Por Mariela Pérez Valenzuela
Corresponsal jefa en República Dominicana
Este año, la población femenina en República Dominicana asciende a cinco millones 437 mil 172, o sea, un 50.5 por ciento de los poco más de 11 millones 462 mil habitantes de esta nación caribeña.
Esa es una cifra nada desdeñable para las distintas ramas sociales, pero que aun atrapada en las estructuras del patriarcado, les impide a ellas un desempeño acorde con sus potencialidades personales.
Organismos especializados, como Sur Futuro, preguntan qué ocurriría en Dominicana si las mujeres tuvieran la igualdad de oportunidades que sus pares masculinos y, con esa mirada realizan proyectos destinados a promover la equidad de género, en especial en las zonas rurales del país.
Sin embargo, en el eslabón social aún la mujer aparece como uno de los sectores más vulnerables. El día a día es, para una buena parte de ellas, la lucha por la supervivencia en un escenario hostil.
Sur Futuro, organización no gubernamental sin fines de lucro, puntualiza que más del 80 por ciento de las ocupadas son trabajadoras de los servicios, no calificadas, empleadas de oficina o profesionales.
Los salarios son acordes al tipo de empleo, pero siempre por debajo de los percibidos por los hombres.
Según un informe de la agrupación, se evidencia una mayor vulnerabilidad -de todo tipo- en la población femenina, la cual presenta niveles más altos de pobreza en el contexto nacional.
En 2022, la tasa de pobreza general femenina se situó en un 29.4 por ciento, mientras que la masculina fue del 25.8 por ciento.
De acuerdo con el Índice Regional de Pobreza Multidimensional (IPM) 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 27.4 por ciento de las criollas experimentan pobreza multidimensional.
Los principales desafíos para superar la pobreza multidimensional se encuentran en el acceso precario a “Servicios de la vivienda” (agua, saneamiento, electricidad y combustible para cocinar) por el 49.8 por ciento.
Además, el 62.1 por ciento de ellas “carece de acceso a Internet en el hogar”, el 36.5 por ciento enfrenta el “hacinamiento digital” (tres o más miembros comparten un equipo tecnológico), y “actividad económica desfavorable” o que “no percibe ingresos” con un 26.9 por ciento y 16.8 por ciento de las féminas, respectivamente.
HOMENAJE PÓSTUMO
Cada 25 de noviembre el mundo homenajea a tres dominicanas, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, asesinadas por sicarios del dictador Rafael Leónidas Trujillo en 1960 por sus convicciones políticas.
El crimen de esas féminas conmocionó al mundo. Ellas buscaban un cambio en la política nacional dirigida por un criminal al que el pueblo bautizó como Chapitas, por su ostentación de medallas ganadas en guerras que nunca luchó.
Cada año, en República Dominicana las Mirabal reciben el amor y la gratitud de su pueblo, que las considera sus heroínas.
La Organización de Naciones Unidas declaró este día como el de la No violencia contra las mujeres.
Ese día, cada año, instituciones oficiales pasan revista a la situación de ese grupo de la población, en busca de reducir las brechas de género existentes en este país caribeño.
SITUACIÓN DE MUJERES EN DOMINICANA
Aunque el foco comunicacional sobre el estado de las nacionales recae en el alto número de feminicidios anuales, también rigen otros fenómenos que conspiran contra el desarrollo de la masa femenina local.
La violencia, en general, es una situación presente en este país, donde las muertes violentas de féminas ascendían a 157 hasta junio pasado. De esa cifra, 47 correspondían a feminicidios, la mayoría en el contexto de las relaciones de pareja. Esos datos son los conocidos por el público, pero otros pueden ser silenciados por familiares que evitan la dolorosa publicidad.
Un ejemplo de esos trágicos sucesos ocurrió en el municipio de Villa Altagracia, provincia San Cristóbal, cuando la joven Yisset Carmona, de 35 años, fue golpeada hasta la muerte por su pareja, en complicidad con otro individuo. El agresor ya había ultimado en 2008 a Diana Carolina Lorenzo, de 18 años. Lo que resulta extraño es que el asesino estaba en libertad.
La brutalidad de los crímenes asusta. Algunos fueron cometidos con armas de fuego o armas blancas. Pero la agresividad es tal que muchas perecen debido a asfixia o golpes con palos y otros objetos pesados.
Aunque las autoridades insisten en las denuncias de amenazas para la vida, la mayoría de las afectadas prefiere esperar un cambio de actitud en sus provocadores, lo que ocurre en contados casos.
También hay otros tipos de embate. En el trimestre julio-septiembre de 2024, los tribunales dominicanos atendieron seis mil 32 casos de féminas víctimas de otras formas de violencia, entre ellas las psicológicas, y solo se dictaron 67 sentencias.
Para la ministra de la Mujer, Mayra Jiménez, en este país esa problemática tiene raíces profundas, y aunque advierte que el gobierno implementa iniciativas a fin de enfrentar este flagelo, se destaca la importancia de contar con leyes que protejan los derechos de ellas y sistemas de justicia accesibles.
En este sentido, recordó que organizaciones reportan que 64 perdieron la vida en 2023 debido a la violencia de género, una muestra de la urgencia de intensificar las políticas de prevención y protección.
Mientras, Soraya Lara Caba, directora del Patronato de Ayuda a Casos de Maltratadas (Pacam), reflexiona acerca de cómo la salud mental y física de las víctimas de violencia de pareja se ve afectada por la severidad de la agresión, las amenazas de feminicidio y la constricción económica.
Para Caba, la resiliencia, el apoyo social y la autoestima son factores clave para superar estas adversidades y reconstruir la vida.
MACHISMO A PULSO
Otra forma de violencia machista en República Dominicana aparece en las zonas rurales donde -según la presidenta de Sur Futuro, organización cuyo propósito es promover el desarrollo y bienestar social de las comunidades vulnerables- viven las personas más pobres.
La mujer, dijo, es la más pobre entre los pobres, al hablar el día 25 de noviembre en la ONU como parte de la delegación dominicana a la sesión especial dedicada a las hermanas Mirabal.
Según el Ministerio de la Mujer, hay pequeños avances en la liberación económica de las campesinas, pero insisten en que la toma de medidas recae siempre en los esposos.
Ellas producen la tierra e incluso un 25 por ciento son propietarias de las parcelas, pero no tienen poder en las decisiones.
Yndira Mejía, directora de la Oficina Sectorial Agropecuaria de la Mujer (OSAM), al citar los desafíos en las áreas rurales, afirmó que una cifra nada despreciable no cuenta con los servicios básicos, como el acceso a la salud, educación de calidad, además de que hay un bajo nivel de inversión y financiamiento en la producción agropecuaria.
Mejía refirió la posibilidad de una política nacional de género en el sector agropecuario y la red de fondos ambientales de América Latina y el Caribe con apoyo de la FAO. “No nos quedemos de brazos cruzados, agregó, porque si hablamos de democracia, la campesina no puede ser menos ciudadana, pues tiene igualdad, deberes y derechos”, agregó.
Para Bernardo de la Cruz, encargado de Capacitación y Empoderamiento Económico de la Mujer de la OSAM, “la situación que se observa precisa la creación de una organización de las mujeres campesinas que incida en la política pública en defensa de sus espacios y mayor desempeño productivo”.
Sobre este tema, la titular Mayra Jiménez aseguró en octubre pasado que próximamente se lanzará el Plan Nacional de Género en las Políticas Agropecuarias, elaborado con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).
Según la titular, dicho programa buscará mejorar el acceso a recursos para mujeres rurales y prevenir la violencia de género en el ámbito agrícola.
ANALFABETISMO FEMENINO
El analfabetismo es otra lacra que afecta el desempeño de las dominicanas y aunque existen programas oficiales para tratar de resolver este símbolo de la pobreza y desigualdad social, aún hay medio millón de personas entre 15 y 24 años que no saben leer ni escribir.
En ese rango, entre las mayores de 15 años o más la tasa asciende a un 6.1 por ciento, y a un 6.9 por ciento entre los hombres.
Analfabetismo equivale a pobreza, empleos indirectos, imposición del patriarcado, indefensión femenina.
Es en un ambiente inadecuado de vida que ocurre, según la información registrada, el mayor número de embarazos en adolescentes; solo en el primer trimestre de este año fueron cuatro mil 484, casi siempre resultado de relaciones no deseadas con parientes o amigos de la familia.
Aun cuando, aseguran fuentes oficiales, la tasa de fecundidad en adolescentes se reduce en el país, se ubicaba en 77 por cada 100 mil de 15 a 19 años en octubre último.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, 38 unidades de atención integral, la implementación del programa “Familia Fuerte” y la colocación de más de 194 mil vacunas contra el papiloma humano, buscan la prevención del embarazo en esa etapa de la vida.
No es este un problema exclusivo de la República Dominicana. Alejandra Corao, del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), indicó que América Latina tiene la segunda tasa de fecundidad en adolescentes del mundo.
“En América Latina, puntualizó, nacen cada minuto cuatro niños o niñas de madres adolescentes”.
El Gobierno del presidente Luis Abinader asegura que hoy más criollas acceden a la educación, participan en el mercado laboral y ocupan posiciones de liderazgo.
Aun cuando ante este segmento de la población surgen de manera tímida algunos proyectos para el mejoramiento de su calidad de vida, como el programa Supérate, queda mucho camino para andar.
Para la reelecta vicepresidenta de la República, Raquel Peña, “las dominicanas ya no enfrentan su travesía en la oscuridad”. No obstante, el camino es desafiante y para ellas, por momentos, sombrío.
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