martes 23 de diciembre de 2025

Pese a sanciones la economía rusa resiste y avanza

Moscú (Prensa Latina) A escasas jornadas de que finalice el año 2025, el llamado occidente colectivo decidió extender los 19 paquetes de sanciones económicas adoptadas contra la Federación de Rusia, una muestra de la ineficacia de esas medidas.

Por Germán Ferrás Álvarez

Corresponsal jefe en Rusia

En estos momentos occidente cuantifica más de 23 mil 960 sanciones individuales y sectoriales en el contexto de la guerra híbrida desatada contra Rusia desde el año 2014 e intensificada desde el 24 de febrero de 2022, una cifra récord, que convierte al gigante euroasiático en la nación más sancionada del mundo.

Con el argumento de que las medidas se adoptaron a raíz del inicio de la operación especial militar de Rusia en el sureste ucraniano las sanciones en el plano económico, militar y financiero se han disparado, aunque desde el año 2014 con la incorporación de Crimea a Rusia, comenzó esa espiral de sanciones.

Tanto los acontecimientos de Crimea como la proclamación de autonomía de las repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk no agradaron al “occidente civilizado” y pautaron el inicio de las medidas contra empresas, individuos, bancos y sectores rusos.

Cuando a finales de 2022 parecía imposible que se aplicaran más sanciones, y ante la ineficacia de los paquetes aprobados, el año 2023 fue igual de prolífico en medidas coercitivas contra Moscú, aunque, a su economía le fue mucho mejor que el año precedente.

19 PAQUETES DE SANCIONES Y UN PEQUEÑO BLOQUE

Además de los paquetes de sanciones, los embajadores de la Unión Europea, por primera vez desde el comienzo de la operación militar especial, acordaron un “pequeño bloque” de sanciones contra Rusia fuera de los principales paquetes de sanciones, que incluirá alrededor de 40 buques tanques que transportan supuestamente petróleo ruso y alrededor de 10 individuos, incluidos ciudadanos extranjeros.

Las restricciones impuestas a los petroleros incluyen la prohibición de que entren en los puertos de la UE y la prohibición de que las empresas europeas les presten cualquier servicio, incluidos servicios financieros y de seguros.

Las restricciones impuestas a los individuos incluyen la prohibición de entrar en la UE y la congelación en Europa de todos los activos de esas personas, si existen.

Desde el comienzo de la operación militar especial, Europa introdujo restricciones contra Rusia en forma de grandes paquetes, en documentos sobre los cuales había cientos de páginas.

Si los primeros cinco paquetes de sanciones los aprobaron en menos de un mes, después su desarrollo y negociación comenzaron a demorarse, al requerir más y más tiempo, a medida que aumentaba el daño inverso de esas sanciones a los países de la UE.

En octubre, la UE aprobó oficialmente el décimo noveno paquete de sanciones contra Rusia. Según la Comisión Europea, el desarrollo del vigésimo no comenzará hasta el próximo año.

Anteriormente, la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Kaja Kallas, instó a los países de la UE a adoptar más sanciones contra los petroleros que transportan supuestamente petróleo ruso a precios de mercado, sin prestar atención a los intentos de la UE y el Grupo de los Siete (G7) de establecer ciertos “techos de precios” para este.

Según Kallas, la flota internacional de petroleros que trabaja con Rusia ahora se repone más rápido de lo que la UE tiene tiempo para imponer sanciones contra esta, por lo que Bruselas insiste en que los nuevos barcos se incluyan en la lista negra, sin esperar la aprobación de otros paquetes de sanciones grandes, cuyo desarrollo y coordinación lleva mucho tiempo.

Actualmente, las listas negras de la UE incluyen alrededor de dos mil personas, casi 700 organizaciones y más de 200 petroleros. Las restricciones comerciales, económicas y financieras no tienen precedentes y, de hecho, no son “sanciones”, sino un intento fallido de un bloqueo económico a gran escala de Rusia.

CAUSAR EL MAYOR DAÑOS A RUSIA: OBJETIVO DECLARADO

Desde el 24 de febrero cuando comenzó la operación militar especial de Rusia, y hasta los primeros días de este diciembre, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y otras naciones aliadas aprobaron 19 baterías de sanciones contra la Federación de Rusia y anuncia otra más para inicios del año 2026.

Desde que se aprobó el décimo paquete de sanciones comenzó a resquebrajarse la “unidad monolítica” de las naciones occidentales, pues algunas naciones más pragmáticas comenzaron a pensar primero en sus propias economías que se vieron afectadas mucho más que la de Rusia.

Y se hizo efectivo el dicho de que aplicar las sanciones era como darse un tiro en su propio pie. Los resultados económicos del año 2025 para la mayoría de los países europeos así lo confirman, pero mantienen el discurso de que hay que frenar a Rusia a toda costa, y para ello necesitan una derrota de Moscú en el campo de batalla, empeñando sus arcas y robando los fondos congelados del gigante euroasiático.

Desde hace poco más de tres años, además de acordar nuevos paquetes de sanciones, persiguen a quienes violen el embargo, así sean sus aliados, porque su objetivo consiste en incrementar el coste que tiene la guerra para las autoridades rusas, y ocasionarle una derrota con Ucrania como pivote. Las sanciones contra Rusia, también se encaminan a ejercer presión sobre los apoyos políticos y económicos, no solo de rusos, sino cualquiera que comercie con la nación eslava.

También existen las sanciones económicas masivas para mermar la capacidad de financiación de la economía rusa, y que fueron de las primeras aplicadas.

Igualmente, y estas prevalecen en los últimos paquetes aplicados, son las sanciones económicas dirigidas a sectores clave de la economía rusa, como la energía (como principal blanco), el transporte, la aeronáutica, la industria de defensa, las materias primas y la prestación de servicios.

En su espiral de sanciones, las naciones de la Unión Europea, sobre todo, y otras de la región Asia Pacífico, han llegado a renunciar al combustible barato y de fácil acceso ruso y afectan así a sus propias economías.

También persisten otras sanciones no menos importantes, como las medidas de suspensión contra la prensa rusa en las naciones del bloque económico europeo y en territorio de sus aliados.

SANCIONES SOBRE TEJADO DE VIDRIO

Pese a los bloqueos, los vetos bancarios y tecnológicos, la rusofobia, el apoyo a las tropas de Ucrania, la estrategia de asfixiar a Rusia ha fracasado y, es más, la dirección rusa, como una orquesta bien afinada, anuncia al mundo que no dará marcha atrás hasta que no se cumplan todos los objetivos por los que inició la Operación Militar Especial en Ucrania.

A casi cuatro años de contienda bélica, Europa, aunque ya lo sabe, no quiere reconocer que las sanciones no han acabado con la economía rusa, y son más bien ellos los que enfrentan un escenario complejo, que tendrá que ser modificado a la mayor brevedad para evitar una crisis económica y social que ya está llamando a la puerta.

El presidente ruso, Vladimir Putin informó que este año, quizás el más difícil por muchos factores, la economía rusa crecerá en uno por ciento, aunque en total en los últimos tres años el ritmo de crecimiento ha sido de crecimiento total es del 9,7 por ciento.

El mandatario aseguró además que la inflación se reducirá hasta 5,7–5,8 por ciento a finales de año, por debajo del objetivo fijado, y destacó que la tasa de desempleo descendió a un mínimo histórico de 2,2 por ciento, e indicó que las reservas internacionales del Banco Central de Rusia continúan creciendo y alcanzan los 741 mil 500 millones de dólares.

En general, muchas de las sanciones han pegado la vuelta y han golpeado como un boomerang a la Unión Europea. El escenario de inflación mundial no ayuda en absoluto, y el precio de los combustibles para el viejo continente sigue subiendo como la espuma, que entre bambalinas y violando su propio embargo, muchas veces obtiene de Rusia.

Europa ha ignorado las consecuencias de unas sanciones que están dejando como un campo despoblado sus suministros energéticos, pero, sobre todo, ha ignorado la capacidad de su oponente y la resiliencia del pueblo ruso para enfrentar las adversidades.

En el gigante euroasiático prima en la actualidad un sentimiento de unidad y de nacionalismo que no se veía desde que la desaparición de la Unión Soviética. Y por si esto fuera poco, el complejo militar industrial de Rusia se ha fortalecido como nunca antes y es capaz de hace frente a la OTAN.

Muchos expertos vaticinan que estas sanciones llevarán a Europa a una recesión sin precedentes, a pesar de las promesas de sus políticos.

RESPUESTA RUSA A LAS SANCIONES

Desde que en 2014 una primera ronda de sanciones cayó sobre Rusia tras los sucesos de Crimea, las autoridades rusas se prepararon para esas situaciones, pues fue una lección muy importante, que posibilitó crear mecanismos de defensa para proteger su economía.

Es por eso que la Rusia de hoy no es la misma que en 2014, en ese tiempo acumuló reservas de divisas y recortó presupuestos para mantener su economía y sus servicios funcionando. Por otro lado, reorientó su comercio y buscó reemplazo a las importaciones occidentales.

Con el tiempo, el país euroasiático ha reducido su dependencia de préstamos e inversiones extranjeros y ha buscado activamente nuevas oportunidades comerciales fuera de los mercados occidentales, abriendo oportunidades para las naciones asiáticas, medio orientales, africanas y latinoamericanas, y fomentando el intercambio con otros gigantes como China y la India.

No por gusto, la administración Trump presiona tanto a India como a China para que frenen su comercio con Rusia, e incluso ejercen presión para que dejen de comprar el petróleo y el gas del país euroasiático

El gobierno de Moscú también se vio obligado a crear su propio sistema de pagos internacionales, al ser desconectado del sistema de mensajería Swift, y hoy unas 20 naciones de diferentes confines del mundo mundo utilizan el sistema de pago ruso MIR.

La economía rusa sigue demostrando que es capaz de hacer frente a los retos más complejos, y ha evidenciado un margen de seguridad esencial, afirmó el recientemente en un encuentro de la Unión Económica Euroasiática, el primer ministro, Mijail Mishustin, quien recordó las palabras de Putin dos años antes cuando señaló: “hemos demostrado que somos capaces de responder a los retos más complejos”. “La economía rusa está haciendo frente con eficacia a los intentos externos de frenar el desarrollo de nuestro país. Resulta fundamental el margen de seguridad que hemos ido acumulando a lo largo de los últimos 20 años”, afirmó el entonces el mandatario.

Desde 2014, tras la imposición de las primeras sanciones a gran escala, Rusia hizo hincapié en el desarrollo del sector del consumo, fortaleció la esfera financiera y creó su propia infraestructura de pagos.

Moscú igualmente supo sortear la desconexión de sus bancos del sistema Visa y MasterCard”, que pretendía imposibilitar el pago de bienes y servicios, y llevaría al colapso de los pagos y, en consecuencia, a paralizar el sector bancario.

Sin embargo, los ciudadanos y las empresas en realidad “no notaron la transición sin problemas al sistema nacional de pagos, que ahora funciona y se desarrolla con éxito”. “Y al hacerlo, las empresas occidentales dejaron de recibir comisiones. Sólo ellos perdieron lo que podrían haber ganado en Rusia.

arc/gfa

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