Por Elizabeth Borrego
Corresponsal jefe en la ONU
A propósito del tercer aniversario del gobierno del Talibàn, la Organización de Naciones Unidas (ONU) puso nuevamente sobre la mesa sus preocupaciones, en aras de avanzar hacia un diálogo.
Aunque el foro político reconoce avances como la disminución del cultivo y producción de drogas, el país asiático es actualmente el único del mundo donde la educación secundaria y superior está prohibida para las mujeres y niñas mayores de 12 años.
De acuerdo con ONU Mujeres, otras medidas del gobierno talibán despojan a las féminas de sus derechos fundamentales y “destripan su autonomía”.
Tras innumerables decretos, directivas y declaraciones, las decisiones de las afganas se redujeron drásticamente: si antes podían aspirar a la presidencia, ahora tienen prohibiciones para ir al mercado, según esa agencia.
Por su parte, el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) estima que al menos 1,4 millones de niñas se han visto privadas del acceso a la educación secundaria.
En el país viven casi 2,5 millones de niñas sin derecho a estudiar, lo que representa el 80 por ciento de las afganas en edad escolar.
Las entidades humanitarias coinciden en la necesidad de reforzar la ayuda a los civiles, impactados por niveles de pobreza en aumento y el azote de fenómenos extremos.
Tras dos décadas de ocupación norteamericana, en 2021 los talibanes tomaron el poder en un país agobiado por la guerra, crisis inducidas por el clima, catàstrofes recurrentes, pobreza arraigada y barreras a la participación femenina en la vida pública.
UNA AMENAZA A GENERACIONES FUTURAS
Para la titular de ONU Mujeres en el país, Alison Davidian, las políticas contra los derechos de las mujeres amenaza a generaciones futuras.
Ninguna mujer en Afganistán ocupa un puesto de liderazgo para influenciar en política, ni en el nivel nacional o provincial, lo que afecta otros ámbitos de la sociedad, denunciò la experta.
Otras cifras derivadas de encuestas confirman un panorama sombrío en el que el 98 por ciento de las consultadas declaró tener una influencia limitada o nula en la toma de decisiones en sus comunidades y el 68 por ciento consideró mala o muy mala su salud mental.
En general, la toma de decisiones en los hogares cayó casi el 60 por ciento durante el último año y cerca de ocho por ciento de las encuestadas afirmó conocer al menos a una mujer o niña que había intentado suicidarse.
Las proyecciones aseguran que 1,1 millones de afganas menores podrían quedarse sin escolarizar para 2026 y más de 100 mil no podrán cursar estudios universitarios, de acuerdo con la agencia de Naciones Unidas para los derechos de las mujeres.
Esto podría elevar la tasa de maternidad precoz hasta un 45 por ciento junto al aumento del riesgo de mortalidad materna de al menos el 50 por ciento.
“Lo que también está claro después de tres años es que las restricciones de los talibanes a los derechos de las mujeres y las niñas afectarán a las generaciones futuras”, remarcó Davidian.
Las denuncias coinciden con los tímidos intercambios de las Naciones Unidas con los talibanes en los que estas restricciones ocupan un reclamo permanente.
ONU Mujeres reconoce inmensos retos en ese camino y un punto de inflexión en el que “los horrores no han cesado, ni tampoco su convicción de oponerse a la opresión”.
A juicio de la titular de la agencia en el país, la actuación internacional será vital para conseguir una salida.
“No podemos dejar que las mujeres afganas luchen solas. Si lo hacemos, no tendremos fundamento moral para luchar por los derechos de las mujeres en ningún lugar”, dijo.
Su destino, agregó, determina el destino de las mujeres en todas partes.
EDUCACIÓN AMENAZADA
Junto a los derechos de mujeres y niños, la matrícula en las universidades de Afganistán también se redujo hasta la mitad desde 2021, lo que, de acuerdo con la Unesco, compromete una fuerza de trabajo necesaria para puestos de trabajo altamente cualificados.
Aunque la educación de las niñas todavía está permitida hasta los 12 años, el número de matriculadas en la educación primaria cayó drásticamente desde ese año.
Datos del Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura estiman que en el país asiàtico residìan 5,7 millones de niñas y niños en la escuela primaria en 2022, en comparación con 6,8 millones en 2019.
La disminución de la matrícula en la escuela primaria es consecuencia de la decisión de los talibanes de prohibir que las maestras enseñen a los niños, lo que ha agravado la escasez de docentes, aseguró también el organismo.
“También puede explicarse por la falta de incentivos de los padres para enviar a sus hijos a la escuela en un entorno socioeconómico cada vez más difícil”, dijo la Unesco.
La creciente tasa de abandono escolar eleva a la par los temores de un aumento del trabajo infantil y del matrimonio precoz.
SUPERAR LA GESTIÓN DE CRISIS
Pese a las dudas de la comunidad internacional, los talibanes presionan para su reconocimiento e integración al orden global, una propuesta sobre la mesa en los diálogos conducidos por Naciones Unidas en Doha, Qatar.
A pesar de los llamados a desestimar cualquier tipo de negociación, la ONU considera que el intercambio con los talibanes en la mesa es un primer paso para avanzar con quienes controlan el país asiático.
En su más reciente reunión, la representación del organismo apostó por un acercamiento paso a paso con las autoridades sin perder de vista el reclamo de mayores garantías para las mujeres.
Aunque en los diálogos no participaron representantes afganas o de la sociedad civil, estas centraron buena parte de las negociaciones.
Para la jefa de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, Roza Otunbayeva, esa tensa relación solo avanzará con suficiente voluntad tanto de los talibanes como de la comunidad internacional.
“Un acuerdo de los interesados solo ocurrirá si hay una gran flexibilidad entre las partes y una voluntad política más clara para ir más allá de la gestión de las crisis”, afirmó.
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