El elixir congrega a su alrededor a familia, amigos, colegas y hasta a desconocidos, y sirve muchas veces de justificación para reír, conspirar, intercambiar historias, cargar energías, mantener el ritmo entre los esfuerzos diarios o, simplemente, para sentir el efecto indeleble del placer.
Según las investigaciones, esta bebida, predilecta de periodistas, profesores, científicos y policías, puede prepararse en decenas de formas, pues cada país o región posee sus propios rituales y combinaciones entre lácteos, especias y licores, que evidencian un sello de identidad.
SIN HORA NI LUGAR
Independientemente de horarios y latitudes, la infusión integra la paleta de sabores de gastronomías locales, al punto de constituir el segundo líquido más ingerido en el planeta, solo por detrás del agua, y ubicarse en la misma posición dentro del comercio internacional, apenas antecedido por el petróleo.
En el escenario internacional goza de prestigio el café de Turquía, distinguido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, y cuyo proceso de elaboración: artesanal, es tan atractivo como su sabor u olor.
Francia es conocido por su café au lait; Italia encumbró el espresso; en Alemania se degusta con ron o helado, y Vietnam hace gala de su típico el Cà phê sữa đá (café frío), en tanto los británicos transitan una etapa de lucha de poderes entre el elixir negro y el tradicional té.
Etiopía, cuna de este grano, le tiene reservada una ceremonia sagrada, en la cual suelen tomarlo solo y con mucho azúcar, luego de hervir una taza para los ancestros y espíritus protectores; en Hong Kong goza de popularidad el Yuanyang (con té negro y leche condensada), y Senegal hace gala de su mezcla con pimienta y clavo.
En la región americana no se puede hablar de café sin mencionar a Colombia, reconocida por su tradición y las variedades de formas de prepararlo; en Canadá y Estados Unidos se conoce por su alto protagonismo en el andar cotidiano, así como Brasil, México, Honduras y Guatemala, entre los mayores productores y exportadores de la región y del mundo.
CORTADITO CULTURAL
Desde su descubrimiento el grano forma parte del acervo cultural de diferentes civilizaciones, las cuales –a lo largo de la historia– encumbraron los poderes de este elixir a través de la música, artes visuales, literatura, rituales tradicionales, gastronomía, entre otras manifestaciones.
Igualmente, dicha materia se ha transformado en un medio para crear auténticas obras maestras, mediante la técnica coffee painting (uso del pigmento del café o sus semillas para pintar, teñir, dibujar o escribir), devenida forma de expresión para artistas de todo el mundo.
En tal sentido, sobresalen la chipriota Maria A. Aristidou, con una obra centrada en la cultura pop; los estadounidenses Angel Sarkela-Saur, Andy Saur y Karen Eland; la española Nuria Salcedo; la italiana Martina Lupi; el cubano Rafael Sánchez y el puertorriqueño Francisco Rivera Rosa, quien registró esta tendencia en 1996 como artfe.
Capaz de acaparar lealtades, como lo afirmó el dramaturgo francés Georges Courteline al decir: “se cambia más fácilmente de religión que de café”, el licor negro robó la atención también del poeta nicaragüense Rubén Darío, quien evocó su posibilidad de esconder “tantos problemas y tantos poemas como una botella de tinta”.
Bautizado en el siglo XVII por el papa Clemente VIII para eliminar los estigmas difundidos por sacerdotes católicos al calificarlo como “amarga invención de Satanás”, el café inspiró a relevantes figuras de la escena sonora.
Así llegan hasta nuestros días temas inolvidables como Cup of coffee, de Johnny Cash, seguido por One cup of coffee (Bob Marley) y One more cup of coffee (Bob Dylan).
Destacan igualmente The coffee song, de Frank Sinatra; Coffee time (Natalie Cole), Moliendo café (Hugo Blanco), Two beds and a coffee machine (banda Savage Garden); Ojalá que llueva café (Juan Luis Guerra), Café (Armando Manzanero), y ¡Ay! Mamá Inés (Eliseo Grenet), entre muchísimas otras.
TAZA MÍSTICA
Con una fecha marcada en el calendario para celebrarlo (1 de octubre), el café posee una rica historia ligada al mundo esotérico y las predicciones del futuro, mediante la práctica conocida como lectura de los posos; técnica que invita a la revisión interior, analizar el pasado y vaticinar cuestiones del destino.
Originaria de Persia y Arabia, la cafeomancia quedó registrada por primera vez en el siglo XVII, por el florentino Tomás Tamponelli, quien publicó un manual sobre el proceso adecuado para desarrollar esta práctica, arraigada en la cultura de Armenia durante generaciones.
Gran parte de su atractivo radica en lo sorprendente de encontrar en una acción cotidiana un canal que, según afirman, revela ciertos aspectos de la vida, para lo cual se vale de una dosis adecuada de café turco sin colar y tazas de color blanco.
Las revelaciones pueden asociarse al amor, dinero, trabajo y salud, en dependencia de las imágenes formadas, su posición dentro del plato o pañuelo, y la interpretación de cada persona, por lo que los practicantes recomiendan guiarse por las primeras impresiones.
Asociado a deidades, seres mitológicos o incluso a Satanás, el grano encontró espacio en la mitología griega representado por la diosa Bistrea, en tanto la versión de la cultura musulmana alude a la intervención del Arcángel Gabriel, que salvó al profeta Mahoma con su elixir.
AMARGO PERO DULCE
En los últimos años, diversos investigadores se han adentrado en la dicotomía existente entre los beneficios y perjuicios del grano, cuyos estudios destacan el componente energizante de la cafeína, así como su carácter adictivo, siempre en altas dosis y consumo prolongado.
En 2013, el diario británico The Guardian señaló que tomar más de 28 tazas de café a la semana (cuatro por día), para las personas menores de 55 años, podría aumentar el riesgo de mortalidad por cualquier causa.
Empero, otros sondeos destacan los efectos favorables en el desarrollo del rendimiento cognitivo, reducción de la presión arterial y la resistencia a la insulina, además de su potencial para regular el peso corporal y disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hepáticas y neurológicas, así como diabetes mellitus tipo 2 y cáncer.
Por demás, expertos en cosmética atribuyen a esta sustancia propiedades para potenciar la regeneración celular, por lo cual es ampliamente utilizada en la preparación de mascarillas capilares, cremas aclaradoras de manchas, exfoliantes, entre otros productos.
Ante este panorama contradictorio, los especialistas recomiendan dosis bajas de cafeína para evitar caer en espirales de ansiedad, irritabilidad e incapacidad para relajarse o dormir.
Sin embargo, pocos piensan en pros y contras mientras cada sorbo advierte el final de un proceso que inició con un grano tostado, la fuerza del agua hirviendo, el aroma en la atmósfera y la necesaria pausa para degustar una taza de café.
/lbl