Por Carmen Esquivel Corresponsal jefa en Chile
“Si (Augusto) Pinochet estuviera vivo votaría por mí”, dijo en una ocasión el abanderado del Partido Republicano, José Antonio Kast, quien el 14 de diciembre se impuso con 58,16 por ciento de los sufragios a su rival de la izquierda y el progresismo, Jeannette Jara, (41,84).
Ese fue el colofón de un año que coincidió con el último período del gobierno y que aquí muchos definen como el “pato cojo”, término usado por primera vez en Inglaterra en el siglo XVIII para definir a una administración en su fase final.
CUENTA REGRESIVA
El 11 de marzo el gobierno entró en su último año y con ello comenzó la cuenta regresiva de una administración que para los expertos tuvo de dulce y agraz.
Sin dudas, uno de sus principales avances lo constituyó la aprobación en enero de la reforma previsional que, aunque no logró terminar con las Administradoras de Fondos de Pensiones y más bien las benefició, sí estipula el aumento de los retiros para 2,8 millones de personas.
Dentro de los resultados que puede mostrar el gabinete del presidente Gabriel Boric figuran también la reducción gradual de la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, el aumento al salario mínimo, la gratuidad de la atención en salud pública y la ley Karin para eliminar el acoso en los centros de trabajo.
Otro avance fue el lanzamiento del Plan Nacional de Búsqueda para los miles de detenidos desaparecidos durante la dictadura de Pinochet (1973-1990).
Pero el gobierno también tuvo fracasos notables y que a la postre muchos vinculan con el resultado electoral.
El primero fue la derrota en el referendo del 4 de septiembre de 2022 de una propuesta de nueva Constitución que reemplazara la vigente desde la época del régimen militar. Un segundo proyecto, en este caso presentado por la derecha, también fue rechazado al año siguiente.
Otro revés lo constituyó la no aprobación en el Congreso de la reforma tributaria con la cual el Ejecutivo pensaba financiar algunos programas sociales.
En materia de probidad, el gobierno recibió un golpe cuando se destapó el Caso Convenios, referido a las irregularidades en la entrega de fondos públicos a diversas fundaciones.
Con respecto a la seguridad, si bien aumentó el presupuesto para el enfrentamiento a la delincuencia y el crimen organizado, y se aprobó la creación del Ministerio de Seguridad Pública, la violencia sigue siendo la principal preocupación de la ciudadanía.
Chile no es de los más inseguros en la región y este año bajó la tasa de homicidios, pero el país es el quinto a nivel mundial con mayor sensación de miedo, según el Reporte Global 2025 de Gallup, lo cual fue bien aprovechado por la ultraderecha en la campaña electoral.
LA CARRERA ELECTORAL
El 29 de junio el Servicio Electoral (Servel) convocó a todos los partidos a las primarias para escoger a los candidatos que se medirían en las urnas en los comicios del 16 de noviembre.
Ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo, las formaciones de derecha y extrema derecha decidieron saltarse este paso y llevar a sus postulados de manera directa a la contienda final.
En cambio, la centroizquierda optó por el mecanismo de las primarias para escoger a su representante entre cuatro aspirantes: Jeannette Jara, del Partido Comunista; Carolina Tohá, del Socialismo Democrático; Gonzalo Winter, del Frente Amplio; y Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde Social.
En la contienda Jara ganó con 60,16 por ciento y se convirtió en la abanderada de ocho partidos del oficialismo más la Democracia Cristiana para las presidenciales.
La exministra de Trabajo también se impuso en la primera vuelta del 16 de noviembre con 26,85 por ciento de los votos, frente a José Antonio Kast, con 23,92, pero en el repechaje del 14 de diciembre fue derrotada ampliamente por el segundo.
Las causas obedecen, en primer lugar, a que en esta ocasión Kast obtuvo el apoyo del candidato del Partido Nacional Libertario, Johannes Kaiser, cercano a las ideas de Javier Milei; y de Evelyn Matthei, de la coalición de derecha tradicional Chile Vamos.
Para el analista político Omar Cid, en el resultado también incidió el hecho de que el comando de Jara no logró separar su candidatura de la herencia de la actual administración, con todos los errores que cometió y sus derrotas políticas, como la primera convención constitucional.
Aquí hay un voto de castigo al gobierno, dijo el miembro de la dirección de Crónica Digital en declaraciones a Prensa Latina, tras recordar que Jara fue ministra de Trabajo en el gabinete de Boric.
Por otra parte, advirtió, el tema de la seguridad y la migración marcó la mayoría de los debates, una agenda que favorecía abiertamente a Kast, en tanto, otros temas importantes como la educación, vivienda, salud, pobreza, desigualdad, los territoriales y ambientales quedaron de lado.
El triunfo de Kast también se enmarca en un contexto de auge de la ultraderecha no solo en América Latina, sino a nivel mundial.
A LAS PUERTAS DE UN NUEVO GOBIERNO
José Antonio Kast, abogado de 59 años e hijo de un exmilitar nazi, asumirá las riendas del país el próximo 11 de marzo.
El miembro del Partido Republicano propuso durante su campaña achicar el papel del Estado y prevé un recorte en el gasto fiscal de seis mil millones de dólares en sus primeros 18 meses de gobierno, lo cual afectaría sectores como salud y educación, según advirtieron expertos.
También amenaza con expulsar a unos 350 mil migrantes irregulares y, de hecho, uno de los temas sobre la mesa en sus viajes a Argentina y Ecuador fue la creación de un corredor para reconducir a los indocumentados a sus países de origen.
“Kast se inscribe en la internacional reaccionaria más orgánica, junto a Vox en España y a Javier Milei en Argentina”, afirmó el rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), Álvaro Ramis.
El presidente electo votó en el plebiscito de 1988 por la continuidad de Pinochet y durante su campaña anunció la posibilidad de liberar a los presos mayores de 70 años con una enfermedad terminal, incluidos los de Punta Peuco, condenados por delitos de lesa humanidad.
En su reciente visita a Argentina, declaró que respaldaría una acción militar de Estados Unidos contra Venezuela, lo cual contradice los principios rectores de la política exterior de Chile, que han guiado a los distintos gobiernos desde el término de la dictadura.
En opinión del rector de la UAHC, Kast representa “el regreso a las posiciones más reaccionarias del pinochetismo”.
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