sábado 31 de mayo de 2025

Tendencias extranjeras e identidad cubana, ¿rumbos en conflicto? (+Fotos)

La Habana (Prensa Latina) La política cultural cubana tiene que escuchar a estos grupos urbanos; nada puede poner en peligro nuestra identidad cultural, que sufrió los efectos del extremismo nacionalista en una época, expresó el intelectual Abel Prieto a Prensa Latina.

Por Verónica Núñez Lastres*

Colaboradora de Prensa Latina

Al hablar sobre la influencia de las tribus urbanas en la identidad de los jóvenes, el escritor y presidente de Casa de las Américas de Cuba manifestó que el diálogo civilizado, el análisis y la capacidad de escucharlos son esenciales y que la integración cultural no es necesariamente algo negativo.

Según apuntes del antropólogo Carles Feixa, las tribus urbanas se consolidaron a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando adolescentes y jóvenes de grandes urbes se agrupaban de acuerdo a sus intereses comunes, fueran estéticos, de consumo musical/audiovisual, ideológicos u otros.

Cuba no escapa a la realidad internacional, a la globalización del consumo que hace de la juventud un producto, al vender patrones culturales que impactan en la ideología y cultura de la juventud, expresó el psicólogo Gerardo Guevara Ponce, en el texto Las juventudes cubanas actuales: cultura, identidad y asociacionismo (2022).

¿Cuál es la identidad e idiosincrasia cubanas? ¿Alguna vez ha existido una identidad e idiosincrasia cubanas que no sean cambiantes? ¿Somos los mismos del siglo XIX?, reflexionó el politólogo e investigador Rafael Hernández en entrevista con Prensa Latina.

En lugar de preguntarnos si se modifica nuestra identidad, habría que preguntarse cuáles son esos elementos que están influyendo en nuestros valores, relaciones sociales y visión del mundo, que no estaban ahí y son el resultado de nuestra comunicación con el mundo exterior, apuntó Hernández.

IDENTIDAD, CULTURA JUVENIL Y TRIBUS URBANAS

La propuesta teórica de la psicóloga cubana Carolina de la Torre concibe la identidad como un espacio sociopsicológico de pertenencia, donde la identidad se crea, se recibe y se forma; cada generación la recrea, la elabora y la enriquece.

A su vez, la especialista Ana Isabel Peñate explica en su investigación “Identidades culturales en Cuba: claves para un diálogo” (2021), que una de las peculiaridades de la identidad es que alude a varios tipos: cultural, nacional, colectiva, individual, entre otras, y todas confluyen e inciden en los comportamientos del ser humano.

Para autores como Juan Antonio Belmonte, Rogelio Marcial o Carles Feixa, la cultura juvenil es el conjunto de valores, prácticas, discursos, que los jóvenes desarrollan en su contexto social, y que a su vez reflejan y transforman la realidad.

En cuanto a las tribus urbanas, se ha movido más a la terminología de grupos urbanos, porque el anterior nace como un término marcado por la negatividad, apuntó Pedro Moras Puig, especialista del Instituto de Investigaciones Culturales Juan Marinello.

Moras Puig, quien también es profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, explicó a Prensa Latina que esto ha ido flexibilizándose y hoy son personas que comparten una identidad cultural, en el caso de los jóvenes, en construcción o no.

Yeisa Sarduy, investigadora del centro Juan Marinello, hizo una distinción importante: Hay que tener en cuenta que las culturas juveniles agrupan tanto a los jóvenes que se insertan en las tribus, como aquellos que no pertenecen a ningún grupo, pero que también están manifestando y tienen un estilo de vida, señaló.

LAS TRIBUS URBANAS DE CUBA VISTAS DESDE SUS MIEMBROS

Cuba no es ajena al fenómeno que sentó sus bases desde los años 60 del pasado siglo; durante décadas se mantuvo un rechazo institucional y social a una gran parte de la cultura foránea, sobre todo vinculada a la de habla inglesa.

Según la ensayista, crítica de arte y profesora universitaria Graziella Pogolotti, en el caso específico de Cuba el asentamiento de estos patrones culturales coincidió con el proceso de establecimiento y construcción de la Revolución.

En su escrito “Algunas reflexiones sobre política cultural” (2012), la intelectual cubana apuntó que, sin embargo, en un contexto en que las autoridades priorizaron la liberación política y económica, también se enfatizó en la liberación cultural, promoviendo el arraigo a la identidad nacional y la resistencia a la colonización.

Actualmente, identificarse con alguna de estas prácticas culturales es para muchos un motivo de orgullo e incluso algunas han sido adoptadas por ser la moda del momento, como disfrazarse de personajes de anime (Cosplay) o escuchar música surcoreana (K-Pop).

Decir hoy que eres cosplayer es un halago; hay mayor aceptación al respecto y sigue expandiéndose cada vez con mayor calidad, expresa Su Fleites, miembro de la comunidad y dueña del emprendimiento Suzume Studios, dedicado a organizar eventos temáticos vinculados al gremio friki.

Tanto Yoel Salazar como Djamel Valdés manifestaron sentirse siempre en sintonía con lo antiguo, las historias de ciencia ficción, la fantasía y luego el movimiento steampunk, basado en el retrofuturismo, lo que los llevó a dirigir en estos momentos el proyecto Echando Humo, que sigue esta línea temática.

Mientras, los cosplayers HanaFox y ZeroElf empezaron a disfrazarse y crear sus trajes porque los ayuda a expresar su identidad, los hace sentir seguros y fomenta su creatividad.

Por otro lado, Cristian Moreno y Mell Amey se convirtieron en amantes de la cultura surcoreana debido al consumo de contenido musical y audiovisual, respectivamente, proveniente de ese país asiático.

¿AMENAZAN ESTOS GRUPOS LA IDENTIDAD CULTURAL CUBANA?

Cuba tiene una cultura que el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro llamaba un pueblo nuevo, constituido por inmigrantes de distintas zonas del mundo, destacó el investigador Rafael Hernández.

En esencia, nuestros patrones culturales constituidos desde esa influencia extranjera se han estado además retroalimentando constantemente de esas influencias externas, porque estamos en el cruce de América, en una isla cuyo valor principal es su posición, añadió el también director de la revista Temas.

Creo que hay un poco de colonización y hasta cierto punto estamos siendo víctimas silenciosas de esto; se debe buscar la manera de adaptarlo y darle una forma, porque eres un cubano haciendo algo relacionado con otra cultura, no eres de ese país, apuntó Yoylan Cabrales, director de la institución cultural Centro A+ espacios adolescentes.

Carlos Oliva, director del proyecto de divulgación de cultura nipona MangaQba, resaltó que el objetivo en su caso no es japonizarse, sino conectar la cultura de Japón con la cubana.

Tanto él como los entrevistados anteriores de Prensa Latina coincidieron en que no buscan desprenderse de su identidad como cubanos, sino incorporar aspectos positivos de estas prácticas foráneas a las de su propia cultura.

Para Prieto, quien también fungió como ministro de Cultura de Cuba, nuestra identidad cultural tiene una relación abierta con el mundo; los cubanos no son chovinistas y no están negados a un diálogo cultural.

Creo que la diferencia esencial entre diálogo intercultural y colonización es que una te hace copiar miméticamente; la colonización implica que tú aceptes todos los mensajes de esta industria hegemónica con subordinación, sin someterlo a crítica, afirmó el autor del volumen “Apuntes en torno a la guerra cultural”, una compilación de artículos suyos publicados por la Editorial Ocean Sur.

En declaraciones a Prensa Latina, muchos de los entrevistados se mostraron abiertos al diálogo con las instituciones culturales, a las que piden más aceptación y espacios para desarrollar sus propias actividades recreativas y de aprendizaje.

Esa influencia hay que verla como un proceso natural, siempre que fomentemos la mirada crítica; todo lo que no sea la frivolidad, la idiotización, hay que verlo como bueno, y no se debe cargar de prejuicios la comunicación con esas tribus urbanas, resaltó.

Centros como la Vitrina de Valonia, la Casa de la Música del municipio Plaza de la Revolución, el Castillo de Atarés, la Fortaleza San Carlos de la Cabaña y la Editorial Gente Nueva han abierto sus puertas para la realización de actividades culturales con estos grupos.

Me parece que la política cultural, aunque las instituciones y organizaciones tienen una gran responsabilidad, se hace con las personas también; uno no puede construir una política cultural separada de los que la protagonizan, apuntó Prieto.

Una política cultural genuinamente martiana y fidelista le va a dar cabida a todas esas inquietudes de los jóvenes, todos sus intereses, finalizó el intelectual cubano.

¿Cuánto rompen con sus tradiciones más autóctonas o con su identidad nacional cuando reproducen estas prácticas foráneas?, indagó la socióloga Yoannia Pulgarón en su investigación “Identificaciones y pertenencias. Revisitando las culturas juveniles en Cuba” (2021).

¿Se convierte esta opción en una alternativa para reinterpretar y resignificar la cultura cubana actual desde nuevas miradas y códigos?, añadió más adelante.

Parafraseando sus palabras, sirvan estas líneas para incentivar el estudio de todo aquello que es distinto, pero no por ello peligroso.

arb/mml/vnl

*Estudiante de Periodismo

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