Así, acorde con la entidad estadística nacional, Stats SA, en términos intermensuales el IPC se mantuvo sin cambios en diciembre dentro del rango de inflación fijado por el Banco de la Reserva, que era de entre el tres y el seis por ciento.
En su reporte, reveló que la tasa de inflación promedio para el 2023 fue del 6,0 por ciento, inferior al 6,9 registrado en 2022 aunque superior al 5,2 promedio de los últimos 10 años, pero bien por debajo de la media regional del África subsahariana, que fue del 9,4 por ciento.
Realidades y retos de la economía sudafricana
No obstante, a pesar de la noticia realmente alentadora, de persistir esa tendencia la situación de los consumidores sudafricanos permanecerá aproximadamente igual, dado que su poder adquisitivo real no es previsible que mejore sustancialmente en los meses venideros.
Al respecto, en diciembre de 2023, Old Mutual Investment Group dijo que prevé para el país una reducción al 4,5 por ciento del IPC para mediados de 2024, lo cual se corresponde con lo previsto por el Banco de la Reserva.
En la proyección de ese grupo se tiene en cuenta la gradual disminución de los cortes de electricidad en el país, que en los últimos años ha supuesto el principal lastre para la economía sudafricana.
En efecto, la generación energética nacional, aunque mejoró paulatinamente en los meses finales de 2023, se mantuvo durante todo el año como un serio factor negativo.
Los diarios y prolongados cortes de electricidad (loadsheding) implementados por la empresa eléctrica nacional, Eskom, detuvieron plantas industriales, comercios, proyectos sociales y, por supuesto, afectaron considerablemente la vida cotidiana.
Como una de las acciones primarias designadas a poner coto a los apagones, a principios de 2023 año el presidente Cyril Ramaphosa nombró un ministro de Electricidad, cargo inexistente hasta ese momento.
El nuevo ministro, en palabras del mandatario sudafricano, es responsable desde la oficina presidencial de supervisar todos los aspectos de la respuesta gubernamental a la actual crisis de electricidad, incluido el trabajo del Comité Nacional de Crisis de Energía.
También, para responder a la crisis que sufre el país en esa esfera, a inicios de 2023 Ramaphosa declaró el “Estado de Desastre” durante su discurso del Estado de la Nación ante el Parlamento.
Circunstancias extraordinarias, dijo al argumentar la necesidad de la medida, requieren medidas extraordinarias, y la crisis energética es una amenaza existencial para la economía y “el tejido social” del país.
Además de esa decisión administrativa, el Gobierno se enfrascó en proyectos encaminados a la transición hacia una economía baja en consumo de carbono, “al ritmo que el país pueda permitirse”, y de una manera que garantice la seguridad energética.
Y esas acciones ya están dando resultados positivos, pues, aunque los actuales cortes diarios de energía se mantienen, ellos están lejos de los sufridos por todos en el país meses atrás.
De otro lado, la economía de Sudáfrica aún no se ha recuperado de los efectos indirectos de la Covid-19, pues para frenar la pandemia en lo posible, el país implementó algunas de las políticas de contención más estrictas del mundo.
Así, no hubo sector de la actividad nacional que no se resintiera, con efectos inmediatos sobre el empleo y, en consecuencia, el nivel de vida de las personas.
Según expresó el 5 de julio de 2023 el gobernador del Banco de la Reserva de Sudáfrica (SARB), Lesetja Kganyago, a causa de la pandemia, “que interrumpió nuestras vidas”, la economía del país entró en recesión, con un mayor impacto entre la población más pobre.
DESEMPLEO
Como causa parcial y consecuencia directa de las dificultades económicas de Sudáfrica se cuenta el preocupante, por elevado, índice de desempleo, el cual, a pesar de los esfuerzos que realiza el Gobierno en disminuirlo, permanece como uno de los más elevados del mundo, solo superado, según estadísticas internacionales, por Sudán.
De acuerdo con un reporte del pasado 14 de noviembre de Stats SA, la tasa oficial de desempleo en Sudáfrica era del 31,9 por ciento a fines del tercer trimestre de 2023.
Y, aunque ello fue algo menor que el 32,6 por ciento registrado en similar periodo previo (una disminución de 0.7 puntos porcentuales, equivalente en cifras absolutas a 72 mil nuevos empleos), el indicador sigue siendo preocupante.
Según la fuente, ello implica que en Sudáfrica hay aproximadamente 7,8 millones de desempleados.
En cuanto a ese índice entre los jóvenes, Stats SA reveló que ese sector de la población se mantiene como el más vulnerable, aunque el número total de desempleados entre 15 y 34 años disminuyó en 1,9 puntos porcentuales, del 45,3 por ciento en el segundo trimestre a un todavía alarmante 43,4 al finalizar el tercero.
En consecuencia, más allá de variaciones circunstanciales, el desempleo permanece como un lastre de peso para la economía nacional y fuente de insatisfacciones sociales.
MIRANDO AL AÑO QUE COMIENZA
De manera general, puede decirse que el desempeño económico de Sudáfrica en 2024 estará impulsado por el estado de las exportaciones (consecuencia de la reactivación económica interna), el gasto de los consumidores, y la inversión, tanto foránea como nacional.
También por la implementación efectiva de las reformas planificadas por el Gobierno, y, muy importante, el resultado de las elecciones generales que deberán realizarse en una fecha aún por definir, pero previsiblemente en los primeros meses del año.
Según el profesor Raymond Parsons, de la Escuela de Negocios de la Universidad de la provincia de North West, las perspectivas económicas de Sudáfrica, una de las economías más grandes del continente con un PIB de aproximadamente 406 mil millones de dólares (Banco Mundial, 2022), permanecerán como “difíciles y desafiantes en 2024”.
De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó en enero su proyección de crecimiento económico para Sudáfrica en el 2024, reduciéndola desde la estimación anterior del 1,8 por ciento al uno por ciento.
Los elementos tenidos en cuenta por esa entidad al realizar esa predicción son básicamente las interrupciones logísticas en servicios como el ferrocarril y los puertos, junto a los aún no solucionados desafíos en la generación de electricidad.
Entre los elementos que pesarán en contra se cuenta, dijo Parsons, una fuerte contracción de las finanzas de los hogares, y de las ventas minoristas.
Asimismo, la inversión fija total sigue siendo de sólo alrededor del 15 por ciento del PIB, en lugar de acercarse al objetivo del 30 por ciento del PIB para 2030 establecido por el Plan Nacional de Desarrollo, necesario para revitalizar a mediano plazo la economía.
Por supuesto, el éxito de los planes nacionales dependerá en buena medida de los vaivenes del comercio y las finanzas internacionales, marcados por conflictos armados en varias regiones del planeta, entre ellas, zonas determinantes del precio mundial de los hidrocarburos.
Sin embargo, la influencia de esas variables puede ser mitigada al menos en parte por la pertenencia de Sudáfrica al Brics, cuya cumbre más reciente se celebró en el país.
La membresía a ese grupo de naciones, con un creciente peso en la economía mundial, ya ha generado una colaboración económica positiva y nuevas oportunidades de negocios.
Además, el actual Brics, ampliado de cinco a 11 miembros, varios de ellos entre los principales productores y exportadores de petróleo, tendrá necesariamente un mayor protagonismo en los foros económicos globales, con beneficios tangibles para todos sus miembros.
A nivel regional, a inicios de este 2024 Sudáfrica ya realizó su primera acción comercial en el marco de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (Afcfta).
Según el ministerio de Comercio, Industria y Competencia, ello constituye una herramienta fundamental para generar un comercio significativo en el continente africano a través del envío de bienes fabricados en Sudáfrica.
El principal mensaje que se envía a África y al resto del mundo es mostrar que las empresas nacionales pueden comerciar bajo los procedimientos del AfCFTA para expandir sus mercados dentro de un marco legalmente vinculante con productos “Orgullosamente Sudafricanos”.
Con esa acción, Sudáfrica se constituyó como el primero de los cinco países de la Unión Aduanera del África Meridional (SACU), Botswana, Eswatini, Lesotho, Namibia y Sudáfrica, en implementar prácticamente el acuerdo AfCFTA.
Se espera que el funcionamiento exitoso de esa zona de libre comercio continental conduzca a la diversificación de las exportaciones, una mayor capacidad productiva de los países miembros, una aceleración del crecimiento regional, mayor inversión, y superiores oportunidades de empleo e ingresos.
En el orden interno, la paulatina recuperación del sector energético, así como previsibles tasas de inflación más bajas, deberán redundar en darle a la economía un impulso muy necesitado en el 2024.
También, acorde con Parsons, un escenario positivo previsto, dado que los precios del combustible han sido una fuente importante de inflación de costos en los últimos años, es la esperada baja de las tarifas minoristas de la gasolina y el diésel, con su multiplicador efecto dominó sobre toda la actividad industrial y comercial nacional.
De esa manera, si bien no son menores los retos a afrontar por Sudáfrica en la economía en 2024, hay consenso entre especialistas de que el país tiene por delante buenas posibilidades de un tan necesitado renacer en esta esfera.
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