Luis Onofa*, colaborador de Prensa Latina
Lo hará después de haber percibido señales de que podría perder una batalla en la Corte Constitucional, CC, para imponer sus reglas de juego. El gobernante anunció que marchará junto a sus partidarios hasta la sede del organismo que dirimirá la constitucionalidad de sus acciones, el próximo 12 de agosto, en Quito, para presionar a sus integrantes a que fallen en favor de las reformas que ha puesto en vigencia en meses recientes. De manera paralela, el gobernante llevará a consulta popular una propuesta de control político de ese organismo de justicia, recurso no contemplado en la constitución vigente.
Para fundamentar sus acciones en contra de la CC, el presidente ecuatoriano ha invertido el sentido y el significado de los acontecimientos. Ha dicho que el organismo de justicia constitucional ha actuado en contra de los intereses de los ciudadanos, al haber acogido las demandas de amparo que han presentado una treintena de organizaciones sociales y políticas en contra de sus reformas constitucionales y legales, y al haber dejado en suspenso su vigencia, mientras falla en forma definitiva sobre algunas de ellas. Esos cambios los puso en vigencia Noboa con procedimientos que ignoran normas constitucionales y aprovechando la mayoría que tiene en la Asamblea Nacional.
La decisión del órgano de justicia afecta al núcleo del modelo autoritario, proclive a la violación de derechos humanos, que Noboa comenzó a montar y aplicar de manera rápida, apenas ganó las elecciones de abril de 2025: secreto en los gastos en operaciones de inteligencia; incineración de los documentos que respaldan esas actividades; adopción de doble identidad de los agentes que actúan en ese campo; indulto a éstos aun cuando no hubieren sido sentenciados por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones; exigencia de información sobre los usuarios a las operadoras telefónicas e interceptación de documentos o comunicaciones, sin orden judicial.
En resumen, dar a la Policia y a las Fuerzas Armadas todas las garantías de inmunidad en sus operaciones de inteligencia y seguridad. Todos esos recursos fueron justificados por el gobierno como necesarios para combatir el narcotráfico. Pero todos ellos también podrían ser usados para espiar y perseguir a la oposición política.
En la consulta en ciernes, que podría realizarse en diciembre próximo, Noboa también se propone obtener el aval popular para la presencia de tropas extranjeras (estadounidenses) en territorio nacional. Esta es una propuesta para cuya concreción cuenta ya con la mitad de la batalla ganada: tiene el pronunciamiento favorable de la Asamblea Nacional, donde el oficialismo ha ejercido presión sobre algunos legisladores para lograr mayoría.
El neoliberalismo, por definición, además de autoritario, es garantista de la hegemonía económica y política de grupos oligárquicos, en desmedro de los intereses populares.
En el cúmulo de leyes que el mandatario ha expedido, con la aprobación previa de su mayoría legislativa, estuvo la obligación de las cooperativas de ahorro y crédito de transformarse en bancos. La Corte Constitucional también suspendió, de manera transitoria, esa medida gubernamental. Se trata de una antiquísima aspiración de la banca privada de eliminar un competidor que viene creciendo desde hace años en sus actividades crediticias a sectores populares.
También propone restablecer para el gran capital hotelero los juegos de casino y aprobar la precariedad laboral en el sector turístico, en el cual el mandatario y sus allegados tiene intereses económicos, incluido el propio presidente de la Asamblea Nacional, Niels Olsen.
El gobernante también buscará que en la consulta popular se suspenda el derecho constitucional de las organizaciones políticas a recibir fondos estatales para las campañas electorales. De aprobarse esa propuesta, quedarían en ventaja las agrupaciones que tienen financiamiento privado, como el movimiento político del propio Noboa, que cuenta con el apoyo financiero de su grupo económico, uno de los más grandes de Ecuador. De esa manera, el gobernante debilitaría a sus opositores para los comicios seccionales de 2027 y para las presidenciales de 2029, en las que podría participar para su segunda reelección.
En el telón de fondo de todos los acontecimientos políticos ecuatorianos continúan los ajustes neoliberales, la crisis económica y social provocada por aquellos, la crisis energética y la inseguridad. Los servicios y la atención en salud pública están deteriorados y congestionados.
El desempleo es rampante y tiende a agudizarse, especialmente entre los jóvenes y en las capas medias y marginales: más de cinco mil trabajadores del sector público fueron despedidos recientemente, a los que se sumarán otro número indefinido, según ha dejado entrever el gobierno, en cumplimiento de una exigencia del FMI, que acaba de aprobarle una ampliación crediticia por mil millones de dólares para elevar a cinco mil millones un préstamo reciente, a cambio de la reducción del tamaño del estado y del déficit fiscal.
En cambio, Ecuador cumple de manera puntual el pago de su deuda externa. Las relaciones con Washington continúan estrechándose a cambio de apoyo en material bélico y asistencia al combate al narcotráfico, mientras el gobierno ecuatoriano guarda silencio sobre los miles de nacionales que llegan deportados cada mes por las autoridades migratorias estadounidenses. Hace poco visitó el país la Secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noam, y próximamente lo hará el Secretario de Estado, Marco Rubio, para sellar acuerdos de cooperación en seguridad.
Pero, en las negociaciones arancelarias que forman parte de la guerra comercial que Trump libra en todo el mundo, la última palabra la tendrá Washington, según confesión de las propias autoridades del gobierno de Noboa.
La mayoría de ecuatorianos ha permanecido hasta ahora inmovilizada por el discurso de odio al “correismo” y el temor a la inseguridad. No obstante, algunos sectores sindicales han comenzado a movilizarse y la Revolución Ciudadana, la mayor fuerza política de oposición, y el movimiento indígena, aun distanciados entre sí, buscan una estrategia para enfrentar la avalancha neoliberal. Algunos analistas sostienen que a la oposición le queda por encontrar un liderazgo que la unifique.
rmh/lo
*Periodista. Magister en Comunicación Social. Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador. Licenciado en Ciencias de la Información. Universidad Central del Ecuador. Productor y conductor del programa de opinión La Oreja Libertaria, del Colectivo Espejo Libertario, en Radio Pichincha, Quito. Docente de varias facultades de Comunicación. Presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera de Ecuador. Presidente del Colegio de Periodistas de Pichincha.