viernes 14 de noviembre de 2025

Ciencia, Revolución y futuro: la huella de Afide 2025

La Habana (Prensa Latina) Bajo las luces del Palacio de las Convenciones, mientras los delegados se dispersaban como último oleaje después de una gran tormenta creativa, la XI Convención Internacional de Actividad Física y Deporte (Afide 2025) se despidió dejando una estela que nadie podrá borrar.

Por Boris Luis Cabrera

Redacción de Deportes

La Habana vivió una semana de vértigo luminoso. No se trató solo de conferencias ni de paneles académicos: fue una ciudad respirando ciencia en voz alta, un país abrazando al mundo, un latido que unió a entrenadores, glorias deportivas, ministros, médicos, científicos, profesores, estudiantes y soñadores provenientes de más de 29 naciones.

Desde las primeras horas de la inauguración, cuando el presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), Osvaldo Vento Montiller, recordó que el sistema deportivo cubano es una “conquista de la Revolución”, el ambiente quedó sellado por un tono épico, casi cinematográfico.

INICIO MARCADO POR HISTORIA, ÉPICA Y FUTURO

Hablar de deporte en Cuba es hablar de historia, de dignidad, de resistencia y de futuro. Es hablar del Comandante en Jefe Fidel Castro, cuya visión audaz, luminosa, insistente, hizo posible que un archipiélago pequeño conquistara grandezas gigantes.

Adentro, el recinto hirvió. Una mezcla de acentos se enredó en los pasillos, donde las paredes parecían absorber cada saludo entusiasta, cada sonrisa de reencuentro, cada promesa de colaboración futura.

Afide siempre ha tenido algo que muy pocos eventos científicos poseen: la capacidad de convertir los pasillos en aulas vivas, en gimnasios de ideas, en talleres improvisados.

Allí un campeón olímpico conversaba con un joven delegado; más allá, una gloria del voleibol aceptaba fotos con un grupo de estudiantes; en una esquina, dos entrenadores debatían cálculos de carga y volumen como si estuvieran descifrando un misterio antiguo.

Un fisiólogo extranjero dijo en voz baja: “Aquí uno aprende incluso cuando no quiere aprender”. Quizás, sin saberlo, explicó la esencia misma de Afide.

CHINA, PAÍS INVITADO DE HONOR

El país invitado de honor, China, aportó rigor, metodologías y un entusiasmo visible por estrechar la cooperación con Cuba. Se hablaba con naturalidad de proyectos conjuntos hacia Los Ángeles 2028, de bases de entrenamiento en territorio cubano, de intercambio científico y tecnológico. La Habana, por unos días, fue un punto cardinal en los mapas de la actividad física mundial.

Las salas vivieron su propio torbellino. Más de 300 trabajos científicos desfilaron con la intensidad de un mar agitado: medicina deportiva, psicología del rendimiento, inteligencia artificial aplicada al entrenamiento, biotecnología, ajedrez educativo, cultura física terapéutica, ocio sostenible, gestión del deporte, alto rendimiento, formación profesional, inclusión, mujer y deporte.

Un atleta joven lo describió con asombro: “Es como entrar en un planeta donde todo es movimiento y todo tiene sentido”, y en medio de esa marea, las voces de la semana vibraron con fuerza propia.

VOCES QUE MARCARON LA SEMANA

Rolando Acebal, el estratega del boxeo cubano, habló con la mezcla de serenidad y filo que tienen los que conducen tradiciones. “Cuando el atleta se agota, el cuerpo traiciona a la mente”, le declaró en exclusiva a Prensa Latina. Describió su método, su tesis doctoral, su obsesión por el equilibrio entre técnica y condición física, y recordó los años de gloria de los Domadores.

Pero no se quedó en la nostalgia: aseguró que un nuevo grupo de jóvenes boxeadores crecerá en este ciclo competitivo, “siempre que el fogueo regrese”. En su mirada había una certeza inamovible: el boxeo cubano sabrá resistir, como ha resistido siempre.

La doctora María Elena González, con sus 75 años llenos de luz, defendió las pruebas de esfuerzo cardiopulmonar como quien defiende un secreto precioso. “Ese laboratorio es el espejo del alma física”, dijo, y el silencio posterior fue casi reverencial.

Habló de metabolismo, de sistemas que se entrelazan, de cuerpos empujados al límite para descifrar sus claves. Pero sobre todo habló de pasión: la suya, que sigue intacta.

Enrique Cepeda, símbolo paralímpico, caminó por los pasillos como quien ya venció a todas las sombras. “Los muchachos garantizaron el futuro del movimiento”, dijo al recordar los Parapanamericanos Juveniles. Cada palabra suya parecía una lección de vida: perseverancia, coraje, sueños que caminan sin rendirse.

Silvano Merced, rector de la Universidad del Deporte “Manuel Fajardo”, presentó el porvenir con precisión quirúrgica: aulas extendidas, simulaciones 3D, laboratorios virtuales de biomecánica, personalización del aprendizaje mediante inteligencia artificial.

“No basta la tecnología, advirtió. Hay que transformar el ecosistema del aprendizaje”. Hablaba de educación, pero también hablaba de país. El vicepresidente del Inder, Omar Venegas, lo sintetizó de forma magistral: Afide es ciencia, técnica, innovación… pero también resistencia y esperanza. “Aquí dialogan ministros, científicos y entrenadores. Y esto, además, ayuda a romper el cruel bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos”.

Mencionó proyectos, encuentros con delegaciones, oportunidades futuras, desafíos estructurales. Habló del legado de Fidel Castro como columna vertebral del sistema deportivo cubano y recordó que este evento no busca solo medallas: busca calidad de vida, recreación, justicia.

En ese mismo espíritu, el doctor Karel Luis Pachot defendió la recién aprobada Ley del Sistema Deportivo Cubano como un acto de institucionalización histórica.

“Es una herramienta de orden y de justicia”, afirmó, convencido de que la norma abre un camino de participación, descentralización y transparencia que fortalecerá el modelo deportivo cubano por décadas.

LA HABANA VIBRA ENTRE CIENCIA Y DEPORTE

Así, entre debates, descubrimientos y reencuentros, La Habana se convirtió en un laboratorio extraordinario donde la ciencia dialogó con la emoción, la técnica con la memoria, la investigación con la humanidad.

Y ahora, mientras el salón principal se vació y el eco de las últimas palabras se esparció como polvo dorado, queda la sensación de que Afide 2025 no ha terminado realmente. Lo que se apaga es solo la luz física del recinto; lo que empieza es el largo viaje de ideas que recorrerán escuelas, estadios, laboratorios, consultorios, universidades y sueños.

La convención deja tras de sí una certeza profunda: el deporte cubano, ese que Fidel impulsó con la audacia de los que ven más lejos, sigue siendo un proyecto vivo, en movimiento perpetuo, sostenido por la ciencia, la solidaridad y la convicción de que el cuerpo humano es también un territorio de dignidad.

La Habana volverá a ser sede dentro de dos años. Volverán los acentos, las glorias, los jóvenes investigadores, las discusiones apasionadas. Volverá la ciudad a latir con la fuerza de un gimnasio lleno. Y Afide, como cada edición, volverá a recordar al mundo que aprender, compartir y resistir siguen siendo, también en el deporte, formas luminosas de vencer.

arb/yma/blc

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