Por Lianet Arias Sosa
Corresponsal jefa en México
Un estudio difundido este 31 de enero revela los perjuicios en aquel territorio de aplicar un impuesto del 25 por ciento a las mercancías provenientes de éste y arroja luz sobre por qué, a juicio del secretario de Economía Marcelo Ebrard, se trata de “un error estratégico” por parte de Washington.
“Conviene tenerlo claro, el principal impacto: millones de familias en Estados Unidos tendrán que pagar 25 por ciento más”, advirtió el titular un día antes de la fecha prevista por el mandatario estadounidense, Donald Trump, para imponer tales tarifas.
Al referir que México es el principal proveedor de automóviles y autopartes en Estados Unidos, el funcionario precisó que los aranceles afectarían a 12 millones de familias, las cuales pagarían un monto adicional de 10 mil 427 millones de dólares, “causando fuertes presiones inflacionarias”.
Este país resulta también el quinto proveedor de computadoras de su vecino, y el impuesto anunciado afectaría a 40 millones de familias allá, que verían un aumento de siete mil 104 millones de dólares de sus compras.
Además, el territorio latinoamericano constituye el segundo exportador mundial de pantallas y el primer abastecedor en Estados Unidos, por lo cual la decisión afectaría a 32 millones de familias que tendrían que pagar dos mil 397 millones de dólares más.
Uno de cada tres refrigeradores adquiridos en el país norteño proviene de México, añadió Ebrard, al señalar que cinco millones de familias estadounidenses estarían afectadas por esta medida, lo que representaría un desembolso adicional de 817 millones de dólares para ellas.
En sus conclusiones, el funcionario mencionó que los consumidores de la vecina nación enfrentarían un alza de precios en supermercados (frutas, verduras, carne, cerveza); autos y camionetas (impacto en concesionarios y refacciones); productos electrónicos y electrodomésticos, y equipo médico.
Auguró, asimismo, un impacto mayor en estados fronterizos como California, Texas, Florida y Arizona.
Recientemente, el diario La Jornada resumía la discordancia en el actuar de Trump: “Es notorio el antagonismo entre sus propósitos declarados de imponer aranceles a todo producto importado por Estados Unidos y a la vez disminuir la inflación y el costo de la vida para los ciudadanos”.
PRETEXTOS Y CONTRADICCIONES
Trump ha insistido en que aplicará aranceles a los productos procedentes de Canadá y México a partir del 1 de febrero, bajo el pretexto de que están permitiendo la entrada a territorio nacional de “cantidades masivas de personas y fentanilo”.
Sin embargo, datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos desmienten las afirmaciones del gobernante en torno a la supuesta “invasión” de indocumentados por la frontera sur.
De acuerdo con esa instancia, el 18 de diciembre de 2023 se registraron 12 mil 498 encuentros de personas en situación migratoria irregular, el máximo histórico, mientras el 18 de enero de este año el total descendió a dos mil 803, una disminución del 78 por ciento en esos cruces ilegales.
Por otra parte, resultan elocuentes -a juicio de expertos- algunos de los más recientes resultados de México en materia de seguridad, entre estos un decomiso histórico de fentanilo, ocurrido a principios de diciembre y ascendente a más de una tonelada de pastillas.
Del 1 de octubre del año pasado, inicio del actual gobierno, hasta el 26 de enero último, las autoridades aprehendieron a 10 mil 148 personas por delitos de alto impacto y decomisaron más de 90 toneladas de droga, incluidos mil 252 kilogramos y 738 mil 970 pastillas de fentanilo.
Mientras Washington atribuye a otras naciones la crisis de ese opioide sintético en su territorio -donde esta droga causa alrededor de 100 mil muertes al año- ignora a juicio de expertos su responsabilidad, así como abordar la atención a las causas internas del fenómeno.
A estos dos asuntos (migración y fentanilo), como justificaciones para aplicar los aranceles, Trump ha agregado lo que él denomina el “déficit comercial” con México y Canadá, sus socios en el Tratado de América del Norte, considerado un acuerdo beneficioso para las tres partes.
“En realidad –desde nuestra perspectiva y lo hemos manifestado así-, no se puede ver como un ‘déficit comercial’; primero, porque muchas de las empresas que exportan de México a Estados Unidos son de capital estadounidense”, aclaró la presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
CON CABEZA FRÍA
En un escenario de incertidumbre y de políticas estadounidenses signadas por la contradicción, Sheinbaum ratificó este viernes la defensa del respeto a la soberanía y un diálogo como iguales, sin subordinación, con Estados Unidos, al tiempo que reiteró la existencia de planes en caso de aranceles.
Siempre vamos a defender la dignidad de nuestro pueblo, el respeto a nuestra soberanía y “un diálogo como iguales, como siempre lo hemos mencionado, sin subordinación”, aseveró.
Durante su conferencia de prensa matutina, la dignataria mencionó la permanencia de una mesa de conversaciones bilateral.
Mantendremos “el diálogo. Es fundamental en la relación entre México y el gobierno de Estados Unidos (…) y tenemos plan A, plan B, plan C, para lo que decida el gobierno de Estados Unidos”, enfatizó la dignataria de México, el principal socio comercial de su vecino del Norte.
“Vamos a esperar, como siempre he dicho -agregó-, con la cabeza fría, tomando las decisiones. Estamos preparados”.
arb/las