Por Karina Marrón González
Corresponsal jefa en Angola
En 2023, el Instituto Nacional de la Infancia (INAC por sus siglas en portugués) registró 16 mil 30 casos de violencias de distinta índole, entre las cuales la fuga de paternidad, la violencia física, la explotación laboral, la violencia psicológica y la sexual figuran como las más recurrentes.
La cifra, sin embargo, representa una disminución con relación al año precedente, cuando llegaron a superar los 17 mil.
Se trata de un asunto con raíces afincadas en la cultura, la educación y la situación económico social, que requiere de la participación de toda la sociedad para su prevención y combate, sostuvo el director del INAC, Paulo Kalesi, en diálogo con Prensa Latina.
Creado en 1991 con el propósito de divulgar los derechos de la niñez, capacitar sobre estos temas y ejecutar las políticas estatales relativas a la promoción y protección de esos derechos, su ruta de trabajo avanza actualmente por las alianzas con otros actores de la sociedad en función de nuevos paradigmas educativos.
“Muchas personas practican la violencia contra niños y niñas porque aprendieron que la violencia educa, que es un mecanismo de educación y nosotros llevamos otro discurso, que no existe violencia leve ni grave, todo es violencia y tiene consecuencias”, afirmó Kalesi.
Comentó que en este junio comenzarán a trabajar junto a iglesias y asociaciones en el abordaje de la educación positiva y los métodos alternativos a la violencia, “para llevar a cada persona que creció creyendo que golpear es necesario, una forma diferente de pensar, de lidiar con los niños”.
FAMILIA Y SOCIEDAD ADENTRO
Una tía que golpeó a su sobrina por comerse un plato de comida; un padre que abusó sexualmente de su hija; una madre que intenta envenenar a su hija de 12 años porque denunció que ella la había obligado a robar en su trabajo, y un niño que terminó muerto por ser acusado de hechicería, son historias que señalan hacia dónde hay que mirar.
“Nuestra preocupación está enfocada en las familias. El 75 por ciento de la violencia contra los niños se ejerce en el seno de las familias, por eso hemos priorizado el trabajo con las comunidades, las comisiones de moradores, que son las que mejor conocen a sus vecinos”, apuntó el director del INAC.
Kalesi valoró que entre las causas de la violencia están algunas creencias y prácticas culturales, como la creencia en la hechicería; también el excesivo consumo de bebidas alcohólicas, las familias disfuncionales y dificultades sociales y económicas, entre otras.
Aunque en lo personal no se mostró partidario de considerar la pobreza como un motivo para la violencia, reconoció que varios estudiosos sí la incluyen y Angola se enfrenta a una creciente inflación en un contexto de bajos salarios, donde el 32,4 por ciento de la población carece de empleo, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
En ese escenario, el director del INAC resaltó a Prensa Latina la importancia de juntar esfuerzos para proteger los derechos de niños y niñas, no solo a través de la denuncia mediante la línea SOS-Infancia, con el número 15015, un servicio creado por la institución que es gratuito, anónimo y confidencial.
También resulta esencial cuidar los entornos y prevenir, para lo cual trabajan con el Ministerio de Educación en función de disminuir los casos de violencia tanto de profesores hacia los alumnos, como entre los propios estudiantes.
“Con Educación tenemos una buena alianza para prevenir la violencia, fomentar la atención humanizada en las escuelas y formar a los profesores sobre los derechos de los niños”, apuntó.
Al respecto refirió que el trabajo conjunto permitió detectar casos de abuso sexual y sacar del sistema educativo a los autores, pues en ocasiones ocurría que el profesor abusaba de la alumna, esta quedaba embarazada y, tras un arreglo con la familia para asumir la paternidad, se excluía la variable del crimen cometido.
“Este asunto no es de familia, es de la policía y del Ministerio de Educación, que no puede tener a una persona así frente a las aulas”, subrayó.
Destacó igualmente la labor mancomunada con el sector de la salud, tanto para la atención a los menores como para la prevención de la violencia, pues los profesionales son capacitados y disponen de un documento que les ayuda a identificar las señales de ese fenómeno, así como a saber qué deben hacer.
Lamentó que persistan problemas como el trabajo infantil, tanto en la agricultura como en la pesca y las minas artesanales.
“Cuando recibimos las denuncias las encaminamos hacia las instituciones. Si viene de la provincia de Luanda, del municipio de Luanda, no es el INAC el que va al encuentro, se llama a la policía y se le da la información para que actúe con rapidez”, explicó Kalesi.
Acotó que la Policía es el más cercano colaborador y por ello en esa fuerza ha sido más intensa la capacitación sobre los derechos de la niñez y los mecanismos de atención de los casos, “porque un niño no puede estar en una estación, no puede ser transportado en un carro de patrulla, los menores de 16 años no responden criminalmente… Este trabajo es permanente”, dijo.
DERECHOS ES MÁS QUE ENFRENTAR LA VIOLENCIA
Defender los derechos de la infancia, sin embargo, pasa muchas veces por crear otras condiciones en la sociedad que inciden directa o indirectamente en el cumplimiento y el respeto a esas prerrogativas.
Recientemente el gobernador de Luanda, Manuel Homem, reconoció que solo en esta provincia alrededor de un millón de niños permanecen fuera del sistema educacional, debido a la carencia de centros escolares y profesores.
En tanto, el Informe sobre la Crisis Alimentaria Mundial recientemente publicado, reveló que el 38 por ciento de los niños angoleños sufren desnutrición crónica.
El INAC registró en 2023 más de 300 casos de abandono de bebés recién nacidos, mas poco se habla de la prohibición legal que pesa sobre el aborto y obliga a las mujeres a continuar con embarazos no deseados y que en muchas ocasiones no están en condiciones de sostener.
Comentó Kalesi a Prensa Latina que la institución que dirige trabaja en la elaboración del Plan nacional de prevención y combate a la violencia sexual contra los niños, y del Plan nacional de reinserción de niños en situación de calle.
El objetivo, apuntó, es contar en todo el país y en todos los niveles con un documento que sirva de orientación sobre qué corresponde a los ministerios y a cada estructura del Gobierno en cada instancia, lo cual facilitará abordar el problema de una forma articulada y coordinada.
Asimismo están empeñados en crear el Observatorio Nacional de la Infancia en Angola, para velar por todas las aristas relacionadas con este tema, anticiparse a posibles situaciones de violencia y verificar qué ha hecho el Gobierno para garantizar los derechos de los niños.
El asesoramiento jurídico y psicológico, a través de las salas habilitadas en sus sedes en las 18 provincias del país, es igualmente otra acción en curso, donde esclarecen dudas sobre los temas vinculados a los menores y brindan ayuda psicológica a las víctimas de violencia y sus familias.
Otra arista de trabajo es la capacitación a las instituciones del Estado, pues si estas no tienen conocimiento de los derechos de los niños no podrán tenerlos en cuenta en la elaboración de sus políticas.
“Nosotros somos un eje de articulación entre los diversos sectores, la institución que acompaña, alerta, apela, propone, sugiere”, refirió el director del INAC, quien enfatizó que están trabajando para contar con representaciones municipales, “porque es allí donde están los niños, las familias y donde la actuación es más efectiva”.
“La legislación del país responde a las necesidades, solo hay que ponerla en práctica, implementarla”, valoró el directivo, quien considera que el principal desafío es lograr que todas las instituciones que trabajan con los niños los coloquen como prioridad absoluta.
“El asunto de la salud del niño no puede esperar, en el Ministerio de Comunicaciones, en cualquier lugar, que tengan la prioridad. Ese es el desafío, traducir los derechos de los niños como prioridades. En la Iglesia, estos asuntos tienen que ser tratados por los responsables máximos y así en todas partes”, argumentó.
Añadió que el camino está en municipalizar la acción social, porque el municipio es más cercano para llegar a la familia y resolver el problema o hacer labor preventiva, en lo cual es imprescindible reforzar la colaboración con las asociaciones de la sociedad civil para que contribuyan a difundir el mensaje educativo y de prevención.
“Esta es una forma más concreta que tenemos de abordar la problemática de los niños en situación de calle, acotó, y también en los municipios está la acción en el combate a la pobreza; la capacitación hay que llevarla hasta allí”, enfatizó.
arb/kmg