Por Germán Ferrás Álvarez
Corresponsal jefe en Rusia
Desde los primeros años escolares se nos enseña que el mayor lago del mundo es el Mar Caspio, ubicado en el Asia Central, en el sur de Rusia y al norte de Irán, es además un mar interior para naciones como Azerbaiyán, Turkmenistán y Kazajstán, nación esta última que ya perdió el Mar de Aral, otros de los lagos gigantes del planeta.
De no tomarse medidas urgentes y drásticas, la humanidad podría perder esta joya natural, que es parte de la historia y la cultura de cinco naciones.
Todo el ecosistema está amenazado: desde focas y esturiones hasta ciudades enteras cuyos puertos pronto acabarán en el desierto. Los científicos advierten: el proceso avanza más rápido de lo previsto y cada vez hay menos tiempo. El Mar Caspio, la masa de agua cerrada más grande del planeta, se está volviendo cada vez más superficial. En los últimos 30 años, su nivel ha descendido 2,3 metros y, para finales de siglo, podría descender de 5 a 21 metros más.
El Caspio no es solo un accidente geográfico. Durante miles de años, el ente acuatorio ha moldeado el clima de la región, alimentado a la población local y servido como un importante centro de transporte.
Su superficie, calculada en unos 371 mil kilómetros cuadrados, es mayor que la de Alemania. Pero hoy, este gigante se desvanece literalmente ante nuestros ojos.
El principal problema no es que el agua se esté utilizando irracionalmente ni que se esté desviando a algún lugar; la mayor parte simplemente se está evaporando. El cambio climático ha provocado un aumento de la temperatura superficial del mar Caspio de 1,5 grados Celsius en las últimas tres décadas.
Pusiera parecer que es un aumento insignificante, pero para una masa de agua cerrada, estos cambios son catastróficos. Los ríos Volga y Ural, los principales “proveedores” de agua, no pueden compensar estas pérdidas; su caudal también está disminuyendo por las sequías y la extracción activa para la agricultura.
Si se lograra mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados, lo cual parece cada vez más improbable, el nivel del mar Caspio descenderá de cinco a 10 metros para el 2100.
En el peor de los casos, descenderá a 21 metros. La superficie total que podría perder alcanzará los 100 mil kilómetros, algo así como el territorio de Islandia, que recordamos es de 103 mil 125 kilómetros cuadrados.
TERRIBLES AFECTACIONES
Si, como dicen las previsiones baja el nivel de las aguas del mar Caspio, las consecuencias afectarán a todos los ámbitos de la vida en la región, y los ecosistemas únicos que se han ido formando durante millones de años estarán en peligro.
Y con ello millones de personas empleadas en la pesca, la infraestructura portuaria y el turismo, se quedarán sin empleo, sin contar que el clima en toda Asia Central cambiará, y es probable que aparezcan otras fuentes de tensión social ante el agotamiento de los recursos.
La humanidad prácticamente no tiene tiempo para pensar; necesita actuar. La magnitud del problema se conoce al igual que la causa del porqué el Caspio está perdiendo agua.
El vital líquido llega al Caspio principalmente de los ríos, y el Volga aporta alrededor del 80 por ciento del caudal total y, otra parte, la recibe en forma de precipitaciones.
Hasta un tiempo reciente, el equilibrio entre el agua que recibía y la que se evaporaba, se mantenía relativamente estable, pero el cambio climático ha alterado ese frágil equilibrio.
Los datos de temperatura de las últimas décadas muestran una tendencia constante al calentamiento. Las temperaturas estivales en la región superan regularmente los 30 grados sobre cero, y en 2024 se registró un récord absoluto de 43,5 grados en la parte kazaja de la costa.
Estas condiciones incrementan drásticamente la evaporación; según los hidrólogos, el Caspio pierde unos 50 kilómetros cúbicos de agua al año.
Al mismo tiempo, el caudal de los ríos también está disminuyendo. El Volga, se ve afectado debido a varios factores, como son el aumento del consumo de agua para la agricultura (solo en Astracán, la superficie de regadío ha aumentado en 25 por ciento en los últimos 10 años); la construcción de una serie de embalses que ralentizan el caudal natural, así como los periodos secos más frecuentes en la cuenca fluvial.
ESCENARIOS NADA HALAGÜEÑOS Y ECOSISTEMA CASI COLAPSADO
Por la clasificación, en el escenario optimista las temperaturas aumentarán en 1,5 grados y el nivel el Caspio descenderá de cinco a nueve metros. En el escenario (dos-tres grados), descenso de 10 a 15 metros. Y en el escenario catastrófico, pero bastante posible (4 grados o más), y la reducción del nivel del mar será de 18 a 21 metros.
Este último escenario implica una disminución de la superficie del agua de 30 por ciento, y una reducción del volumen de agua a casi la mitad. La zona norte, donde se encuentran las zonas de desove más importantes de peces y de cría de las focas del Caspio, se verá especialmente afectada.
Las alarmas señalan que el Caspio no está perdiendo solo agua, sino también ecosistemas enteros que se han formado durante miles de años están desapareciendo.
Los habitantes más vulnerables fueron los primeros en verse afectados: las focas del Caspio y los esturiones, cuya existencia ahora pende de un hilo.
La foca del Caspio (Pusa caspica) es el único mamífero marino del Mar Caspio y una de las especies más vulnerables del planeta. Durante el último siglo, su población ha disminuido de más de un millón de individuos a una cifra crítica de entre 70 y 100 mil. Actualmente, esta especie está en peligro de extinción total.
El problema radica en la biología única de estos animales, pues a diferencia de la mayoría de las focas, las del Caspio se reproducen exclusivamente en los témpanos de hielo de la parte norte del mar de enero a febrero. La gestación en las hembras dura 11 meses, por lo que cualquier alteración del ciclo afecta inmediatamente a la población.
Las investigaciones realizadas en 2023 y 2024 muestran que la superficie de hielo invernal en el Mar Caspio ha disminuido en 40 por ciento en los últimos 20 años, y no solo eso, sino que también el espesor de la capa de hielo merma, lo que provoca la muerte de las crías.
Si el nivel del mar baja cinco metros, la superficie de hielo apta para el invierno se reducirá en 81 por ciento. Pero esta no es la única amenaza. Las focas necesitan los llamados “lugares de descanso”, lugares en tierra donde descansan durante la muda.
A medida que el agua retrocede, los lugares de descanso tradicionales se vuelven inaccesibles y las nuevas islas que se forman en zonas poco profundas suelen ser inadecuadas para los animales.
Además hay que tener en cuenta la contaminación del agua con productos petrolíferos, pues hasta 120 mil toneladas de petróleo acaban en el mar cada año, así como la muerte en las redes de pesca donde pierden la vida cada año cinco mil focas, y la reducción de los alimentos por la sobrepesca del espadín.
ESTURIONES Y CAVIAR NEGRO, COSA DEL PASADO.
El mar Caspio es el último reducto de esturión salvaje en la Tierra. Alberga seis especies, incluida la legendaria beluga, que alcanza los cinco metros de longitud y vive más de 100 años, pero están en peligro de extinción.
Se han perdido las zonas de desove. Los esturiones se reproducen en los ríos que desembocan en el Caspio. Cuando baja el nivel del mar, los ríos se vuelven poco profundos y los peces no pueden acceder a ellos.
Igualmente desaparecen las zonas de alimentación. En verano, los esturiones ganan peso en aguas poco profundas, que son las primeras en desaparecer cuando baja el nivel del mar.
La pesca ilegal es otra de las causas que pueden poner fin a la existencia de los esturiones y sus huevas: el Caviar, pues a pesar de las prohibiciones y las sanciones ejemplarizantes, cada año se capturan ilegalmente hasta mil toneladas de esturión.
En el caso de la Beluga, la realidad es particularmente alarmante. Según el Instituto de Investigación Pesquera del Caspio, su población ha disminuido en 99 por ciento en los últimos 50 años.
En 2024, solo se registraron 17 casos de beluga que entraron al río Ural para desovar, en comparación con los 500 de la década de 1980.
En paralelo mueren los humedales de las desembocaduras el Volga y el Ural, donde anidan o invernan unas 300 especies de aves.
Sin embargo, estos ecosistemas están desapareciendo a un ritmo alarmante, ya en el delta del Volga, la superficie de juncales ha disminuido en 40 por ciento. El 39 por ciento de los humedales del noreste del Caspio ya se han perdido.
¿SERÁ POSIBLE SALVAR AL MORIBUNDO CASPIO?
Mas que un lago gigante o un mar, el Caspio ha sido durante siglos fuente de vida de millones de personas. Ha alimentado y proporcionado trabajo a millones de personas desde tiempos inmemoriales, pero ahora necesita ayuda.
Los efectos de la pérdida de agua se sienten con mayor rapidez en las ciudades costeras, cuyas economías dependen directamente del mar. Cada año el mar retrocede, dejando a la gente sin trabajo y a asentamientos enteros sin perspectivas de desarrollo. Muchos puertos se enfrentan a un final, y el mar que es vía de conexión entre Europa y Asia puede desaparecer. En la actualidad unos 50 millones de toneladas de carga pasan por sus puertos cada año.
Sin embargo los científicos advierten que lugares como el puerto de Lagan en Rusia estará a 115 kilómetros de la nueva costa si el nivel del agua baja 10 metros. En Turkmenistán el puerto estará a 16 kilómetros del agua, mientras que la ciudad kazaja de Aktau, perdería hasta 30 por ciento del volumen de carga.
El canal Volga-Caspio, la única conexión del Caspio con el sistema de transporte mundial, presenta un problema particular. Su profundidad actual es de unos 4,5 metros, pero si continúa siendo poco profunda, podría volverse innavegable para grandes buques.
El sector del petróleo y el gas está amenazado. La región del Caspio contiene hasta 48 mil millones de barriles de petróleo y 8,7 toneladas de metros cúbicos de gas. Sin embargo, el desarrollo de estos yacimientos se está volviendo cada vez más difícil.
Según cálculos conservadores, más de 15 millones de personas viven en las proximidades del Mar Caspio. Para muchas de ellas, el mar es su única o principal fuente de ingresos y alimentos. En las regiones del norte, donde el clima ya es riguroso, la desaparición de la industria pesquera dejará a la gente sin ingresos. La agricultura en esta región no está desarrollada, simplemente tendrán que abandonar esos lugares.
Los pueblos pesqueros del norte del Caspio ya se enfrentan a problemas. Las capturas de espadín del Caspio han disminuido en 60 por ciento en los últimos 10 años.
Igualmente existe al amenaza a la salud de las personas. El fondo del Caspio contiene no solo sal, sino también contaminantes industriales acumulados durante décadas: productos derivados del petróleo, metales pesados y pesticidas.
Por supuesto que aún es posible salvar al Caspio, aunque se requiere para ello de esfuerzos sin precedentes.
Los científicos proponen un conjunto de medidas, entre las que destaca el desarrollo de una estrategia unificada de todos los países de la región. Sin acciones coordinadas y compromisos mutuos, cualquier solución local será ineficaz.
arc/gfa