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martes 3 de septiembre de 2024
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Nicaragua y la Revolución que empoderó al pueblo (+Foto)

Managua (Prensa Latina) El 19 de julio de 1979 triunfó en Nicaragua la Revolución del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), atrás quedó casi medio siglo de destrozos provocados por el régimen somocista.

Por Yosbel Bullaín

Corresponsal jefe en Nicaragua

Cuentan que el pueblo llenó las calles de alegría tras la salida del país de Anastasio Somoza Debayle, el tercero y último de una dictadura militar que robó y asesinó a más de 50 mil nicaragüenses, 35 mil de ellos de 1978 a 1979.

“El 17 de julio de 1979 Somoza se fue, pero no con el fin de desmontar todo, sino de buscar un mecanismo de relevo, pero ya era imposible”, explicó a Prensa Latina el escritor Francisco Bautista.

Los días siguientes fueron como “haber tocado el cielo con las manos”, expresó en una ocasión uno de los fundadores del FSLN, el comandante Tomás Borge (1930-2012).

Se trataba de la última Revolución armada en América Latina y el Caribe después de la mexicana (1910) y la cubana (1959), cuyo principal objetivo era empoderar al pueblo y erradicar la pobreza.

Con el triunfo revolucionario, comentó Bautista, la historia de Nicaragua cambió de manera radical, pues la mesa se limpió, es decir, terminó con la dictadura somocista que estuvo durante 45 años bajo la tutela de los Estados Unidos, con la Guardia Nacional y la oligarquía libero-conservadora amparada en sus beneficios históricos alrededor de ese poderío.

“Es importante entender que esta Revolución es la última del siglo XX, pero es particular, porque significó derrotar la dictadura somocista y sustituir todas las instituciones”, comentó el también fundador de la Policía Nacional.

A decir de Bautista, al día siguiente de la victoria en Nicaragua no había una sola institución vigente, ni Corte de Justicia, Tribunal Electoral, Congreso de la República…, lo que había era un poder popular asumiendo el control e iniciando una nueva estructura institucional.

“Pero eso no ocurrió por la voluntad de una persona, sino porque se fueron sumando voluntades, desde la bandera antimperialista, nacionalista y de dignidad de Augusto C. Sandino, hasta todos los legados de lucha que se vinieron acumulando”, resaltó.

Recordó la guerrilla del Chaparral en junio de 1959 desde donde se lanzó una primera acción militar contra la dictadura somocista, organizada por un grupo de revolucionarios entre los que se encontraba Carlos Fonseca Amador.

“Se puede decir que ese fue el embrión del FSLN, ese fue el embrión de ese proceso que continuó en 1961 retomando la bandera de Sandino por la soberanía y la dignidad nacional”, argumentó.

LEGADO SANDINISTA

Según historiadores, el legado antimperialista y de liberación nacional de Sandino fue esencial para derrocar años después la dictadura somocista.

De acuerdo con Bautista, el líder nicaraguense era el único obstáculo contra la formación de una dictadura y una Guardia Nacional y el único capaz de enfrentar y derrotar la invasión norteamericana, razón por la cual lo asesinaron.

“Ellos se sentían como que habían apagado para siempre la luz de Sandino con su asesinato en febrero de 1934, y con la masacre que organizaron en los bastiones sociales en varias partes del país”,

Al respecto, señaló que esa luz nunca se apagó y Carlos Fonseca tuvo la habilidad de interpretarla con la fundación en 1961 del FSLN bajo las banderas antimperialistas y nacionalistas por la independencia y la soberanía nacional.

“Entendió el mensaje de Sandino, respaldado por una práctica consecuente de lucha sin traición y sin rendirse y ser vencidos”, explicó.

Tras la victoria de julio de 1979 vinieron días complejos, pero se mantuvo la capacidad del pueblo de construir su propio destino. Comenzaba entonces una de las partes más difíciles de ese proceso: rescatar a Nicaragua del olvido.

RESCATAR LA NACIÓN

Bajo ese principio, arrancó la cruzada nacional de alfabetización en el país más extenso de Centroamérica, con la cual se redujo el nivel de analfabetismo de 50 a 12 por ciento.

Garantizar salud y educación al pueblo, rescatar a miles de familias de la más absoluta pobreza, reparto de tierras a los campesinos, recuperar la cultura, la memoria y la identidad, también formaba parte del proyecto sandinista.

Tras una pausa de 16 años de gobiernos neoliberales, el Ejecutivo liderado por el presidente Daniel Ortega retornó al poder en 2007 y siguió cultivando los logros socioeconómicos antes iniciados con inversiones enfocadas en sectores clave como salud, educación, energìa, agua potable y construcción de carreteras, entre otros.

En los últimos 17 años, el programa sanitario implementado fortaleció el sistema de salud gratuito del país, considerado el de mayor red hospitalaria de la región centroamericana.

Otro dato de interés incluye la reducción de la mortalidad neonatal que va de 16 por cada mil nacidos vivos en 2006 a siete en 2023.

En ese período también sobresalen inversiones millonarias en el mejoramiento y construcción de escuelas, así como en la construcción de más hospitales y viales que unen la región del Pacífico con el Caribe.

Según las autoridades, el Gobierno del FSLN es el que más ha invertido en infraestructura productiva y ahora el país cuenta con más de cinco mil km de carreteras que conectan a todos los municipios y ayudan a movilizar la producción y las exportaciones.

Datos oficiales dan cuenta que, en lo que va de año, la economía experimentó un sólido crecimiento y durante el primer trimestre registró un incremento de 5,6 por ciento, mientras la tasa de desempleo se mantiene en 3,6.

En esa línea, Bautista comentó que, pese a los obstáculos impuestos al país por potencias externas como Estados Unidos, además de la manipulación mediática, las descalificaciones e intentos de golpes de Estado, el proceso político nicaragüense avanza, porque está cimentado en la conciencia social.

“¿Qué es lo que quiere el pueblo?, en primer lugar, respeto por la soberanía, la independencia y autodeterminación, queremos seguir viviendo en un país seguro y preservar la paz”, acotó.

Afirmó que Nicaragua no está dispuesta a ser esclava de nadie, ni obedecer dictados externos, pues su pueblo quiere continuar construyendo su propia sociedad con libertad, solidaridad y equidad.

El más reciente estudio de opinión pública de la encuestadora M&R Consultores arrojó que el 82,4 por ciento de los nicaragüenses aprueba la gestión del Gobierno encabezado por el presidente Ortega y la vicemandataria Rosario Murillo.

“La Revolución Sandinista es una realidad histórica, y no se puede obviar que aquí hubo un proceso de cambios que empoderó al pueblo”, subrayó Bautista.

arc/yb

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