Por Yosbel Bullaín
Corresponsal jefe en Nicaragua
Las campañas mediáticas y fake news (noticias falsas) formaron parte del plan para desestabilizar la nación que, antes de la intentona golpista, mostraba resultados económicos y sociales sobresalientes a nivel regional.
“Para esa época, desde el primer día (18 de abril de 2018) yo empecé a desmentir lo que decían desde mi Facebook, ahí estaba que ardía Troya, fue un impulso de amor a mi Revolución”, recordó a Prensa Latina Tania Rodríguez, una joven que junto a grupos sandinistas dio la batalla contra el golpe en redes sociales.
Según cuenta Rodríguez, muchos nicaragüenses se volcaron en esa plataforma queriendo desmentir, pero también liberar toda esa amalgama de sentimientos que sentían dentro.
“Era pelear contra robots, contra seres llenos de odio, contra confundidos, en fin, las redes eran y son nuestra trinchera”, manifestó la joven, al tiempo que señaló que desde ese momento saltaron las “ratas” que un día dijeron ser sandinistas, pero muchos más que ellos se quedaron y siguieron la lucha.
“Una prima me decía, Tania ábrete un Twitter (X), yo me decía, eso es para chigüines (niños), pero con los días y con la crudeza de esa avalancha internacional contra Nicaragua y su pueblo, me trasladé también a esa red, ahí la batalla era más dura”.
“Me dije y qué nombre me pongo, pues si me llamo Tania y soy sandinista, seré Tania Sandinista. Éramos miles dando todo con amor. Yo no dormía y me preguntaban, a qué hora te desconectas, pero no podía. Mi mente y mi corazón no me lo permitían”, comentó.
Añadió que había varios grupos trabajando en las redes, entre ellos, “Plomo 19”, “Unidos en victoria”, “Firmes por la Paz”, “Tropa y “La Red”, y medios digitales como “Revolución”.
“Aprendí que nada de lo que me dijeran en redes me debía afectar, cosas feas, terribles, pero de todas una no se me olvida, un hombre me contestó una publicación en Twitter describiendo todo lo que me harían si me agarraban”.
“Una violación por varios hombres, pero esta incluía introducirme objetos y cortar los pechos, esas prácticas que solo la Guardia somocista hacía a los guerrilleros. Eso me marcó, porque yo conocía de esas historias por mi abuela”, describió.
Ahí reafirmé -acotó Rodríguez- que era el fascismo en todo su esplendor, cuyo guion ya lo habían utilizado en Venezuela con las guarimbas, y quisieron implementarlo en Nicaragua, pero no les funcionó; y después de siete años siguen llorando por no haber podido doblar el brazo del sandinismo.
“En ese 2018, todo fue explosión, todos íbamos e intentábamos defender nuestra paz, no estábamos organizados al principio (en las redes), pero qué bonito fue saber que después éramos miles, que no estábamos solos”, subrayó.
A decir de la joven sandinista, si bien en algún momento sintieron temor por lo que sucedía, más que miedo tenían fuerza y amor por la revolución, por lo cual no se detenían en la lucha.
“Fue una prueba para todos, te quedas a defender lo nuestro o saltas, algunos se fueron, pero gracias a Dios, nos quedamos los que debíamos. Y algo importante a resaltar, es esa fuerza de la militancia histórica que no lo pensó dos veces, ahí firmes y al llamado para cumplir junto a la juventud sandinista”, expresó.
DÍAS DIFÍCILES
Para Tania, hablar de los días difíciles de la intentona golpista que inició en abril, se extendió por casi tres meses y dejó casi 200 muertos, entre ellos, 22 de la Policía Nacional, va más allá de los ataques físicos y terroristas que a diario circulaban en las redes.
“Todo eso que fue real -los sandinistas, solo por serlo, se convertían en blanco en las calles para ser vilipendiados-, se quedó corto ante el sentimiento de impotencia, de querer decir mucho, de querer gritar y defender lo que nos querían arrebatar”, enfatizó.
Recordó que los golpistas no eran ciudadanos nicaragüenses en las calles, sino vagos pandilleros pagados para robar, pegar, violar y hasta quemar a la gente viva.
“Comandados por cuatro locos, con ansias de poder y financiados ya sabemos por quién (Estados Unidos), ese sentimiento nos desgarraba el alma”, señaló.
De acuerdo con Rodríguez, cada sandinista tiene su propia historia de esos días, y recordó que a muchos los circulaban en las redes para que fueran atacados por los imperialistas.
“Casi ningún sandinista se escapó de las noticias falsas, además, todas las mentiras que circulaban en las redes sociales alimentaban el odio hacia nosotros. Fueron días duros”, manifestó.
EL COMPROMISO
Permanecer día y noche en redes nunca fue impuesto ni obligado, mucho menos pagado como están acostumbrados los vasallos que reciben dinero por hacer algo; fue un compromiso no solo mío, sino de todos los sandinistas, argumentó la entrevistada, quien debe la formación revolucionaria a su abuela octogenaria.
“Nosotros teníamos amor y lo seguimos teniendo, amor a defender nuestra causa, que es la causa de nuestra Revolución, ese compromiso jamás tuvo que ver ni con dinero ni con cuestiones laborales, sino con la mística revolucionaria”.
Esa mística es lo mejor que nos define a los sandinistas, pero principalmente es lo que nos mantiene en pie para seguir defendiendo este gran proyecto, dijo Tania, quien además de gustarle la comunicación, disfruta las artes plásticas en sus tiempos libres.
“Esta es una Revolución del pueblo, con un gobierno que es pueblo. A diario vemos a los niños ir a clases en paz, los parques lindos construidos, los hospitales, las carreteras, los proyectos de vivienda, las universidades, todo es para el pueblo. “Eso me hace defender a diario mi Gobierno y publicar todos los días las obras que realiza; es la mejor forma de defenderlo, no necesitamos decir mucho, solo basta con ver lo que se hace por nosotros.
“Pero les puedo asegurar que hay un montón de sandinistas que al igual que yo, defendieron y defienden en las redes su patria, o sea, no es solo la Tania Sandinista, somos miles aportando en lo que podamos”, aseveró.
A siete años de aquellos hechos violentos, Nicaragua avanza en paz y con resultados concretos en la mayoría de los sectores económicos y sociales del país, siendo un ejemplo para las naciones de la región.
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