Por Mario Hubert Garrido
Corresponsal jefe en Panamá
Este avance es positivo, pero todavía hay millones de personas que viven en inseguridad alimentaria, particularmente en zonas rurales vulnerables.
Sobre el tema, el economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y representante regional a.i. para América Latina y el Caribe, Máximo Torero, expuso a Prensa Latina que para evitar que esos progresos se estanquen o retrocedan, es indispensable transformar los sistemas agroalimentarios con soluciones innovadoras, sustentadas en datos precisos y respaldadas por alianzas sólidas.
INICIATIVA DE LA FAO
Según explicó Torero, la iniciativa de la FAO denominada Mano de la Mano nació con ese propósito y su objetivo es acelerar la erradicación del hambre y la pobreza mediante inversiones estratégicas de alto impacto, al priorizar las áreas con mayores desafíos y potencial.
El experto indicó que se trata de un enfoque integral que combina herramientas tecnológicas, inteligencia de datos y coordinación entre múltiples actores para orientar decisiones de inversión y política pública.
En Centroamérica, Mano de la Mano se concentra en todos los países y en el Corredor Seco y las zonas áridas de las naciones que integran el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
Este territorio cubre el 34 por ciento de la región y alberga a 21 millones de personas en áreas rurales, de las cuales más del 20 por ciento dependen de la agricultura de granos básicos.
Agregó que el 37 por ciento de esa población vive en pobreza y el 6,5 por ciento en pobreza extrema, en un contexto marcado por sequías recurrentes, degradación ambiental y alta vulnerabilidad al cambio climático, factores que incrementan la inseguridad alimentaria y fomentan la migración forzada.
LAS HERRAMIENTAS
Mano de la Mano utiliza análisis geoespacial, mapeo digital de suelos, zonificación agrícola por riesgo climático y estudios económicos para identificar las zonas con mayor potencial de impacto y priorizar inversiones, indicó el experto.
El principio es claro: concentrar recursos donde puedan generar el mayor retorno social, productivo y ambiental.
Este enfoque, agregó, ha permitido definir una estrategia que integra soluciones hídricas para consumo humano y riego eficiente, fortalecimiento de institutos nacionales de investigación agropecuaria, impulso a micro, pequeñas y medianas empresas y a ecosistemas digitales que vinculan productores con mercados, mapeo de suelos para orientar un uso sostenible de la tierra y planificación agrícola adaptada al riesgo climático.
En apenas dos años, la iniciativa Mano de la Mano ha movilizado una sólida red de socios, entre ellos, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la Cooperación Sur-Sur Trilateral con Brasil a través de la Agencia Brasileña de Cooperación y la Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria, así como el Banco Centroamericano de Integración Económica y otros aliados estratégicos.
Dicha colaboración ya ha dado resultados concretos: mapas de suelos y herramientas de zonificación que optimizan las decisiones de siembra, adopción de tecnologías hídricas adaptadas a comunidades y cultivos, generación de empleo rural mediante el fortalecimiento de emprendimientos locales y la incorporación de la innovación y la investigación como ejes prioritarios en las políticas públicas regionales.
CONCERTACIÓN POLÍTICA
Según Torero, más allá de sus componentes técnicos, la iniciativa Mano de la Mano es un mecanismo de concertación política y social.
Esta iniciativa, dijo, involucra a gobiernos, organismos regionales, sector privado, organizaciones de productores y comunidades en un proceso de planificación conjunta que evita duplicidades, maximiza sinergias y asegura que las soluciones respondan a las necesidades reales de las personas.
Cada actor aporta capacidades, financiamiento o conocimiento, y todos comparten la responsabilidad de garantizar que los resultados sean sostenibles, subrayó.
El SOFI 2025 confirma que cuando se combinan datos precisos, innovación y alianzas efectivas, el hambre retrocede, remarcó.
La experiencia de Mano de la Mano demuestra que es posible transformar territorios vulnerables en polos de resiliencia y oportunidad si se actúa con enfoque estratégico y compromiso sostenido.
Mantenernos en un 5,0 por ciento de prevalencia del hambre no puede ser suficiente; el objetivo debe ser erradicarla por completo. Para lograrlo, es necesario escalar y replicar este modelo en otras zonas de la región y más allá, sentenció.
Centroamérica cuenta con capital humano, potencial productivo, biodiversidad y acceso a tecnología.
La iniciativa Mano de la Mano, en su opinión, ofrece una hoja de ruta para integrar estos recursos en un proyecto común, priorizando las inversiones que generan impactos duraderos y medibles.
Sin embargo, alertó que para alcanzar la meta se requiere voluntad política, financiamiento estable y un compromiso firme de todos los actores.
La lección es clara: solos podemos avanzar, pero juntos podemos transformar. La innovación, cuando se traduce en acción coordinada y sostenida, tiene el poder de cambiar realidades, aseveró Torero.
Para finalizar, indicó que la esencia de la iniciativa Mano de la Mano es convertir el potencial en resultados y los resultados en un futuro sin hambre, resiliente y próspero para todos.
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