lo tanto, pone en riesgo la estabilidad”, precisó.
El catedrático apostilló que las figuras disruptivas como Trump o Giorgia Meloni responden a un malestar social profundo hacia las élites políticas establecidas, además de la institucionalización de determinadas luchas sociales, como el feminismo o el cambio climático.
Un reciente análisis publicado en el diario La Vanguardia de Cataluña anotó que Musk actúa como un “agente del desorden internacional”. El hecho de gestionar la red X le ha permitido propagar discursos de odio y desinformación, manipular sistemas económicos e informativos y normalizar la amoralidad en la cultura popular.
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