martes 15 de abril de 2025

Trump tiene en Bukele al mejor aliado para sus políticas migratorias (+Foto)

Washington.- (Prensa Latina) El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confesó, previo al encuentro, que estaba deseoso de ver a Nayib Bukele, su par salvadoreño, primer mandatario latinoamericano en recibir en la Casa Blanca desde que volvió al cargo el 20 de enero.

Por Deisy Francis Mexidor

Al arribar a la Casa Blanca, Trump esperaba a su invitado en la entrada de la residencia oficial. Hubo sonrisas y apretones de manos, un breve saludo y las fotos. Los dos accedieron al interior del edificio para las conversaciones. Al final los esperaba un almuerzo.

La visita oficial, al parecer, fue todo un éxito. En especial porque Trump y Bukele hablan (políticamente) el mismo idioma y el punto de expectativa: la colaboración en materia de seguridad, léase más vuelos de deportados a El Salvador con presuntos criminales, violadores y pandilleros continuará.

Incluso por ahí surgió la sugerencia de Trump -¿será en serio?- de poner en marcha como cinco Cecot más (Centro para el Confinamiento del Terrorismo), la megacárcel criticada por organismos defensores de derechos humanos, que algunos llegan a comparar, por los rigores y métodos, con campos de concentración en el siglo XXI.

La sintonía entre ambos mandatarios, que alardean de su combate al crimen quedó patente desde el inicio de la cita en el Despacho Oval.

“Nos están ayudando. Se lo agradecemos”, apuntó Trump, quien tenía alrededor a la plana mayor de su Gabinete, entre ellos el vicepresidente J.D. Vance, sus secretarios de Estado, Marco Rubio, de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y de Justicia, Pam Bondi.

Trump reiteró que, durante el gobierno de su antecesor, Joe Biden, entraron miles de criminales y enfermos mentales por la frontera sur y que ahora su administración pone los correctivos.

Justo la Casa Blanca publicó este 14 de abril, día de la reunión de ambos gobernantes, la nueva lista de expulsados hacia esa prisión y agradeció a la gestión de los dos el “construir un mundo más seguro”. Bukele aceptó ser el depositario en el Cecot de los deportados, por un pago de seis millones de dólares que dice revertirá en el sistema penitenciario de su país.

La idea se amasó cuando Rubio estuvo en febrero en El Salvador, en su primer viaje al exterior desde que se convirtió en el único hispano hasta ahora en llegar al máximo puesto de la diplomacia en Estados Unidos.

En marzo, Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 —que otorga al presidente poderes para detener y deportar a extranjeros en tiempos de guerra—, expulsando a venezolanos que, según su gobierno, pertenecían a la pandilla Tren de Aragua, así como a otros inmigrantes que señala como afiliados a la Mara Salvatrucha.

Desde entonces, pese al desafío en las cortes, funcionarios de la actual administración han anunciado que planean enviar a más extranjeros a la megaprisión.

En su red Truth Social, el republicado escribió que “estos bárbaros están ahora bajo la custodia exclusiva de El Salvador, una nación orgullosa y soberana, y su futuro depende del presidente B (como nombró a Bukele)”.

¿EL CALVARIO APENAS EMPIEZA?

“Señor presidente, tiene que liberar a 350 millones” de estadounidenses de los delincuentes, pero para ello “tiene que encarcelar a algunos. Así es como funciona”, opinó Bukele en la Casa Blanca. Trump le dio la razón.

El Salvador recluyó en el Cecot a 238 presuntos miembros del Tren de Aragua y 23 de la Mara Salvatrucha.

Uno de los deportados al Cecot es Kilmar Abrego García, nacido en El Salvador y un inmigrante con residencia legal en Maryland, quien, como admitió el propio Gobierno de Trump, fue enviado por un “error administrativo” y un “descuido” a la megaprisión de máxima seguridad de la nación centroamericana.

Su caso es centro de la atención mediática y se debate en las cortes. Su representación legal sostiene que Abrego García -que desde 2019 tiene la orden de un juez federal que impedía su deportación- nunca ha tenido problemas ni Estados Unidos, ni en El Salvador ni en ningún otro país.

El infierno de este hombre comenzó el 12 de marzo en que fue detenido en lo que parecía una parada de tráfico rutinaria cuando recogía a su hijo autista en el colegio. Lo trasladaron a Texas para después incluirlo en uno de los vuelos de Trump.

Su esposa, Jénnifer Vásquez, que no tenía noticias suyas, lo identificó días después en una foto de redes sociales y fue entonces que supo lo que había ocurrido con el padre de sus tres hijos.

El domingo 13 de abril en su viaje a bordo del Air Force One, Trump le restó importancia a las preocupaciones sobre los supuestos abusos a los derechos humanos en el Cecot y elogió el trabajo “increíble” de Bukele.

A propósito, antes de la llegada de Bukele a Washington, el Departamento de Estado actualizó su alerta de viaje para El Salvador al Nivel 1, aplicable a los países considerados más seguros para los ciudadanos estadounidenses.

Mientras el futuro de Abrego García se complica. Durante la reunión en la Casa Blanca Trump dio la palabra a varios miembros de su gabinete para que explicaran por qué no lo quieren.

“Ningún tribunal de Estados Unidos tiene derecho a dirigir la política exterior de Estados Unidos. Es así de simple, fin de la historia”, expresó Rubio.

Repitió además que ese hombre estaba ilegalmente en territorio estadounidense y que por eso además fue deportado. No vendrá bajo ninguna circunstancia, subrayó.

Si El Salvador decidiera repatriar a Abrego García, Estados Unidos “proporcionaría un avión” debido a un fallo de la Corte Suprema, apuntó por su lado Bondi.

“ (…) Eso depende de El Salvador si quiere devolverlo. No nos corresponde a nosotros. La Corte Suprema dictaminó que si El Salvador quiere devolverlo… lo facilitaríamos: es decir, lo devolveríamos un avión”, indicó la secretaria de Justicia, mientras intervenía brevemente el subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller.

Al final le pasaron la bola a Bukele. “¿Quieren que volvamos a liberar criminales para convertirnos en la capital mundial del asesinato? Eso no va a suceder”, advirtió al señalar que él tampoco tiene facultad para devolver a Abrego García, acusado de ser miembro de la pandilla MS-13.

Así que “no lo voy a liberar. No nos gusta liberar a terroristas en nuestro país”, enfatizó Bukele, quien alardeó de que El Salvador acaba de convertirse en la nación más segura del continente y que si liberara a “criminales” volvería a convertirse en “la capital mundial de los asesinatos”.

La jueza federal Paula Xinis ordenó el regreso de Abrego García y la Corte Suprema dictaminó que la administración Trump debe facilitar este proceso, pero no mencionó cómo ni el plazo para lograrlo.

El caso, lamentablemente, apunta a un futuro inmediato demasiado complejo y a su vez incierto.

Un colega hizo un comentario en redes sociales: “lo de Trump y Rubio es impresionante, van a ‘derrotar’ a China, van a tomar Groenlandia y Gaza, van a anexarse Canadá, van a tomar el canal de Panamá, y no pueden traerse de El Salvador a un hombre inocente”.

LOS ARANCELES DE TRUMP

Bukele trataría de buscar un alivio en el tema arancelario. Pese a esta colaboración estratégica en el plan migratorio de Trump, El Salvador no se ha librado de la ofensiva en el régimen de gravámenes del republicano.

La pequeña nación centroamericana tiene un arancel del 10 por ciento base impuesto por Washington a todos sus socios para reducir el déficit comercial, sanear las finanzas públicas y relocalizar muchas actividades industriales, comentan medios de prensa.

De acuerdo con el Banco Central de El Salvador, Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones salvadoreñas, en espacial ropa, condensadores eléctricos, azúcar y café.

Se calcula que los 2,5 millones de salvadoreños que viven en territorio estadounidense son la palanca que sostienen la economía de ese país mediante el envío de remesas.

Estados Unidos son un sostén para la economía de su país por las remesas que envían. Datos publicados en algunos reportes dan cuenta que El Salvador recibió ocho mil 480 millones de dólares en remesas familiares en 2024, el 23 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).

Aunque Trump atacó el Estatus de Protección Temporal o TPS para venezolanos, el de los salvadoreños sigue en pie.

mem/dfm

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