martes 30 de diciembre de 2025

Honduras 2025: el fantasma del fraude eclipsó otra elección

Tegucigalpa (Prensa Latina) Cuando casi todas las proyecciones apuntaban a unas elecciones generales edificantes en 2025, como las celebradas en 2021, Honduras volvió a ser convulsionada el pasado 30 de noviembre por un proceso con más sombras que luces.

Los comicios estuvieron envueltos en múltiples denuncias de irregularidades, retrotrayendo a los hondureños a los fraudes electorales de 2013 y 2017, estos últimos señalados incluso por la Organización de Estados Americanos, aunque sin revertir las anomalías de entonces.

En una suerte de premonición, el oficialista Partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda), favorito en la mayoría de encuestas para continuar con la gestión de la presidenta Xiomara Castro, reveló en octubre unos audios sobre una presunta conspiración para alterar los resultados de la contienda.

Presentadas ante el Ministerio Público (Fiscalía) para su investigación, esas grabaciones involucraron a la magistrada del Consejo Nacional Electoral (CNE) Cossette López, del derechista Partido Nacional (PN), y al jefe de bancada de la propia agrupación centenaria, Tomás Zambrano.

Los audios pusieron al descubierto el complot fraguado por el bipartidismo, encarnado por el PN y el también conservador Partido Liberal (PL), para manipular el sistema de transmisión de resultados preliminares (TREP) y evadir el uso obligatorio del dispositivo biométrico (huella dactilar).

Tanto el TREP como la biometría eran las dos herramientas esenciales para garantizar la transparencia de las elecciones y el respeto a la voluntad popular de unos 3,6 millones de electores que acudieron a las urnas, de un universo de 6,5 millones habilitados.

A ello se añadió la politización de los dos principales entes comiciales, el CNE y el Tribunal de Justicia Electoral, ambos dominados por el bipartidismo (con dos representantes contra uno de Libre), lo cual siempre inclinó la balanza a favor de las dos fuerzas tradicionales.

LA JORNADA ELECTORAL

El 30 de noviembre fue un domingo tranquilo y la jornada electoral transcurrió sin mayores contratiempos.

Tras el cierre de los centros de votación a nivel nacional -sobre las seis de la tarde-, el CNE, con más de hora y media de retraso, emitió su primera comparecencia para anunciar los primeros resultados generados por el TREP, con Nasry Asfura, del PN, liderando la competencia.

La presidenta consejera del CNE, la liberal Ana Hall, confirmó que Asfura, quien recibió el apoyo público del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, obtenía 530 mil 73 votos con el 34,25 por ciento de las actas escrutadas hasta ese momento.

De cerca le seguía el también aspirante de derecha del PL, Salvador Nasralla, con 506 mil 316 papeletas, mientras la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada, aparecía en tercer lugar con 255 mil 972 sufragios.

Esa tendencia se mantuvo durante los primeros días, aunque Nasralla ocupó momentáneamente el primer puesto hasta volver a ser superado por Asfura, en un caótico conteo que solía cambiar en horas de la madrugada, tras sospechosas “caídas del sistema”, según alegó el CNE.

EL INTERVENCIONISMO DE TRUMP

En su primera comparecencia tras los primeros resultados parciales, la presidenciable de Libre denunció un supuesto fraude y avisó que la joven agrupación -surgida dos años después del golpe de Estado de 2009 contra el entonces mandatario Manuel Zelaya- impugnaría los comicios.

“Las elecciones no están perdidas, el bipartidismo nos impuso su trama electoral adulterando el TREP y la biometría”, manifestó Moncada.

A esta trampa, prosiguió, sumo la “injerencia extranjera imperial directa del presidente de Estados Unidos, quien a pocas horas de las elecciones anunció el perdón absoluto al narcotraficante Juan Orlando Hernández”, en alusión al indulto concedido al exgobernante hondureño (2014-2022).

“Un capo sentenciado por ellos mismos como el co-conspirador principal que organizó un cartel del crimen para traficar droga a Estados Unidos, más de 400 toneladas de cocaína”, enfatizó la aspirante sobre Hernández, antiguo líder del mismo partido que Asfura.

De acuerdo con la justicia norteamericana, Hernández, sentenciado el pasado año a 45 años de prisión por narcotráfico, convirtió a Honduras en un “narco-Estado”, pero Trump consideró que fue víctima de un “montaje” de su antecesor, Joe Biden. Moncada consideró una coerción hacia el pueblo hondureño el respaldo explícito de Trump a su adversario del PN, así como la amenaza del magnate de cortar toda ayuda económica a Honduras si el electorado favorecía su triunfo en las urnas.

“Trump condenó mi participación, pero mantendré mis posiciones y no me rindo, estaré siempre del lado del pueblo con mis valores firmes en la defensa de mi patria libre y los principios de la no injerencia y la soberanía popular, la independencia y la autodeterminación de los pueblos”, subrayó.

La candidata izquierdista afirmó que mantiene vigente su propuesta de democratizar la economía por la justicia social.

“Y si por esos motivos me califica de comunista, ese expediente gastado de la Guerra Fría, el pueblo hondureño que me conoce sé que estará siempre indignado por su injerencia”, respondió al mandatario estadounidense.

Además, la otrora ministra de Defensa en la administración de Castro denunció la existencia de actas infladas en el nivel presidencial y acusó de esas hipotéticas irregularidades al bipartidismo en el CNE.

El partido Libre no reconocerá a ninguno de los dos candidatos de la oligarquía, los dos son lo mismo, dijo Moncada, quien exigió respeto estricto a la voluntad popular expresada en las urnas dentro de los 30 días establecidos por la ley, antes de la declaratoria oficial de resultados.

LA PROCLAMACIÓN DE ASFURA

A escasos seis días de la declaratoria oficial de las elecciones, el CNE proclamó el pasado 24 de diciembre a Nasry Asfura presidente electo de este país centroamericano para el periodo 2026-2030.

El anuncio fue realizado en una sesión virtual por las consejeras Ana Hall y Cossette López, de los derechistas partidos Liberal y Nacional, respectivamente, junto al magistrado suplente Carlos Cardona.

Este último sustituyó la ausencia del consejero propietario de Libre, Marlon Ochoa, quien afirmó que no avalaría una resolución que calificó de “golpe de Estado electoral”.

Según el recuento del organismo electoral, con el 99,9 por ciento de las actas escrutadas, Asfura obtuvo un millón 479 mil 822 votos (40,27 por ciento), seguido por un estrecho margen por el aspirante liberal, Salvador Nasralla, quien logró un millón 452 mil 796 papeletas (39,59 por ciento).

En un tercer puesto -contra la mayoría de encuestas que la daban como la gran favorita de la contienda-, se ubicó la candidata de Libre, Rixi Moncada, que alcanzó 705 mil 428 votos, equivalente al 19,19 por ciento de las preferencias.

Tanto Moncada como el liberal Nasralla desconocieron los resultados divulgados por el árbitro de los comicios.

A juicio del magistrado Ochoa, la declaratoria en el nivel presidencial es ilegal, pues las consejeras Hall y López la emitieron sin contabilizar más de 300 juntas receptoras de votos, sobre todo porque Asfura ganó con una diferencia de menos del uno por ciento frente a Nasralla.

“Este proceso electoral supera, por mucho, el fraude de 2017”, enfatizó el consejero de Libre, quien denunció el secuestro de la voluntad del pueblo hondureño en manos del presidente de Estados Unidos.

Aseguró que el escrutinio especial constató que Asfura perdió más de 15 mil votos en mil 700 urnas revisadas, al comparar papeletas con el cuaderno de votación y el dispositivo biométrico, cuyo uso es obligatorio.

“Todo el relato de los primeros audios (los revelados en octubre último por la Fiscalía) confirma que esta elección fue dirigida y controlada desde el extranjero, la más vulgar y descarada elección en la historia de nuestro país”, sentenció.

Los comicios del 30 de noviembre marcan un irreversible giro a la derecha de Honduras, cuatro años después de un gobierno progresista que devolvió la dignidad a los sectores históricamente excluidos bajo la conducción de Xiomara Castro.

Tras un breve lapso en la “llanura”, el Partido Nacional retornará al poder el próximo 27 de enero con varios de sus dirigentes salpicados por corrupción y como organización política que, en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, fue considerada una estructura criminal penetrada por el narcotráfico.

arb/edu

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