Por Jorge Luna
Periodista de Prensa Latina
La nueva agencia, cuya misión era y es difundir internacionalmente la verdad de Cuba, nació, pues, en emergencia y, salvo algunos períodos de paz relativa, cumple 66 años también en emergencia, sometida a las mismas agresiones del bloqueo que Washington aplica a Cuba desde hace más de seis décadas.
Roberto Agudo, uno de los fundadores de la agencia, en un testimonio histórico, señaló que “desde el primer momento, la isla fue azotada por bandas armadas, que realizaban sabotajes y preparaban atentados terroristas”.
Reveló al respecto que -previendo lo peor y siguiendo instrucciones precisas- el primer director de Prensa Latina, Jorge Ricardo Masetti, organizó en secreto un grupo especial para poder “sacar al aire las transmisiones bajo cualquier circunstancia, desde Cuba u otro país, desde un barco, el monte, cualquier lugar; pero tenían que salir”.
Inicialmente fueron unos 10 periodistas, tres técnicos en radiocomunicaciones, telegrafía y teletipos y un fotógrafo-camarógrafo, que tenían que “aprender de todo”, desde conocer el sistema de clave Morse, entrenarse en marchas prolongadas y en tiro con distintos tipos de armas.
Menos mal, porque en 1961, con apenas un año y medio de vida, Prensa Latina tuvo su primera prueba de fuego: Cuba era objeto del intento de invasión mercenaria por Playa Girón, que sería derrotada en menos de 72 horas.
Miguel Viñas, un joven fotógrafo de la nueva agencia, fue enviado a Playa Girón para poder graficar las acciones combativas. A su regreso, asediado sobre esa experiencia, a todos les contaba con orgullo que había tirado más tiros que los años que iba a vivir.
Mis anécdotas terminaron cuando fui llamado por Masetti y me dijo que esa no era la misión encomendada, que debía tener por fusil la cámara y que en lugar de tirar tiros debí tirar fotos, para así tener un testimonio gráfico y denunciar al mundo al agresor, relató Viñas.
A su vez, el reconocido poeta cubano Ángel Augier, también fundador de la agencia, recordó que estaba de jefe de redacción y todos los trabajadores -convertidos ahora en corresponsales de guerra- quedaron acuartelados en la agencia, durmiendo por ratos en el piso los tres días de la invasión.
En la madrugada del último día, ante la inminente victoria, Augier conversaba con Masetti cuando -mediante una llamada telefónica- el presidente Osvaldo Dorticós les dictó el comunicado No. 4 del Comandante en Jefe Fidel Castro. Prensa Latina debía difundirlo a todos los periódicos.
Ese mismo año, cuando Prensa Latina había logrado abrir sus primeras 16 oficinas, comenzaron las agresiones a sus corresponsales y colaboradores dificultando sus trámites de visado, legalización de las sucursales y la contratación de equipos y conexiones comunicacionales, así como de sus servicios noticiosos.
En algunos lugares, los periodistas de Prensa Latina fueron perseguidos y expulsados a petición de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que exhortaba a los medios latinoamericanos a no publicar los servicios de la nueva agencia.
A fines de 1961, el veterano periodista cubano y primer corresponsal de Prensa Latina en Nueva York, Francisco V. Portela, con más de 11 años de residencia en Estados Unidos, fue detenido por agentes del FBI, tras allanar su oficina.
Tenían órdenes de la Fiscalía General de Estados Unidos -entonces regenteada por Robert Kennedy- debido a nuestra negativa de registrarnos como agente de un gobierno extranjero, y de tampoco inscribir como tal a la Agencia Prensa Latina. La Fiscalía General lo había exigido en dos cartas previas que habían sido respondidas negativamente por nuestra parte, precisó Portela.
Esposado, me llevaron a la central del FBI en Nueva York, donde me interrogaron, tomaron las huellas digitales y fotografiaron con el clásico cartelito con el número que nos iba a identificar para siempre en sus archivos. Luego, en el edificio de los tribunales, el fiscal me impuso una fianza de 15 mil dólares, a la espera de un juicio.
Esposado de nuevo, me trasladaron a la cárcel federal neoyorquina y me encerraron en un aislado cubículo en el centro de una inmensa nave enrejada llena de delincuentes comunes. A mí me consideraban un peligroso preso político.
Poco después de que Portela fuera sometido a juicio, en abril de 1962, las oficinas de Prensa Latina fueron asaltadas por contrarrevolucionarios armados, que ataron a los cuatro empleados, los golpearon salvajemente y destrozaron la corresponsalía.
Hay muchos más ejemplos de hostilidad contra la agencia, incluyendo el asesinato del periodista chileno y colaborador de Prensa Latina Elmo Catalán Avilés y su compañera Jenny Koeller, en Bolivia, en junio de 1970. En abril de 1972, también fueron asesinados el periodista uruguayo Luis Nelson Martirena y su esposa Ivette Jiménez, corresponsales en Montevideo.
El 11 de septiembre de 1973, la oficina de Prensa Latina en Santiago de Chile fue allanada por soldados del régimen golpista de Augusto Pinochet y sus periodistas expulsados del país. Fueron varias las acciones contra oficinas de Prensa Latina en los años posteriores.
Pese al incremento de los ataques, la agencia nunca descuidó su misión principal y actualmente cuenta con casi 40 sucursales en América Latina, Europa, Asia y África, además de la de la ONU en Nueva York.
Con 17 sitios web, continuó modernizando su tecnología, ampliando sus circuitos de comunicación y convenios de colaboración con otras agencias, así como diversificando sus servicios y productos periodísticos en diferentes idiomas. Aparte de transmitir más de 300 despachos diarios, la agencia desarrolló departamentos de radio, televisión y de edición de libros, revistas y boletines.
A lo largo de los años amplió su participación internacional y llegó a presidir el Pool de Agencias de los Países No Alineados. La agencia ha estado presente en los más importantes eventos internacionales sobre periodismo en el Sur Global.
Recientemente organizó la “Nueva Operación Verdad”, que reunió en La Habana a casi un centenar de periodistas extranjeros que reclamaban trabajar hacia el establecimiento de un nuevo orden informativo internacional. Allí surgió “Voces del Sur Global” (https://vocesdelsur.prensa-latina.cu) una nueva plataforma que reproduce diariamente decenas de artículos de medios antihegemónicos del mundo.
Prensa Latina en ese sentido es única, pues ninguna otra agencia nació, se desarrolló y se consolidó sometida a tanta violencia ni a tantos obstáculos, más allá del cotidiano desafío del periodismo internacional en tiempos revueltos.
Como las demás agencias, Prensa Latina procura informar con inmediatez. Pero, como enseñó Masetti: somos objetivos pero no imparciales (pues, no se puede ser imparcial entre el bien y el mal). Además, tiene siempre que resistir, crecer y vencer.
arb/jl