Por Frank González
Periodista de Prensa Latina
Conflictos geopolíticos, tensiones derivadas de las estrategias arancelarias del actual gobierno estadounidense y otros factores asociados a la economía y las finanzas, generan un clima adverso para los flujos de inversión, el comercio y el gasto en general.
El más reciente estimado del Fondo Monetario Internacional, publicado en julio último, situó en 3,0 por ciento el aumento previsto del Producto Interno Bruto (PIB) global de este año, tres décimas menos que en 2024.
Las economías avanzadas muestran las perspectivas más bajas con un incremento probable de 1,5 por ciento. Entre ellas sobresalen España, 2,5 por ciento, Estados Unidos, 1,9, Canadá, 1,6 y Reino Unido, 1,2.
Los países de economías emergentes y en desarrollo encabezan los estimados más optimistas (4,1 por ciento), con destaque para India, 6,4 y China, 4,8.
En línea con las reducidas tasas de crecimiento experimentadas a partir de la llamada “década perdida” de 1980, el PIB de ALC mostrará un alza de apenas 2,2 por ciento en 2025 y 2,4 en 2026, comparado con 2,3 de 2024.
El aumento promedio del PIB de la región fue de 1,2 por ciento en el último decenio, mientras en el último trimestre de 2024 el ingreso per cápita estaba al mismo nivel de 2015, de acuerdo con cifras oficiales citadas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La desaceleración en el primer trimestre de este año fue homogénea en toda la región, indicó el organismo regional en su Estudio económico de América Latina y el Caribe 2025.
La incapacidad de ALC para asegurar una expansión de su PIB mayor y sostenida, ralentiza sus esfuerzos en la lucha contra el hambre, la pobreza y otros flagelos, al tiempo que reduce los ingresos fiscales necesarios para inversiones en áreas de alta sensibilidad social como salud y educación.
En el desempeño económico de la región persisten problemas estructurales de vieja data como la desigualdad, pobreza, informalidad laboral, alta dependencia de exportaciones primarias, escasa inversión y baja productividad.
A esos retos se unen otros como las tecnologías en rápida evolución, la profundización de la fragmentación social y el cambio climático, temas analizados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su Informe Regional sobre Desarrollo Humano 2025.
El documento destaca como el Índice de Desarrollo Humano disminuyó en ALC de 0,7 por ciento, entre 1990 y 2015, a 0,3 por ciento en el quinquenio anterior a la pandemia de Covid-19 en 2020. Desde entonces, se redujo a un 0,2 por ciento.
La movilización de recursos financieros constituye una cuestión urgente y estratégica para garantizar la estabilidad macroeconómica y avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible, señala Cepal en su Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2025.
El informe del organismo regional centra su atención en los obstáculos fiscales para movilizar recursos internos; las reformas necesarias para cerrar la brecha de financiamiento para la transformación productiva; y el papel de la banca de desarrollo en ese ámbito.
El esfuerzo regional para movilizar recursos adicionales es una carrera cuesta arriba con fuerte viento en contra, teniendo en cuenta la brecha anual de unos cuatro billones de dólares para el financiamiento al desarrollo a nivel global, según estimados de las Naciones Unidas.
El octavo y más reciente informe regional de Cepal sobre el progreso y desafíos en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible evidencia la gravedad y complejidad de la situación.
A cinco años de la fecha fijada por las Naciones Unidas para la conclusión de ese programa aprobado en 2015, ALC cumple sólo el 23 por ciento de las metas contenidas en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Al mismo tiempo, aunque mantiene una tendencia correcta respecto a otro 41 por ciento, la evaluación considera que “el avance es demasiado lento para alcanzar la meta”.
Entre los ODS con un 20 por ciento o menos de indicadores con pronósticos favorables, están el 1 (fin de la pobreza), el 2 (hambre cero), el 4 (educación de calidad), el 5 (igualdad de género), el 6 (agua limpia y saneamiento), el 10 (reducción de las desigualdades), el 13 (acción por el clima) y el 16 (paz, justicia e instituciones sólidas).
arb/fgg
Tomado del periódico Negocios en Cuba





