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jueves 21 de noviembre de 2024
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Ballet Nacional de Cuba, mensajero de paz para un Vietnam en guerra

Hanoi (Prensa Latina) La llegada del Ballet Nacional de Cuba (BNC) a un Vietnam en plena guerra, en diciembre de 1964, cobra notoriedad por estas fechas, a punto de conmemorarse el sexagésimo aniversario de esa visita histórica.

Por Moisés Pérez Mok

Corresponsal jefe en Vietnam

El hecho es con justeza considerado el primero y más significativo hito en las relaciones culturales entre dos naciones muy distantes en la geografía, pero ligadas estrechamente por vínculos especiales de solidaridad y hermandad sustentados en sus anhelos de paz, soberanía e independencia.

La prestigiosa compañía cubana, encabezada por su fundadora y prima ballerina assoluta, Alicia Alonso, llegó a Hanoi el 14 de diciembre de 1964 como parte de su segunda gira por países socialistas de Europa y Asia para convertirse en la primera embajada cultural foránea en visitar esta nación sumida en un creciente conflicto armado.

Baste recordar que, si bien la capital vietnamita festejaba ya para entonces la primera década de su liberación, en el Sur del país un contingente de 25 mil “consejeros” estadounidenses dirigía las tropas títeres de Saigón, estimadas para entonces en alrededor de medio millón de hombres, para llevar adelante una fallida estrategia de “guerra especial”.

Mas, ante la inminente derrota de la “guerra especial”, a solo cuatro meses antes de la llegada de los bailarines cubanos, Estados Unidos dio el primer paso e inició una escalada del conflicto al bombardear, el 5 de agosto de 1964, numerosas localidades costeras del Norte de Vietnam.

De hecho, en el memorable discurso pronunciado ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el 11 de diciembre de ese mismo año (tres días antes de la llegada del BNC a Hanoi), el comandante Ernesto Che Guevara denunciaba:

“La República Democrática de Vietnam, que sabe de todas estas historias de agresiones como pocos pueblos de la tierra, ha visto una vez más violadas sus fronteras, ha visto cómo aviones de bombardeo y cazas enemigos disparaban contra sus instalaciones; cómo los barcos de guerra norteamericanos, violando aguas territoriales, atacaban sus puestos navales”.

Y alertaba más adelante que, en estos instantes, sobre la nación indochina “pesa la amenaza de que los guerreristas norteamericanos extiendan abiertamente sobre su territorio y pueblo la guerra que, desde hace varios años, están llevando a cabo contra el pueblo de Vietnam del Sur”.

LA LIBERTAD, DE LA MANO DEL BNC

Aurora Bosch, una de las llamadas cuatro joyas del BNC y testigo excepcional de la primera visita a Vietnam, recuerda que en cada una de sus presentaciones “entregamos toda nuestra expresión, todo nuestro amor”, pues sabían el significado de aquellas actuaciones.

El 16 de diciembre se realizó la primera función, dedicada a funcionarios del Gobierno y del Partido Comunista y a la cual asistió el primer ministro Phang Van Dong.

Al día siguiente, la segunda aconteció en un teatro al aire libre y estuvo marcada por en un hecho completamente inusual: fue transmitida a todo el país por radio.

En el repertorio escogido para deleitar al público vietnamita, rememoró Bosch, estuvo Despertar, una pieza de Enrique Martínez basada en la gesta revolucionaria cubana y estrenada en 1960, en la cual aparece el personaje de la libertad, “todo vestido de blanco representando la paz” y que encarnó Alicia Alonso.

Mientras, según recuerda el historiador del BNC, Miguel Cabrera, la propia Alicia le contó que además bailaron su versión coreográfica de “La fille mal gardée”, sobre la original de 1789, estrenada en los días iniciales de la Revolución Francesa, con un argumento ilustrativo del cambio de época.

Al término de los espectáculos, recordaba Bosch, se les anunció una gran sorpresa: el presidente Ho Chi Minh les invitaba a compartir un desayuno, el día 19, durante el cual el prócer independentista “se interesó por cosas muy humanas”.

Nos preguntó si nos sentíamos bien; si éramos bien atendidos; si habíamos sentido calor humano en las funciones, y preguntó quién era el bailarín más joven, relató. Al conocer que la de menos edad era Mirta García, le pidió colocarse junto a él para tomar esa famosa foto en la escalinata del Palacio Presidencial, en la que también aparece a su lado Alicia Alonso.

Según testimonios de la época recogidos en medios de prensa, en su conversación con los bailarines el presidente Ho Chi Minh aseguró que el pueblo vietnamita haría posible, en un tiempo no muy lejano, que los artistas del Ballet cubano pudieran actuar no sólo en Vietnam del Norte, sino en todo el país, pues la Patria sería liberada en todos sus confines.

Una promesa refiriéndose a la cual la propia Alicia (quien recibió de manos del tío Ho la Orden del Trabajo de Primera Clase) señaló que “al hablar de nuestros planes queremos decir que nuestra mirilla está puesta ahora en un objetivo: actuar en un “Saigón liberado”.

UNA GRAN FIESTA DE AMISTAD

Debieron transcurrir casi tres lustros para que Alicia Alonso y su compañía pudieran materializar el propósito de bailar en un Saigón que había sido definitivamente liberado en 1975.

Fue en 1978, el año en que el Ballet Nacional de Cuba festejaba el trigésimo aniversario de su fundación y los 35 del debut de Alicia en el papel de Giselle, cuando la compañía debutaría el 17 de febrero en la metrópolis sureña.

Antes, y como para recalcar la trascendencia del hecho, lo harían en fecha tan señalada como el 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, en el Teatro Municipal de Hanoi, en funciones que se repitieron –en todos los casos exitosamente y ante numeroso público- los días 15 y 16.

El 17 se trasladaron a la ya bautizada como Ciudad Ho Chi Minh (antigua Saigón) para presentarse en el Teatro Municipal, en una función a la que asistieron entre otras personalidades el ministro de Cultura Nguyen Van Hieu, y el vicepresidente del Comité Popular de la urbe Mai Chi To.

Otras dos galas brindó la compañía el día 18: una en el Teatro Municipal, de la cual disfrutaron artistas y alumnos de escuelas de arte, y otra masiva, al aire libre, en el Club de trabajadores “Reunificación”, para más de 17 mil espectadores.

Sobre esas históricas presentaciones, a propósito de las cuales el BNC fue galardonado con la Medalla de la Amistad, la revista Cuba en el Ballet reprodujo la valoración hecha entonces por la joven crítica Svetlana Chaplina, una soviética residente en Viet Nam, quien escribió:

“Los vietnamitas son discretos al expresar sus sentimientos. Pero esta vez estallaron los aplausos. El escenario estaba cubierto de cestas de flores y los espectadores no cesaban de aplaudir. Los conciertos del pequeño grupo del Ballet Nacional de Cuba se convirtieron en una gran fiesta de la amistad cubano-vietnamita”.

EL HOMENAJE DE VIENGSAY VALDES

Nada mejor para conmemorar los 60 años de la histórica presentación del Ballet Nacional de Cuba en Vietnam que la anunciada actuación de su actual directora y primera bailarina, Viengsay Valdés, en Hanoi, y la heroica ciudad portuaria de Hai Phong, a finales del corriente mes de noviembre.

Valdés ya es una conocida del público vietnamita, pues en agosto de 2016 se presentó en esta capital y en la sureña Ciudad Ho Chi Minh, acompañada del talentoso bailarín Patricio Revé.

Los artistas deleitaron al público (que en el caso de Hanoi desafió las intensas lluvias y el anuncio de la llegada de un fuerte tifón) con fragmentos de obras clásicas del repertorio internacional como el pas de deux de “Don Quijote”, “La muerte del cisne” y “Las sílfides”, así como Dan-son, una pieza más contemporánea del coreógrafo Gustavo Herrera.

Además, Valdés encontró tiempo para ofrecer en la Academia de Danza capitalina una clase magistral a alumnos y profesores de la institución que apreciaron el talento y la elegancia de quien es considerada hoy, con sobrados argumentos, una de las principales exponentes de la danza mundial.

arcmpm

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