Por Carmen Esquivel
Corresponsal jefa en Chile
Fotos: Presidencia de Chile
Según datos de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, durante 2024 el cobre encabezó la lista de los bienes más exportados y las ventas superaron los 50 mil 155 millones de dólares.
Asia concentra más del 70 por ciento del total de esas compras y China es el principal destino, con 52,1, mientras que Estados Unidos recibe apenas entre el 11 y el 12 por ciento del producto refinado.
De ahí que los expertos consideren limitado el impacto de los aranceles que el presidente norteamericano, Donald Trump, piensa aplicar al mineral desde el 1 de agosto.
Por otra parte, la demanda del metal no decaerá porque está presente en prácticamente todos los sectores: en la construcción de viviendas, industrias, transporte, telecomunicaciones, entre otros muchos.
A ello se suma su amplio uso en las nuevas tecnologías, desde los dispositivos móviles, las computadoras, satélites e Inteligencia Artificial, hasta la electromovilidad y la transición energética.
En este escenario analistas aquí consideran que más que un problema, esta podría ser una oportunidad para Chile de diversificar el mercado y analizar otras posibilidades en Asia y Europa.
“El cobre que no se dirija a Estados Unidos por el incremento de los aranceles, se colocará con facilidad en otros lugares, como India, que crece de manera impresionante”, dijo a la televisión el presidente ejecutivo del Consejo Minero, Joaquín Villarino.
LA NACIONALIZACIÓN DEL COBRE
Según el sitio Memoria Chilena, desde 1905 los principales yacimientos cupríferos del país eran explotados por capitales norteamericanos, los cuales constituían “verdaderos enclaves” dentro del territorio nacional.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, la relación entre esas compañías y el Estado local estuvo marcada por sucesivas controversias en cuanto a inversiones, precios e impuestos.
En la década de 1960 cobraron fuerza en América Latina las ideas de la recuperación de las riquezas naturales y el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) propuso una nueva política cuprífera conocida como “La chilenización del cobre”.
Esto permitió la intervención de empresas chilenas en la propiedad y dirección de la gran minería, mediante la asociación con el capital extranjero.
Pero el alza del precio y las elevadas utilidades de las corporaciones estadounidenses reavivaron aquí el debate sobre la necesidad de la nacionalización, lo cual se concretó durante la administración del presidente Salvador Allende (1970-1973).
El 11 de julio de 1971, el Congreso Nacional aprobó por votación unánime la recuperación total del mineral rojo, considerado la principal riqueza del país y el primer recurso de exportación.
Al hablar en el acto por el aniversario 54 de la nacionalización, el presidente Gabriel Boric recordó la retención de exportaciones en puertos del mundo y las tremendas sanciones que debió enfrentar el país por tomar esa decisión de manera democrática.
El mandatario enumeró los beneficios de la recuperación de este recurso y señaló que solo en la última década el cobre contribuyó con el nueve por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual se traduce en la construcción de escuelas y hospitales, y la extensión de los servicios de salud, entre otros.
Boric reafirmó que “la Corporación Nacional del Cobre (Codelco) es estatal y seguirá siendo 100 por ciento estatal” y no van a permitir que la empresa se privatice bajo ningún evento.
LOS ARANCELES DE TRUMP
El 8 de julio el mandatario estadounidense anunció en su red Truth Social la aplicación de gravámenes al cobre, basado en una ley de 1962 que faculta al jefe de la Casa Blanca a imponer restricciones si considera que ciertas importaciones “amenazan la seguridad nacional”.
En Estados Unidos el metal se utiliza en vehículos eléctricos, baterías y otros bienes, pero también en la fabricación de aeronaves, municiones y sistemas antimisiles, y Washington se propone reducir la dependencia extranjera.
Al reactivar su guerra comercial, Trump anunció también la imposición de aranceles al resto de los productos que ingresan al país con el supuesto objetivo de “proteger la industria nacional y equilibrar la balanza comercial”.
Así el gobierno estadounidense comenzó a enviar cartas con el importe de los gravámenes a países como Japón, Corea del Sur, Tailandia, Sudáfrica, México y la Unión Europea.
En una abierta injerencia en los asuntos internos anunció aranceles a Brasil del 50 por ciento debido al juicio seguido en ese país contra el expresidente Jair Bolsonaro, acusado por promover un intento de golpe de Estado.
Chile, al igual que otros países, no han recibido las notificaciones, pero existe la posibilidad de impuestos a los productos refinados.
Al referirse al tema, el presidente chileno expresó su rechazo a las trabas y penalizaciones al cobre, y recordó que el mineral es fundamental para sustituir los combustibles fósiles que calientan el planeta.
Aseguró Boric que su país cuenta con una solidez institucional para enfrentar las contingencias y vaivenes de este mundo turbulento.
Según informó la Cancillería, Chile retomará las negociaciones con Estados Unidos entre el 28 y el 31 de julio, en vísperas de la entrada en vigor del arancel al cobre para analizar, entre otros temas, las barreras al comercio.
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