Por Antonio Rondón
Jefe de la redacción de Europa
Al iniciar el año, la economía germana mantuvo los signos de alarma, con un primer trimestre en recesión técnica, influenciado, entre otras cosas, por el alza de los energéticos que llevó a recortes de producción, despidos y las consiguientes protestas de los empleados.
La alianza en el poder de los socialdemócratas del canciller federal alemán, Olaf Scholz, con los Verdes y los liberal-demócratas tuvo una serie de pruebas desde el principio del año, sobre todo, en lo relacionado con la situación en torno a Ucrania.
En su momento, el canciller federal debió salir al paso de declaraciones poco atinadas de la ministra de Relaciones Exteriores Annalena Boerback, quien dio a entender que Alemania estaba en estado de guerra con Rusia, una afirmación de la cual se retractó, finalmente.
Además, las inundaciones de este verano, con varios muertos y denuncias de falta de decisión para destinar fondos a los damnificados, pusieron otra vez en la palestra las críticas al Gobierno. Alguien habló de pasar las inundaciones a Ucrania, pues allí habría más ayuda de Berlín.
Las elecciones para el Parlamento Europeo en junio pasado, volvieron a poner a prueba a los partidos que forman la llamada alianza semáforo (por el color de los símbolos de sus partidos), al lograr resultados históricamente bajos para esas agrupaciones políticas.
Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en Bélgica, donde renunció el Primer Ministro, Scholz consideró que el resultado en las urnas no era motivo para su dimisión. Ahora el político socialdemócrata cierra el año con apenas un 18 por ciento de respaldo popular.
La otra prueba que prácticamente martilló el último clavo de la lápida del gobierno de coalición fue el fracaso en las importantes elecciones regionales de Turingia y Sajonia, donde socialdemócratas, verdes y liberal-demócratas quedaron por debajo de todas las estimaciones.
El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) venció en Turingia y en Sajonia quedó en segundo lugar, solo superado por la conservadora alianza de las uniones Democristiana y Socialcristiana (CDU/CSU), que históricamente dominó ese estado (land) alemán.
Scholz intentó, antes de los comicios, plantear una posición más dura en materia de migración, para reducir la influencia del discurso xenófobo de la AfD, pero ello logró ínfimos resultados en las elecciones.
La crisis económica
Un indicador claro de hasta dónde se extiende la crisis económica germana lo constituye la decisión del jefe del consorcio Volkswagen, Oliver Blumem, de cerrar tres de sus fábricas, algo que no ocurrió nunca en la época de la posguerra.
Blumen afirmó que la alta competencia en Europa y la caída de la eficiencia económica de Alemania lo llevaron a esa medida, que implica el despido de unos 30 mil empleados. Quienes queden, recibirán un salario reducido en 10 a 18 por ciento, de acuerdo con la publicación Bild.
Los recortes podrían afectar marcas de prestigio como la Porsche, que también podría ver afectada su producción.
Europa mantiene su estilo de aplicar sanciones con marcado carácter suicida, por tal de estar en línea con Estados Unidos, tal y como ocurrió cuando la entidad comunitaria aprobó duros aranceles a la importación de autos eléctricos chinos.
La medida afectó, por ejemplo, a la propia Volkswagen, con 39 fábricas y 90 mil empleados en China, señala Bild.
Por otro lado, el sector industrial, que representa 20 por ciento de la economía, registra un decrecimiento por tercer año consecutivo.
El desplome del gobierno de coalición
Ante la difícil situación económica, Scholz sostuvo en noviembre una reunión con los principales empresarios y sindicatos del país, a la cual no asistió el ministro de Finanzas Christian Lindner, del Partido Liberal-Demócrata.
La propuesta de Lindner de presupuesto para 2025 incluía cambios sustanciales en el modelo económico nacional, con lo cual diferían los socialdemócratas y los Verdes.
Tras una consulta del canciller federal, la dirección del SPD estimó que se podría prescindir de los liberal-demócratas en el Gobierno.
Finalmente, el canciller federal decidió defenestrar al titular de Finanzas. Tras su salida, solicitaron la renuncia los ministros de Transporte, Justicia y de Agricultura, también del Partido Liberal-Demócrata, y con ello se rompió la alianza.
Alemania cierra 2024 con una moción de censura prevista del gobierno de Scholz y la convocatoria de elecciones anticipadas para marzo próximo, donde se prevé un cambio completo de la jefatura de Gobierno, con posibilidades de un regreso al poder de la coalición CDU/CSU.
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