Por Daimarelys Pérez Martínez
Redacción de Cultura
La 33 Feria Internacional del Libro de La Habana, efectuada del 13 al 23 de febrero en esta capital, fue el espacio apropiado para no dejar pasar el momento de entregarle el prestigioso galardón al también prosista y periodista.
El premio más grande que he recibido, incluso ahora, es el amor de la gente, expresó Leyva en entrevista exclusiva con Prensa Latina.
Puede parecer esto una pedantería, pero se me llenó el teléfono de mensajes de personas que ni siquiera sabía quiénes son alegrándose por el premio; personas desconocidas diciéndome: “no nos conocemos, pero un amigo me trajo un libro tuyo y lo tengo de cabecera” o “hay un poema tuyo con el que enamoré a la novia de ahora”, narró.
Imagínate, esas cosas te dan una especie de satisfacción muy personal, muy particular; en una ocasión esto lo hablé con Silvio (Rodríguez) durante un largo rato en una conversación por teléfono y él me decía: “Es muy hermoso darte cuenta de que tus poemas o tus canciones le han servido a la gente para muchas cosas”, recordó.
Las musas que inspiran a Leyva rondan en torno a muchas preocupaciones a la hora de escribir, según declaró.
En primer lugar quiero siempre ser lo más auténtico posible, sí; si voy a sentir dolor, pues lo expreso, por mencionarte alguna emoción, pero hay temas que son muy recurrentes, por ejemplo, el tiempo en sus varias dimensiones, señaló.
Hay poemas míos en los cuales estoy hablando del presente, de pronto entro en el pasado o después estoy imaginando el porvenir en una misma obra y es porque creo, en última instancia, que esa es la única manera del ser humano de vencer el irremediable transcurrir del tiempo, opinó Leyva. Ahí vamos a estar y vamos a no estar, añadió.
Poemas suyos como “La distancia y el tiempo”, “Contra la desmemoria” o “Un sitio de ayer o de mañana” reflejan ese espacio.
En su libro “Memoria del porvenir” el poeta juega mucho en sus páginas con esos elementos que tienen como centro al hombre, a la realidad o a la historia, de acuerdo a sus propias palabras.
De este punto de vista emerge entonces la manera en que trabajo el tema social, no como una consigna, no me gustan, creo que nunca llevan a ningún lado, acotó, “están para el político, para la propaganda, pero un poeta no debe caer en ese vacío de hacer poesía con consigna, no funciona”.
Hay una cosa muy linda, en mi primer libro que está dedicado a los héroes y a Santiago de Cuba, el jurado fue Eliseo Diego y en el prólogo de ese texto él dice algo hermoso: “Al fin hemos encontrado a un poeta que nos habla de la historia con ternura”, evocó Leyva.
Aquí el poeta habla de que sin renunciar a relatar sucesos importantes, se pueden hacer las cosas con empatía y cariño.
Sin dejar de contar. En ese libro está el poema “A Santiago de Cuba” que tanto repite la gente, otro a Frank País. En esta elegía al héroe hay un momento en que digo: “Recogía violetas en las calles después de haber hecho que la muerte muriera otro poquito”, rememoró sobre un fragmento de su obra.
Es decir, era un ser humano, un revolucionario, además, era poeta, pintor, un músico fabuloso, por lo tanto, esa sensibilidad tienes que darla en el poema, si no, no funciona, reflexionó Leyva durante la entrevista con este medio de prensa.
TERNURA Y POESÍA, ANTÍDOTO CONTRA LAS CRISIS
En estos tiempos de crisis existenciales, de hastío, cuando las pasiones se escapan, la monotonía atrapa al alma con sus tentáculos, ¿cómo se proyecta el escritor de literatura o el poeta para no perder la ternura y la inspiración?
Precisamente esa es una de las responsabilidades del poeta, él tiene que meterse en su esencia, en su centro; dialogar y discutir con ella, pero al mismo tiempo, tener la capacidad de saltar sobre ella y mantener lo más humano de sí mismo, aquello que nos salva: el sentimiento, la ternura, la facultad para razonar, para opinar y creer. Eso hay que conservarlo, reflexionó el poeta.
Estamos en una época convulsa y nosotros que vivimos en Cuba lo sufrimos muy particularmente, pero he podido viajar por varios países y te digo que el mundo está echado a perder, consideró.
“Tengo un poema que se llama “Monólogo” y en él reflexiono sobre la fama; en estos tiempos las personas quieren ser famosas a costa de cualquier cosa: de matar, de traicionar, de enriquecerse, de corromperse, esos son los signos de la notoriedad del siglo XXI”.
A LAS NUEVAS GENERACIONES DE POETAS
Waldo Leyva no da consejos a los más jóvenes, según sus palabras, ellos tienen su propio mundo y “muchas veces no les gusta oírlos”; sin embargo, sí les manda un mensaje a esas nuevas generaciones de poetas y en sentido general de escritores.
Escriban, lean de todo, caminen por la vida con los ojos abiertos, no sean dogmáticos, porque una de las cosas que tenemos, no solo los poetas, sino los seres humanos, es creer tener la razón y las cosas son así y ya, declaró.
“Hablo de forma general, pero en particular el poeta tiene que tener la capacidad de ver, incluso, más allá del enfoque del público medio; me gusta, por ejemplo que mis poemas los lean quienes no sean de la comunidad de escritores y prefiero más esas opiniones y no la de los críticos, porque esa respuesta es desde la esencia”.
LO QUE VIENE EN CAMINO
“Va a salir muy pronto un libro que escribí prácticamente en un mes, también uno de poesía, estoy en medio de la ampliación de un texto de testimonio que publiqué, el cual recoge toda la historia del movimiento de escritores jóvenes de Oriente (antigua provincia cubana de ese extremo del país) de la década del 60’ del pasado siglo”.
Un volumen, además, que debí haber escrito hace unos 46 años, pues recopila toda la experiencia acumulada en la guerra de Angola cuando estuve allí, entrevisté a muchas personalidades y hasta los papeles ya están casi amarillos, rememoró. Leyva publicó su primer título en 1974, pero desde mucho antes era un poeta conocido en Cuba; además, ejerció la docencia como profesor de Estética y de Literatura Cubana e Hispanoamericana.
Con su obra “El rumbo de los días” ganó en 2010 el X Premio Casa de las Américas de Poesía Americana; y por su antología “Cuando el cristal no reproduce el rostro” le fue otorgado en 2012 el Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos de Venezuela.
Ofreció conferencias sobre diversos temas relacionados con la cultura y la literatura cubana e iberoamericana y recitales de su obra poética en México, Argentina, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Brasil, Estados Unidos, Alemania, Austria, Suiza, Rusia, Túnez, España, Italia y otros países de América, Europa y África.
Entre otros, ha participado como organizador o ponente en múltiples eventos internacionales, entre los que destacan el Congreso Cultural de La Habana (1969), el Encuentro Internacional sobre Literatura e Ideología (México, 1979 y 1983), y el Congreso de Escritores de la Lengua Española (México, 1980).
Más adelante Leyva asistió al Primer Congreso de Poesía Cantada y Repentizada de Hispanoamérica y el Mediterráneo (Almería, España, 1995), al Congreso Iberoamericano y Caribeño para el Desarrollo Sociocultural Comunitario, y al Congreso Internacional de Cultura y Desarrollo (en sus cinco ediciones: 2005-2009).
Sus poemas se han traducido al inglés, alemán, francés, ruso, portugués, italiano, rumano, húngaro, serbocroata, polaco, búlgaro, árabe y otras lenguas. arb/mml/dpm